sábado, 25 de febrero de 2017

Letra 509, 26 de febrero de 2017

VITTORIA COLONNA (1492-1547)

Resultado de imagen para vittoria colonnaAuténtica mujer del Renacimiento: poeta laureada y fina prosista, cantaba magníficamente y tocaba el laúd. En la casa de la duquesa de Facavilla, Constanza de Ávalos, hermana de su esposo y en la isla de Ischia, se casará con 17 años, el 27 de diciembre de 1509, llegando a ser felices en los primeros años, a pesar de ser un matrimonio concertado. En 1512, Fernando, su esposo, cayó prisionero en la batalla de Rávena, siendo posteriormente liberado y nombrado capitán general de Carlos V. Poco tiempo después, en 1525, murió a causa de las heridas recibidas en la batalla de Pavía. La noticia afectó profundamente a Vittoria y decidió retirarse y pasar sus días en la Isla de Ischia y después en Nápoles. Su obra literaria se ocupó de temas religiosos y espirituales (Pianto sulla passione di Cristo, Orazione sull’Ave Maria) de manera controvertida, por lo que fue investigada por la Inquisición. Formó parte, junto con Juan de Valdés, Bernardino Ochino y Pietro Carnesecchi de un círculo filo-protestante organizado por el primero. Gran amiga de Miguel Ángel Buonarroti, influyó mucho sobre él, al grado de que éste le dedicó varias obras, señaladamente una Crucifixión para sus oraciones privadas (1540).
De su obra hay que destacar las Rime spirituali en las que sus sentimientos y energías morales, su coherencia interior se hace versos de perfección estilística a manera de Petrarca y Bembo. A veces se preocupa tanto de la forma de sus versos que da la impresión que sobresale la razón sobre el sentimiento. En las Rime trata la muerte del marido, a quien ella recubre de una luz casi divina. La segunda parte de las Rime, nos descubre su fe, sus ideales y pasión. No faltan sutilezas teológicas y el interés por la Reforma protestante, que está personificado en la figura de Juan de Valdés y también en la de Ochino. “Un ejemplo lo encontramos cuando invoca desde el Cielo un remedio a la corrupción de la Iglesia porque, si ésta se difunde, la fe sincera corre el peligro de desaparecer. Una elevada tensión espiritual caracteriza la sección amorosa del Canzoniere en el deseo de reunirse con el marido que coincide, en la parte espiritual, con el deseo del alma de aislarse del mundo refugiándose en Dios.” (I. Rubín Vázquez de Parga, 2005)
La simpatía que sentía por los ambientes protestantes, era muy parecida a los ideales de las órdenes espirituales de los franciscanos, siendo reflejado ese pensamiento revolucionario y espiritual, en toda la producción literaria. Seguirá manteniendo en Roma conversaciones con los reformadores y con un pariente suyo, Bartolomeo Spadáfora, acusado por la Inquisición en 1547 por su relación con Valdés. Moriría antes de que comenzasen las persecuciones contra estos reformadores espirituales. Pasará a la historia esta mujer como pensadora y personaje de primer orden, como la más grande mujer del Renacimiento italiano.
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LA ORACIÓN EN LA LITURGIA REFORMADA

Pero como tenemos aquel espíritu de fe del que dice la Escritura: “Creí y por eso hablé”, también nosotros creemos y, en consecuencia, hablamos.
II Corintios 4.13, LPH

Algunas consideraciones
1. Dios dota al ser humano de lenguaje, de razón, de sentimientos, de emociones, de afectos y de capacidad para confiar. Esta última le permite comunicarse con su prójimo, con los animales y con los elementos de la naturaleza. La expresión más sublime de comunicación la expresa en su relación con Dios por medio de la oración.

2. La oración, según Barth, no sólo se refiere al acto en sí sino al estado permanente de búsqueda, de indagación, de requerimiento: se refiere a la búsqueda de la presencia de Dios en su Palabra, a la petición por la asistencia divina.

3. La oración crea un grado de sensibilidad tan agudo que “entrena” al cristiano para discernir la voluntad de Dios y para percibir su guía. La oración es una mediación a través de la cual, juntamente, con las Sagradas Escrituras, se fortalecen los lazos de amistad con el Trino Dios.
Fernando A. Mosquera, La oración: teología y práctica. Terrassa, CLIE, 2010

¿Quién ora cuando oramos?
La presencia del Espíritu, que suscita el culto, acude a la mente y los labios humanos para conducir su plegaria. El Espíritu introduce la mente de Jesús en cada orante, para encaminar su oración en el sentido de la voluntad divina. “Tener la mente de Cristo es algo que el Espíritu siempre dirige. Pero la oración no deja nunca de ser una palabra humana, pronunciada por alguien que es, al mismo tiempo, justo y pecador (M. Lutero).

¿Qué sucede en el culto cuando oramos?
1. Lo ofrecemos y alabamos.
2. Confesamos, en el doble sentido. Los pecados y afirmamos la fe.
3. Intercedemos y rogamos por el bien de los demás.
4. Se expresa la acción de gracias.
5. Ofrendamos la vida.
6. Bendecimos, es decir, apelamos a la promesa divina para ir en paz y esperanza.

Orientación reformada para la oración litúrgica
Cuanto más serio y sagrado es el ejercicio de la oración, tanto más queda ennoblecida la palabra. La experiencia de quienes oran de verdad es que las palabras necesarias para orar se han de conquistar por medio de un esfuerzo creciente. Cuando se ora seriamente y con regularidad, la oración cada vez se dificulta más.
Se habla a Dios con un lenguaje cada vez más depurado, más cuidado, en el que cada palabra va adquiriendo cada vez más peso. Pues se trata de decir, siempre de nuevo y en circunstancias siempre nuevas, que se pertenece a Dios, que se está desposeído en sí mismo, y que se le entrega uno en sacrificio, en cuerpo y alma, para el tiempo y para toda la eternidad.
H. Asmussen

La intercesión impide que se desespere del mundo y de los hombres y enseña a encontrarlos en la libertad e intrepidez cristianas.
Jean Jacques von Allmen, El culto cristiano

En la familia del Padre, los hijos tienen derecho a tomar la palabra. Dios autoriza a sus hijos a hablarle de sus asuntos por medio de la oración. Este permiso es la forma por la que Dios hace participar a sus hijos, desde ahora, en el señorío de su unigénito. Por tener el derecho a orar y por ejercerlo se manifiesta que la iglesia es el pueblo real de Dios.
P. Brunner

Epíclesis, la llamada al Espíritu Santo: la iglesia confiesa que nunca dispone de Dios, y así se declara sierva del Señor; además, por el hecho de que pide a Dios que escuche y atienda los actos del culto.

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La oración de confesión, bajo la influencia de Calvino, se colocó en el umbral del culto para sustituir la confesión auricular y para que se sometieran a la penitencia indispensable los fieles que no tenían necesidad de intervención especial de la disciplina eclesiástica.

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El culto no puede celebrarse sin demanda y concesión del perdón. El perdón del bautismo no es suficiente mientras vivimos en este mundo; debe confirmarse siempre de nuevo con una respuesta a un arrepentimiento siempre renovado.
Jean Jacques von Allmen
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MADRES DE LA BIBLIA. 20 RETRATOS PARA NUESTRO TIEMPO (II)
Margot Kässmann

Así comencé a seguir el rastro de las Madres de la Biblia. Me maravilló lo mucho que había en ella por descubrir, a pesar de que yo creía conocer la mayoría de estas historias. Finalmente, comprendí que tenía que poner fronteras a mi búsqueda, y escogí las veinte figuras femeninas que me parecieron más representativas y que presento en el libro por orden alfabético. Se ha formado así una serie de lo más variopinta. Sin embargo, hay más figuras maternas sobre las que habría valido la pena reflexionar más a fondo: ¿no podríamos haber presentado a Lidia, la comerciante en púrpura sobre la que nos hablan los Hechos de los Apóstoles (16,14ss), como una madre trabajadora? No se nos habla explícitamente de sus hijos, pero se cuenta cómo ella se hizo bautizar con “toda su familia”. Así que, probablemente, también había hijos de por medio...
Y me hubiese encantado dedicar un capítulo a las comadronas de la Biblia. Ellas representan el cuidado que con amor de madre ofrece una mujer a la madre en el momento de dar a luz. En las primeras versiones alemanas de la Biblia, las parteras reciben también el nombre de Wehmütter (Génesis 38,28: literalmente, «madres del dolor»). ¡Un término precioso! Las parteras están al lado de las mujeres al convertirse en madres, están con ellas en su «hora más difícil», las acompañan en el dolor que acarrea todo nacimiento. Son osadas, como Séfora y Fuá (Éxodo 1.15). Son ingeniosas, por ejemplo, cuando, mucho antes de que se inventasen los aparatos de ultrasonido, fueron capaces de pronosticar que nacerían mellizos en un parto, y cuando al primer bebé que sacó la mano desde el seno materno le ataron una cinta roja a la muñeca (Génesis 38.28). Porque para el derecho de sucesión resultaba crucial saber cuál de los mellizos era el primogénito. Mientras trabajaba en este libro, las parteras de la Biblia no han cesado de llamar mi atención. Las madres ponían en ellas su confianza. Y, a su vez, ellas eran depositarias de una profunda sabiduría tradicional que les decía cómo debían actuar en el momento del parto y cómo había que proteger la vida del recién nacido.
Habría otras historias que sin duda interesarían a los lectores actuales. Por ejemplo, la historia de Jefté, el hijo que Galaad tuvo con «una prostituta» y que sin duda creció con los otros hijos que el mismo Galaad había tenido con su legítima esposa (Jueces 11,1). ¡Menuda constelación! ¡Y todavía habrá quien diga que las familias que reúnen hijos procedentes de distintas relaciones sentimentales son un fenómeno de nuestros días!
Soy consciente de haberme movido en ocasiones con mucha libertad entre los textos antiguos y la situación actual. El presente libro no pretende constituir una presentación científica. Para mí la prioridad es devolver a la vida las historias bíblicas, en las que descubrimos puntos de encuentro con nosotros mismos y con nuestra situación. Porque esto es justamente lo que distingue a la Biblia: cuenta historias, recoge relatos de los orígenes sobre personajes cuyas vidas y creencias siguen conmoviendo a la humanidad hasta el día de hoy. Esto vale también para las experiencias de las madres. ¡No son siempre historias consoladoras, amistosas, que ayuden a uno desde el primer momento! Tal vez eso irrite a algunos. A mí me ha ayudado a comprender la Biblia el hecho de que esta no pinte siempre un mundo perfecto, sino que es consciente de la dimensión humana del hombre, con todas sus posibilidades y flaquezas. Se trata de una imagen humana realista. Y del convencimiento de fe de que en nuestro propio fracaso podemos confiar en Dios.
Se preguntarán algunos si no he ido demasiado lejos al establecer determinadas asociaciones. ¿Fue realmente violada Betsabé? En realidad, ¿qué es lo que le sucede a una mujer que es «conducida» ante un poderoso, el rey del país, simplemente porque a este le ha parecido atractiva al verla bañándose? ¿Realmente se puede calificar a Ana de madre desnaturalizada?

Actividades

TODOS ESTÁN INVITADOS AL TALLER LITÚRGICO DE HOY A LAS 17.30 HRS. TEMA: LA ORACIÓN EN LA LITURGIA REFORMADA

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 28 de febrero, 19 hrs.
Modera: D.I. Laura Cabrera B.

Llamamiento: Salmo 31.1-9
Oración de ofrecimiento
Himno: “Cristo está conmigo” (330)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Jeremías 32.1-15
Tema: Jeremías compra un terreno
Himno: “Seguridad me dio Jesús” (282)
Ofertorio
Bendición pastoral


UN PORVENIR VENTUROSO
José María Ábrego de Lacy

El "principio general" predicado por Jeremías (Jr 27-28) se va a aplicar ahora en Jr 32-34 a los judíos que todavía residen en Jerusalén, porque no fueron deportados el año 597 a. C. Ha pasado el tiempo (seis años; véase Jr 27,1; 28,1) y los judíos siguen debatiéndose entre la resistencia y la sumisión. Para la primera Se basan en las promesas tradicionales. En favor de la segunda Jeremías argumenta que significa aceptar el castigo por el pecado y que es el único modo de conservar la tierra y la capital. Es, pues, un anuncio paradójico de la salvación. No aceptarlo así significará el desastre total. El incidente final (Jr 34.8-22) pone de relieve el tema de la libertad y las consecuencias de la desobediencia. Jr 32.1-44 se centra en el rescate de un campo familiar. Jeremías está en la cárcel por anunciar la venida victoriosa de Nabucodonosor y la inutilidad de la resistencia contra él (Jr 32.1-5). Su mensaje es claro: aunque la ciudad esté sitiada, todavía se comprarán campos y viñas en esta tierra (Jr 32.15). El complejo sistema notarial da fe de la autenticidad de su postura (Jr 32,6-15). Es un acto profético de indudable sentido esperanzador, aunque a primera vista resulta absurdo. Esta actitud no está exenta de lucha interna. El profeta, para seguir confiando en la palabra del Señor, tiene que remontarse en su oración a los fundamentos de la fe, a los prodigios del éxodo y de la liberación inicial (Jr 32,16-25).
La respuesta de Dios consta de dos partes: la primera (Jr 32.26-35) motiva el castigo en el pecado de Jerusalén y Judá; la segunda (Jr 32.36-44) anuncia la salvación, incluso tras la destrucción. La salvación se dibuja con las siguientes pinceladas: regreso, alianza, dones de la tierra. Sigue el esquema del éxodo. El derecho y la obligación del "rescate" de campos están regulados en la Ley (Lv 25.25, 47-55). La legislación trata de evitar que los campos escapen del ámbito de la familia. Dicha institución se fundamenta en la solidaridad del parentesco (Rut 3-4). Su significado profético es más amplio. Los judíos poseen la herencia de la tierra.

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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

5 – Santa Cena / Reunión de Consistorio
12 – 3ª sesión de capacitación y actualización

20 – Excursión

El amor de Dios transforma todas las cosas, L. Cervantes-O.



26 de febrero de 2017

¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia?
Romanos 8.35, Nueva Versión Internacional

El amor es el ser mismo de Dios
Dentro de las grandes afirmaciones que brotan de la Biblia está la naturaleza amorosa de Dios. “Dios es libre y ama y crea por un acto de libertad y por un acto de amor. No le mueve un acto de necesidad, porque no pudiera hacer otra cosa, sino que le mueve la libertad y el amor”.[1] Y gracias a él se relaciona con su pueblo, con la humanidad, con la creación: “Con amor eterno te he amado” (Jeremías 31.3). Significativamente, la primera mención del amor de Dios en la Biblia es aquella en la que Abraham solicita piedad por Sodoma ante el anuncio de su destrucción inminente: “¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay?” (Génesis 18.23b-24). Sabemos bien el final de esa historia, pero el patriarca percibió muy bien que los sentimientos divinos bien podrían entrar en juego ante una decisión tan extrema.
Una sana interpretación del amor de Dios, que siempre está en cuestión al momento de las grandes definiciones humanas nos la ofrece la doctrina cristiana. “En el inicio de todo, cuando decimos: ‘Creo en un solo Dios creador’, estamos diciendo que en el inicio no hay un destino ciego, un azar, una necesidad… sino un acto de amor, de libertad; crea porque quiere compartir su amor, no porque no le quede más remedio”.[2] Dios sale de sí mismo, se manifiesta, se revela en la gracia, en la creación, en la revelación. En Cristo se da la máxima revelación, tanto de esa alienación de Dios, de ese anonadamiento en el amor, cuanto de la vuelta, retorno del ser humano hacia él. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos que Dios está totalmente enamorado de su creación: “La eternidad está enamorada de los frutos del tiempo” (William Blake). La veía como buena al brotar de sus manos (Génesis 1.10ss) y, por ende, quedó prendada de ella mientras el mundo y el cosmos existan. Desde su eternidad se ha ligado inevitablemente a la historia humana en la persona de Jesucristo.

El amor en las etapas de la salvación
“Y, por fin, en el Espíritu se incorpora toda la humanidad a la Iglesia, a ese dinamismo del amor que sale, se entrega totalmente, y porque lo da todo, lo recupera todo otra vez; es algo maravilloso”.[3] Romanos 8.29-30 da fe del itinerario amoroso de Dios, quien progresivamente se ha desvelado como un Creador totalmente comprometido con la redención completa de sus hijos/as mediante un proceso, el llamado “orden de la salvación” (conocer-predestinar-llamar-justificar-glorificar), en el que curiosamente no aparece mencionado el amor, aunque inmediatamente el apóstol Pablo se refiera a él en esa expresión que es toda una consigna de fe: “¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” (8.31). el amor divino se despliega, de desdobla en formas impensadas: denuncia del pecado, accesibilidad permanente, compañía constante. El amor de Dios es el acompañante silencioso de la totalidad de la historia humana, en medio de sus dilemas y contradicciones.
Dios no escatimó, no se guardó a su propio Hijo, agrega el texto (8.32). Por ello, podrá darnos todas las demás cosas, que se relativizan totalmente ante ese acto de entrega apasionada y desinteresada, in-con-di-cio-nal. La respuesta humana, no siempre positiva a ese amor tan abundante, no hace, por supuesto, del Señor un “Dios despechado” o rechazado. “Es la luz de la gracia —que ha podido, ha sobreabundado, sobre el pecado—, la luz del amor, la que desvela lo que en mí hay de desamor, no al revés”.[4] Dios busca que nos enamoremos de él, al igual que hizo con Jeremías, quiere seducirnos con la grandeza de lo que Él es, con ninguna otra cosa. “De nuevo, la coherencia; no es que yo, mirándome a mí mismo descubra lo que hay de mal en mí, haciéndome una especie de harakiri, sino que, a la Luz del Amor se desvela lo que en mí hay de desamor”.[5] Pone así, en nosotros, la semilla de la mística, del enamoramiento salvífico. Tal como han expresado dos poetas latinoamericanas contemporáneas: la cubana Belkis Cuza Malé (“Mujer brava que casó con Dios”) y Clara Silva (“Te pregunto, Señor”).
En cada paso que damos el amor de Dios nos asalta, nos asombra, nos alumbra y nos muestra nuevos caminos. Esa es una ruta mística, abierta por la misma Escritura y desarrollada como vía cristiana de experiencia espiritual.[6] Lamentablemente, en nuestro medio padecemos de un misticismo comunitario y estridente, explosivo que olvida con demasiada frecuencia que Dios se encuentra más en el “silbo apacible” (I Reyes 19.10-12, en respuesta al amor por el Señor que consumía [un misticismo desatado] a Elías) que en la vocería ruidosa.
Finalmente, debemos recordar lo que bien escribió Karl Barth: “El amor de Dios es creativo. Es decir, un amor que causa que aquellos que han sido amados por él, sean capaces de amar igualmente”.[7] Nada nos podrá apartar de ese amor que se ha impuesto como una realidad ineludible en nuestras vidas: todo lo negativo que se nos oponga en el camino, como enumera dos veces el apóstol (8.35, 38-39), pero también lo aparentemente positivo tiene la capacidad de hacerlo: el éxito, el triunfo fácil, las victorias aparentes, el bienestar económico, etcétera. Estamos marcados, tatuados, con el amor de Dios en todo nuestro ser. Humanamente, cualquier cosa podría alejarnos de él, pero cuando estamos tomados, seducidos, atraídos por la gracia divina, nada, literalmente, podrá contra esa fuerza amorosa que nos sostiene en el mundo y en el mundo de Dios. A él nos apegamos porque transforma todas las cosas, en nuestra visión de fe y en la realidad efectiva de la salvación.



[1] Pedro Rodríguez Panizo, “Karl Barth (1886-1968)”, en Universidad de Cantabria, España, p. 10, https://web.unican.es/campuscultural/Documents/Aula%20de%20estudios%20sobre%20religi%C3%B3n/2008-2009/CursoTeologiaKarlBarth2008-2009.pdf.
[2] Idem.
[3] Ibíd., p. 13.
[4] Ídem.
[5] Ídem.
[6] Una cita de Pedro Crisólogo, arzobispo de Rávena, como muestra: Al ver al mundo oprimido por el temor, Dios procura continuamente llamarlo con amor; lo invita con su gracia, lo atrae con su caridad, lo abraza con su afecto”, en José Argüello Equipo Teyocoyani, eds., Caminar con los Padres de la Iglesia. Lecturas espirituales para el crecimiento en la fe. Managua, 2006, p. 37, http://servicioskoinonia.org/biblioteca/pastoral/ArguelloPadresIglesia.pdf.
[7] Karl Barth, Dogmática eclesiástica, IV/2.

Romanos 8.28-39, NVI

28 Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. 29 Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.
31 ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? 36 Así está escrito:

Por tu causa siempre nos llevan a la muerte;
¡nos tratan como a ovejas para el matadero!

37 Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, 39 ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

sábado, 18 de febrero de 2017

Letra 508, 19 de febrero de 2017

JERÓNIMO SAVONAROLA (1492-1498)


Humanista de tendencia reformista y exegeta francés Dominico italiano nacido en Ferrara y muerto en la hoguera en Florencia. Destinado por sus padres al estudio de la medicina, se sintió inclinado a la vida religiosa en la reclusión de un convento, al percibir la corrupción social y el rechazo de una familia de los Strozzi a darle su hija en matrimonio. En 1475, secretamente, dejó la casa paterna y se fue a Bolonia, ingresando en el monasterio dominico. A la rutina usual de la vida conventual añadió el estudio de San Agustín y el gran Tomás de Aquino, pero también la Biblia, con la cual se familiarizó. En 1481 fue enviado a Ferrara y ese mismo año se trasladó a Florencia, para ingresar en el convento de San Marcos. Su predicación no atrajo la atención en Florencia y sus audiencias durante la Cuaresma en San Lorenzo se redujeron a 28 personas. De pronto, en 1486, mientras predicaba en Brescia, su elocuencia apareció en toda su riqueza. En 1480 regresó al convento en Florencia, al pedir Lorenzo de Médicis, en representación de Pico della Mirandola, su regreso. En 1491 era prior de San Marcos.
       Durante los siguientes nueve años, Florencia quedó saturada de la personalidad de Savonarola, siendo la figura religiosa más conspicua en Italia. Durante la primera parte de este periodo tuvo conflictos con Lorenzo de Médicis, déspota político de la ciudad, y durante la segunda con Alejandro VI, al pretender la regeneración cívica y moral de la ciudad mediante sus exhortaciones. Primero predicó en San Marcos y luego en la catedral, concentrándose inmensas audiencias para escuchar sus exposiciones sobre los profetas hebreos y Apocalipsis. En el tiempo de su mayor popularidad las muchedumbres esperaban horas a que apareciera y su biógrafo Villari estima su audiencia entre 10 mil y 12 mil personas. “Vuestros pecados me hacen profeta”, clamaba, y de las profundidades de esa perturbadora y brillante vida que los Médicis promovían en Florencia, Savonarola extraía los aguijones para poner en evidencia su vaciedad y desolación.
      Su figura simboliza la reacción contra las tendencias paganas que se dieron en el Renacimiento. Cursados estudios en su ciudad natal, llegó a ser un virtuoso escolástico. Intervino activamente, como hombre de gobierno, en la política de Florencia. Elaboró una Constitución, reformó la justicia, suprimió la usura y proclamó la amnistía general. El papa Alejandro VI, en septiembre de 1495 prohibió sus predicaciones; pero en febrero del año siguiente Savonarola declaraba desde el púlpito que si el Papa manda contra el bien hay que desobedecerle. En 1497 fue excomulgado, pero se burló públicamente de la censura y continuó celebrando la misa. Fue juzgado, encarcelado y condenado a muerte.
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Tema semestral
LA FE CRISTIANA FRENTE A LOS DESAFÍOS ACTUALES

Objetivo
La fe cristiana siempre ha sido exigida para responder a los desafíos de cada época. Los tiempos actuales no son la excepción, pues demandan de cada creyente, familia y comunidad respuestas y acciones claras basadas en las Escrituras y en una sana doctrina. Por ello, este estudio pretende revisar seriamente algunos temas acerca de los cuales los miembros de la iglesia escuchan con mayor insistencia fuera del espacio cristiano. Abordarlos sin temor y con firmeza evangélica permitirá fortalecer el criterio de los participantes y establecer una plataforma de fe común.

Temario
1. El compromiso cristiano en una sociedad no cristiana
2. La práctica de la presencia cristiana en el medio socio-político
3. La fe y los derechos humanos
4. Pobreza, riqueza y vida sencilla
5. Hombre, mujer y matrimonio ante Dios

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1. El compromiso cristiano en una sociedad no cristiana
Es inconcebible que los seguidores de Jesucristo alguna vez se hayan tenido que preguntar si a ellos les concernía o no el compromiso social, y que haya surgido una controversia sobre la relación entre evangelización y responsabilidad social. Pues es evidente que en su ministerio público Jesús recorría los lugares “enseñando... y predicando” (Mt. 4.23; 9.35) y que “anduvo haciendo bienes y sanando” (Hch. 10.38). Por lo tanto, “la evangelización y la responsabilidad social han estado íntimamente relacionadas a lo largo de la historia de la Iglesia... A menudo los cristianos han participado en ambas actividades con naturalidad, sin sentir la necesidad de definir lo que hacían ni por qué lo hacían”.

1.1 El legado evangélico del compromiso social: los profetas: SAL 146.7-9; AM 8.4-10.
En demasiados casos los evangélicos hemos sido, o tal vez aún somos, escapistas irresponsables. Nos resulta más agradable disfrutar de la comunión unos con otros dentro de la iglesia que servir fuera de ella, en un medio indiferente y hasta hostil. Por supuesto, de vez en vez hacemos incursiones evangelísticas en territorio enemigo (especialidad como evangélicos); pero luego nos retiramos, cruzando el foso de regreso al castillo cristiano (la seguridad de nuestra comunidad evangélica), levantamos el puente levadizo y hasta cerramos los oídos a las súplicas desesperadas de quienes golpean el portal. En cuanto a la acción social, en general decimos que en gran medida es una pérdida de tiempo, en vista de la inminencia del regreso del Señor. Al fin y al cabo, cuando la casa está en llamas, ¿de qué sirve colocar cortinas nuevas o reacomodar los muebles? Lo único que importa es rescatar a las víctimas. De este modo hemos tratado de aquietar nuestra conciencia mediante una teología espuria. […]
En vez de evadir nuestra responsabilidad social, debemos abrir los oídos y atender a la voz de aquél que en todos los tiempos llama a su pueblo a salir al mundo perdido y solitario (como lo hizo él), para vivir y amar, testificar y servir, como él y para él. Pues precisamente en esto consiste la “misión”. La misión es nuestra respuesta humana a la comisión divina. Es un estilo de vida cristiano integral, que comprende la evangelización y la responsabilidad social, y está dirigida por la convicción de que Cristo nos envía a salir al mundo como el Padre lo envió a él. Por lo tanto, allí es adonde nos debemos dirigir, para vivir y servir, sufrir y morir por él. […]
El Dios vivo es el Dios de la justicia además de ser el Dios de la justificación. Ciertamente es el Dios de la justificación, el Salvador de los pecadores, el Dios «misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad» (Ex. 34.6). Pero también le importa que nuestra vida comunitaria se caracterice por la justicia.

Que hace justicia a los agraviados,
Que da pan a los hambrientos.
Jehová liberta a los cautivos;
Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová levanta a los caídos;
Jehová ama a los justos.
Jehová guarda a los extranjeros;
Al huérfano y a la viuda sostiene,
Y el camino de los impíos trastorna. (Salmo 146.7-9)

Esto no significa que realice todas estas cosas invariablemente, sino que ésa es la clase de Dios que es. Es más, la demanda de promover la justicia de Dios, si bien se dirige especialmente a su pueblo, se extiende a todas las naciones. La compasión y la justicia social importaban no sólo en Israel sino también en las demás naciones. Los primeros dos capítulos de la profecía de Amós presentan las evidencias más claras de esta verdad. Antes de reprender a Judá por rechazar la ley de Dios y volverse a la idolatría, y a Israel por agobiar a los pobres y por negarles la justicia a los oprimidos (2.4-8), Amós pronunció el juicio de Dios sobre las naciones vecinas (1.3-2.3): sobre Siria por su crueldad, sobre Filistea por haber capturado a comunidades enteras para venderlas como esclavos, sobre Tiro por haber quebrantado un tratado de hermandad, sobre Edom por su cruel hostilidad contra Israel, sobre Amón por las atrocidades cometidas durante la guerra, y sobre Moab por profanar los restos de un rey vecino. (John Stott, La fe cristiana ante los desafíos contemporáneos. Buenos Aires-Grand Rapids, Nueva Creación, 1991).
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MADRES DE LA BIBLIA. 20 RETRATOS PARA NUESTRO TIEMPO (I)
Margot Kässmann


Últimamente, las imágenes de la madre son objeto de acalorados debates públicos. Desde un punto de vista personal lo lamento, porque mi experiencia como madre ha influido decisivamente en mi vida. Por este motivo, me gustaría que se prestara atención a la maternidad, en la variedad de formas de vida que presenta, y que pudiera configurarse con libertad. ¡Se trata, en definitiva, de animar a las mujeres a ser madres!
En lugar de eso, lo que nos llega de fuera son apreciaciones toscas y sin matices: si las madres renuncian a una actividad profesional para dedicarse a la educación de sus hijos, rápidamente se las descalifica con expresiones como “grillos domésticos” o “simples amas de casa”. Estas descalificaciones dificultan después la reincorporación al mundo del trabajo y el ejercicio de la actividad profesional.
En nuestra comunidad cristiana estaba vacante un puesto que había que cubrir en un breve espacio de tiempo y entre los aspirantes a dicho puesto se encontraba una mujer que había hecho precisamente lo que muchos desearían hacer: había dejado de realizar una actividad profesional durante siete años y se había dedicado por completo a sus dos hijos. Los miembros de la comisión que debía tomar la decisión sobre la contratación no tuvieron dudas sobre la cualificada formación de esta candidata; nadie le puso pegas.
Pero pensaron: “Primero deberíamos reintegrarla en el mundo laboral”. ¿Es que acaso las mujeres que trabajan en casa son vistas como si realmente habitaran en otra galaxia? En cambio, si las mujeres con hijos siguen ejerciendo su profesión habitual, en Alemania se las considera “madres desnaturalizadas”, y recientemente incluso se las etiqueta con el término despectivo, aún más fuerte, de “máquinas de parir”. Para quienes así piensan, estas mujeres son unas irresponsables egoístas que quieren deshacerse de sus hijos lo antes posible y no ocuparse de ellos, porque lo único que buscan es la propia realización personal.
Nada tienen que ver estas imágenes con la realidad de las madres trabajadoras, y desde luego no hacen justicia ni al compromiso de estas mujeres para con sus hijos, ni a la calidad de los centros de educación infantil. Pero si las mujeres renuncian a tener hijos, es probable que enseguida sean catalogadas como «chivas obsesionadas por la carrera».
En nuestro país, algunas mujeres de cuarenta años tienen que afrontar miradas críticas y preguntas como esta: “¿Es usted demasiado egoísta como para tener un hijo?”. No se tiene en cuenta que tal vez una mujer no disponga de la pareja con quien plantearse esa maternidad, o que existan problemas de salud, o que alguien conceda al trabajo un papel importante en la propia vida, cosa por otra parte totalmente legítima. En nuestro país, una de cada siete parejas no tiene hijos, aunque le gustaría tenerlos, lo que sin duda representa también una carga peculiar.
En mi opinión, las preguntas que hoy hemos de plantearnos quienes vivimos en sociedad son: ¿es necesario que toda mujer sea madre para que goce de una vida plena? ¿Qué papel desempeñan realmente los varones en todo esto?

La situación de las madres en nuestra sociedad me llevó a pensar: ¡madres desnaturalizadas, máquinas de parir, grillos domésticos!... ¡Pero si todas estas imágenes de la madre aparecen ya en la Biblia! Que a través de personajes arquetípicos de la Biblia se describan constelaciones básicas de relaciones humanas, lo sigo encontrando fascinante. Estas viejas historias resultan tan actuales, que en ellas podemos hallar modelos y una amplia gama de proyectos de vida. Proyectos de vida sobre los cuales Dios no emite juicios, sino que acompaña. Son itinerarios de vida que, planeados o no, tanto entonces como ahora, le marcan a uno el rumbo.

Actividades

TODOS ESTÁN INVITADOS A LA CONFERENCIA DE LA DRA. MARGOT KÄSSMANN, MARTES 21, 20 HRS, INSTITUTO GOETHE, TONALÁ 43, COL. ROMA (METROBÚS DURANGO). ES AUTORA DE MADRES DE LA BIBLIA (2012) Y EN LA MITAD DE LA VIDA (2014)
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“ES POSIBLE CELEBRAR LA REFORMA A TRAVÉS DE LAS FRONTERAS”: UNA CONVERSACIÓN CON LA DRA. MARGOT KÄSSMANN (II)
ALC Noticias, 10 de febrero de 2017

¿Qué opina del papel de las iglesias del llamado Sur (fruto de actividades misioneras) en la práctica de la herencia espiritual teológica y social de la Reforma Protestante?
Cuando visité Hong Kong el año pasado, una estudiante me dijo que había estado casi desesperada con toda la presión para tener éxito en su sociedad. La enseñanza de Lutero acerca de la sola gracia de Dios le sirvió como una liberación para ella. Para mí eso es conmovedor. Estoy convencida de que las iglesias del llamado Sur de pueden hoy contribuir al tema de la justicia como un desafío. Con demasiada frecuencia son ignoradas en el llamado Norte. Ciertamente necesitamos una renovación de la espiritualidad. Es muy interesante que muchas de nuestras parroquias alemanas están siendo inspiradas por refugiados del Sur que se unen a ellas y traen nueva música, formas de oración e interpretación de la Biblia.

¿Qué opina usted de las nuevas iglesias y de su compleja relación con las reformas religiosas del siglo XVI? ¿Le parecería que son una especie de deformación o traición del espíritu original de las mismas?
El otro día un pastor coreano me dijo que su iglesia sería posconfesional y que no está interesada en las diferencias dogmáticas de la Europa del siglo XVI. Creo que decir eso es demasiado fácil. En primer lugar, necesitamos raíces en nuestra fe y el pensamiento de nuestras madres y padres en la fe no es irrelevante. En segundo lugar, tenemos que discutir lo que creemos. Lo que el bautismo significa para nosotros, lo que vemos en la Eucaristía, y así, veo muchas de las iglesias pentecostales como herederas de la Reforma, pero estar en diálogo significa que uno está equipado para ello y listo para discutir acerca de su fe.

La ética protestante y su relación con el surgimiento del espíritu capitalista es un tema siempre mencionado. ¿Cómo caracterizaría usted esa relación desde las iglesias y las sociedades europeas?
Fue Max Weber quien planteó la tesis de que el protestantismo modeló el capitalismo con respecto a los Padres Peregrinos: trabajan mucho y no se divierten demasiado, para decirlo en pocas palabras. Ésa era mayormente el ala reformada (o calvinista) de la Reforma, pero también Luther puso énfasis en el trabajo como un llamado o vocación. Hoy la cuestión es cómo criticamos una ideología de mercado que no anhela lo mejor para la gente sino que sólo apoya la codicia y la riqueza de unos cuantos.

¿Considera usted que la Reforma Protestante sigue siendo parte esencial de la cultura occidental en una época tan secularizada como la nuestra? ¿En qué medida?
Sí, creo que sí. Europa está marcada por la experiencia de la Reforma. La libertad de pensamiento, de expresión y de religión ha tomado siglos para ser un derecho de toda persona, independientemente de sexo, origen o color de piel. Luchamos por ello de una nueva manera en una sociedad secular y, al mismo tiempo, multirreligiosa, pero luchar por ella es parte de esa herencia. (LC-O)
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

26 – Taller litúrgico, 17.30 hrs.

La presencia amorosa de Dios en toda circunstancia, A.I. Edith Martínez Vázquez


19 de febrero de 2017

El salmo 20 nos habla de la confianza puesta en Dios y Romanos 5 nos habla de la fe, la gracia de Dios y la reconciliación; ambos pasajes nos hacen estar seguros de que la presencia amorosa de Dios en toda circunstancia es segura e indudable.

El salmo 20 es:
  • Una oración por el rey antes de una batalla
  • Se confirma la confianza en Dios
  • Al final se hace nuevamente una oración  (1)


El salmo 20 remite a un tiempo en batalla donde la presencia divina es una garantía en toda circunstancia; sin embargo, la presencia amorosa de Dios no sólo está en el tiempo de la batalla sino antes, durante y después de ella.

No sólo está presente en el conflicto  sino también en la paz; no sólo en la adversidad sino también en la estabilidad; no sólo en la tristeza sino también en la alegría.

En los tiempos previos a las batallas de todo tipo, nuestro Dios nos enseña a estar preparados con su armadura para estar firmes contra las asechanzas del enemigo. El enemigo busca la destrucción y para ello habremos de vestirnos con la verdad, la justicia, la fe, el evangelio de la paz, la salvación y la Palabra de Dios (Efesios 6:11). De igual manera en Lucas 22:46, el Señor Jesucristo dice: “…orad para que no entréis en tentación”.

En las secciones del salmo 20 se destacan:

a) La ayuda de Dios en el tiempo del conflicto y su protección
b) Su auxilio seguro
c) Su atención a nuestras ofrendas (lo cual nos debe hacer  reflexionar sobre aquello que estamos dedicando en nuestro corazón para nuestro Dios como parte de nuestra gratitud, voto, o dedicación a Dios)
d) Los deseos de nuestro corazón (y este punto debe complementarse con Mateo 5:8; Lucas 12:34; Col. 3:1; Lucas 6:45; Prov. 4:23; Salmo 20:6)
e) La victoria que se logra cuando nuestra confianza está puesta en Dios

Nuestra confianza en Dios y la Palabra de Dios es parte esencial para tener la victoria que Cristo ofrece. La fidelidad de nuestro Dios permanece para siempre y su presencia amorosa en toda circunstancia nos garantiza que no se aparta de nosotros.

(1) Luis Alonso Schökel, Biblia del Peregrino.

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...