sábado, 26 de enero de 2013

Letra 306, 27 de enero de 2013


EL CULTO, REFLEJO DEL DIOS ADORADO Y DEL PUEBLO
QUE ADORA (Fragmento)
Edesio Sánchez Cetina
www.casadelabiblia.org/2011/06/09/materiales-taller-dedeuteronomio

La historia de la exégesis e interpretación del libro de Deuteronomio ha demostrado que este documento es esencial para comprender de manera más plena una serie de elementos clave relacionados con la formación del pueblo hebreo, la comprensión teológica del Antiguo Testamento y la creación del mismo canon. En Deuteronomio se encuentran dos textos centrales de la fe bíblica: el shemá y el decálogo. El Deuteronomio se presenta, además, como documento constitucional del pueblo de Dios y como palabra de Dios, mediada por boca profética, que instruye y conforma al pueblo para una nueva coyuntura histórica y geográfica. No es, entonces, nada accidental que en este libro se presenten pautas concretas tendientes a modelar una liturgia que se entronque con el eje teológico de la Biblia, presente en Deuteronomio 5.6-21; 6.1-4 y 12-26, y confirmados por Jesús en Marcos 12.28-34. […]

YHVH es nuestro único Dios, ¡y nadie más!
Tanto el shemá como el decálogo afirman de entrada que “YHVH es nuestro/tu Dios” (Dt 5.6 y 6.4) —ambos pronombres referidos a los miembros del pueblo de la alianza. Este es el eje teológico del libro de Deuteronomio, de todo el Antiguo Testamento y de toda la Biblia. Por ello, tanto el decálogo como el shemá ofrecen, de inmediato, pautas claras y concretas para asegurar que ese centro se mantenga incólume en cada segmento de la vida del individuo y de la comunidad de la alianza (Los primeros cuatro mandamientos del decálogo y los vv. 5-9 del shemá). De manera positiva, el shemá enseña que el amor a Dios debe saturar todo rincón de la vida humana: “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales. Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes. Escríbelas en tiras de cuero y átalas a tu brazo, y cuélgalas en tu frente. Escríbelas en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad”.
Por su parte, el decálogo, en sus tres primeras “palabras” salvaguarda la integridad de YHVH y de su nombre impidiendo la presencia de otros dioses en su culto, la adoración de las imágenes de esos dioses y el uso indebido del nombre de Dios. Lo que ambos textos establecen como elemento central de la teología bíblica es la singularidad de YHVH manifestada en la vida de su pueblo a través de una lealtad absoluta y única. […]
La única manera correcta de articular el nombre de Dios, YHVH, es haciéndonos semejantes a Dios en el fondo de su ser; el relacional, el estar con, el solidario. Nuestra relación correcta con Dios tiene que integrar el compromiso con el otro —especialmente con el pobre, con el débil y vulnerable—, y a la vez, nuestra relación con el otro tiene que integrar nuestra relación con Dios. No hay manera de relacionarnos con otro ser humano y con la naturaleza sin que se haga por mediación divina. Si no es así, cómo entender a fondo la exhortación del shemá de amar a Dios con toda nuestra mente, con todo nuestro ser y con todo lo que tenemos y valemos (Dt 6.5). Si nuestro amor a Dios invade cada rincón de nuestra vida, entonces no hay manera de relacionarnos con los otros y con nuestro entorno ecológico, sino a través del tamiz del amor de Dios y a Dios.
Un examen cuidadoso en todo el Antiguo Testamento de la tesis enunciada al principio lleva a concluir que cuando se abandona a YHVH y se obedece y adora a otros dioses e ídolos, se abre el camino a la violencia, la indiferencia y la injusticia; y cuando la violencia y la injusticia se convierten en el denominador común de nuestra vida, el verdadero Dios se ausenta y en su lugar nos hacemos de dioses falsos e ídolos. […]
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MARTIN LUTHER KING, JR.: VIAJERO DE LA LIBERTAD, PROFETA DE LA ESPERANZA
Carmelo Álvarez
Lupa Protestante, 23 de enero de 2013

Toma mi mano, precioso Señor, llévame al hogar, Thomas A. Dorsey, 1932

Para Martin Luther King, Jr hay una relación estrecha entre la libertad como llamado ineludible que busca la justicia incesantemente y su expresión en un amor concreto y eficaz. Todos sus libros, sermones y conferencias se mueven hacia esa constante búsqueda. Más allá del amor sentimental está un amor que se ofrece y se da; se recibe y se promueve. Su propia vida estuvo enmarcada en una vocación suprema de responder al llamado de la libertad y luchar por la liberación de su pueblo afro-americano. Así lo narra en su libro, Viajeros de la libertad.
Una idea fundamental en esa autobiografía teológica es el sacrificio que implica la vocación de servir a una causa y luchar por ella. Toda vocación asume riesgos y acepta el sufrimiento como solidaridad fraterna desde la fe. El amor de Dios (agápe) es la fuerza y el poder que vence todos los prejuicios, remueve todos los obstáculos, particularmente la discriminación racial, y permite amar a los enemigos, siempre en la búsqueda de una sociedad más fraterna y justa.
La paz con justicia como acción concreta de la liberación necesita una dimensión ética que haga efectiva aquella justicia. Por eso Martin Luther King Jr. distinguía claramente entre las leyes justas y las leyes injustas. No basta con tener leyes o aun constituciones si ellas no promueven la vida digna, plena, con igualdad y equidad para todos los seres humanos. Sin plena liberación de todas las ataduras de opresión la libertad es sólo un concepto. En muchas de sus alocuciones aparecía una y otra vez la necesidad de que los y las afroamericanos asumieran su lucha en actos concretos a través de la no-violencia activa y militante.
Martin Luther King, Jr. fue un profeta visionario. Se ha insistido mucho en su “sueño” y hubo quienes creían que esa era una consigna que escondía un proyecto revolucionario, posiblemente armado. Lo profético en Martin Luther King, Jr. está planteado, a mi entender, en tres dimensiones fundamentales: el llamado, la visión y el destino.
El llamado hay que discernirlo correctamente para aceptar, seguir y perseverar en la voluntad de Dios. Es una actitud y una apertura cotidiana donde la existencia misma se encuentra arropada y atrapada por el amor de Dios. Santa Teresa de Ávila, cuya vida y pensamiento Martin Luther King, Jr. conoció bien, hablaba del “arrobamiento”, es sentirse atada por cuerdas de amor, en obediencia libre y graciosa ante el Misterio. Monseñor Oscar Romero hablaba mucho de este mismo sentido de urgente reclamo de Dios. Y en medio de ese reclamo se siente una confianza plena. Por eso a Martin Luther King, Jr. le inspiraba mucho aquel viejo himno del movimiento de santidad: “Cuan tiernamente Jesús hoy nos llama con insistente bondad”.
El profeta es un testigo que asume los riesgos de emitir juicios y proclamar la verdad de Dios porque es portador de una nueva visión para el pueblo. Por eso el martirio. Se es mártir no porque se muera. El martirio es producto del testimonio de vida y palabra; mensaje y acción. ¡Y se acepta la tarea de anunciar y denunciar en nombre de Dios!
El destino del profeta y pastor está en las manos de Dios. Esa convicción tiene una dinámica muy compleja entre la urgencia y la ansiedad. El llamado radical es urgente y exige una respuesta también radical. Aunque la familia, los colegas, los amigos y amigas, y la iglesia no lo entiendan. Sólo Dios lo sabe. Y porratos hay incertidumbre, duda, desasosiego. Pero también hay resoluciones ciertas y firmes en ese peregrinaje en fe que Dios va revelando. La responsabilidad de ejercer un liderato que Dios le ha encomendado al profeta es una carga pesada. Intuir y atisbar que la muerte prematura asedia, es también asumir un destino.
En su último discurso oficial como presidente de la Conferencia Sureña de Liderato Cristiano en agosto de 1967, a menos de un año de su martirio, Martin Luther King, Jr. tituló su discurso, “¿Hacia dónde vamos desde aquí?”. Hacia el final de la alocución expresó, como pasaba en casi todos sus discursos y sermones, con elocuencia y profunda convicción:
Recordemos que hay una fuerza creativa en este universo, trabajando para derribar las gigantescas montañas del mal, un poder que es capaz de crear una salida donde no la hay y transformar los ayeres oscuros en mañanas luminosas. Vamos a realizar que el arco de la existencia moral es largo, pero se doblega hacia la justicia.
Esto es para esperanza para el futuro, y con esta fe seremos capaces de cantar en un mañana no muy distante con un tiempo cósmico pasado: “Nosotros hemos vencido, nosotros hemos vencido, corazón adentro, yo creí que nosotros venceríamos”.
Martin Luther King, Jr. profeta, pastor, pensador vigente. Hoy más que nunca su mensaje de libertad y esperanza es necesario. No olvidarlo y actuar desde esa vida y pensamiento es nuestro constante reto. Para poder vencer y lograr la justicia en la tierra tenemos que hacerlo. Y Dios nos llama con su amor y hacia el compromiso con su reinado a ser fieles a la causa de la libertad en acciones constructivas de liberación, con mucha esperanza.

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ENCUENTRO TEOLÓGICO CON EL DR. RENÉ KRÜGER


Sábado 2 de febrero, 10 hrs., Iglesia Presbiteriana Bethel, col. Olivar del Conde, calle 9 núm. 70

Actividades


OREMOS POR LA SALUD DEL D.I. ISRAEL NÚÑEZ QUIEN SERÁ OPERADO EN LOS PRÓXIMOS DÍAS.

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CULTO VESPERTINO, 17.30 HRS.
Modera: Lidia Martínez M.

Llamamiento: Salmo 100
Oración de ofrecimiento
Himno “Santo Espíritu, dirige” (272)
Lectura bíblica: I Corintios 12.1-11; 27-31
Tema: “‘Sed llenos de Espíritu’: los dones del Espíritu Santo
Comentarios y preguntas
Himno “La nueva proclamad” (266)
Bendición apostólica
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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 29 de enero, 19 hrs.
Modera: D.I. Odilón Arellano

Llamamiento: Salmo 113
Oración de ofrecimiento
Himno “Oh, amor que no me dejarás” (316)
Momento de oración
Lectura bíblica: I Reyes 22.1-12
Tema: “Acuerdos entre reyes y actuación de los falsos profetas”
Himno “Lugar hay donde descansar” (338)
Bendición pastoral

CONTINUACIÓN DE LAS GUERRAS SIRIAS Y MUERTE DE ACAB
Adolfo Ham

La construcción narrativa es muy artística. Lo que es supuestamente una narración de dos reyes aliados que conspiran contra Siria se convierte en realidad en la disputa entre un rey y el profeta Micaías ben-Imla y su lucha contra los profetas falsos, especialmente Sedequías be-Quenaana. Hay dos consultas a profetas: la primera  es a los 400 (vv. 5-6) y la otra con Micaías (7-23). […] Se trata en todo este relato de una “historia profética” que incluye una “noticia sobre la batalla”, una “petición de oráculo”, una “fórmula de entrega”, “noticias de visiones” y “noticia de acción simbólica”.

Es una continuación de las guerras entre Israel y Siria relatadas en el cap. 20. […] …lo que cumple el oráculo de Eliseo acerca de tres victorias sobre Siria (2 R 13.14-19). […]

El pasaje tiene cuatro intenciones: 1) la historia de la muerte de Acab […]; 2) se puede separar el destino de un pueblo del de su gobernante: el rey es condenado, pero el pueblo preserva la paz; 3) una vindicación de los profetas auténticos: Elías y Micaías; y 4) la cuestión ética del “espíritu de mentira” usado por Dios, porque debido a lo rudimentario de la revelación, Dios hace que el fin justifique los medios por ejemplo 2 Samuel 24.1; Isaías 45.7. […]

Historia y poder. Comentario sobre el libro de los Reyes. Quito-Matanzas, SET, 1999, pp. 111-112.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
FEBRERO: KOINONÍA Y AMOR EN ACCIÓN: UN LLAMADO A LA PRÁCTICA
3 – Santa Cena/ Reunión de Consistorio
10 – Primera reunión juvenil: 16.30 hrs.
17 – Reunión inicial de Esc. B. de Vacaciones

Koinonía y unidad cristiana, Dr. Edesio Sánchez Cetina

27 de enero de 2013

Juan 17



Pintura de don Nicolás Cuevas Flores

La Palabra (Hispanoamérica), SBU

1 Después de decir todo esto, Jesús levantó los ojos al cielo y exclamó: —Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. […] 6 Te he dado a conocer a quienes me confiaste sacándolos del mundo. Eran tuyos; tú me los confiaste, y han obedecido tu mensaje. […]
9 Yo te ruego por ellos. No te ruego por los del mundo, sino por los que tú me confiaste, ya que son tuyos. 10 Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos resplandece mi gloria. 11 Desde ahora, ya no estaré en el mundo; pero ellos se quedan en el mundo, mientras que yo voy a ti. Protege con tu poder, Padre santo, a los que me has confiado, para que vivan unidos, como vivimos unidos nosotros.
12 Mientras estaba con ellos en el mundo, yo mismo cuidaba con tu poder a los que me confiaste. Los guardé de tal manera, que ninguno de ellos se ha perdido, fuera del que tenía que perderse en cumplimiento de la Escritura. 13 Ahora voy a ti y digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo para que ellos puedan compartir plenamente mi alegría.
14 Yo les he confiado tu mensaje, pero el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. 15 No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. 16 Como yo no pertenezco al mundo, tampoco ellos pertenecen al mundo. […]
20 Y no te ruego sólo por ellos; te ruego también por todos los que han de creer en mí por medio de su mensaje. 21 Te pido que todos vivan unidos. Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo el mundo creerá que tú me has enviado.
22 Yo les he comunicado la gloria con que tú me has glorificado, de manera que sean uno, como lo somos nosotros. 23 Como tú vives en mí, vivo yo en ellos para que alcancen la unión perfecta y así el mundo reconozca que tú me has enviado y que los amas a ellos como me amas a mí. […]

sábado, 19 de enero de 2013

Letra 305, 20 de enero de 2013


LA COMUNIDAD CRISTIANA
Dietrich Bonhoeffer

Comunidad cristiana significa comunión en Jesucristo y por Jesucristo. Ninguna comunidad cristiana podrá ser más ni menos que eso. Y esto es válido para todas las formas de comunidad que puedan formar los creyentes, desde la que nace de un breve encuentro hasta la que resulta de una larga convivencia diaria. Si podemos ser hermanos es únicamente por Jesucristo y en Jesucristo.
Esto significa, en primer lugar, que Jesucristo es el que fundamenta la necesidad que los creyentes tienen unos de otros; en segundo lugar, que sólo Jesucristo hace posible su comunión y, finalmente, que Jesucristo nos ha elegido desde toda la eternidad para que nos acojamos durante nuestra vida y nos mantengamos unidos siempre.

Comunidad de creyentes
El cristiano es el hombre que ya no busca su salvación, su libertad y su justicia en sí mismo, sino únicamente en Jesucristo. Sabe que la palabra de Dios en Jesucristo lo declara culpable aunque él no tenga conciencia de su culpabilidad, y que esta misma palabra lo absuelve y justifica aun cuando no tenga conciencia de su propia justicia. El cristiano ya no vive por sí mismo, de su autoacusación y su auto-justificación, sino de la acusación y justificación que provienen de Dios. Vive totalmente sometido a la palabra que Dios pronuncia sobre él declarándole culpable o justo. El sentido de su vida y de su muerte ya no lo busca en el propio corazón, sino en la palabra que le llega desde fuera, de parte de Dios. Este es el sentido de aquella afirmación de los reformadores: nuestra justicia es una «justicia extranjera» que viene de fuera (extra nos). Con esto nos remiten a la palabra que Dios mismo nos dirige, y que nos interpela desde fuera. El cristiano vive íntegramente de la verdad de la palabra de Dios en Jesucristo. Cuando se le pregunta ¿dónde está tu salvación, tu justicia?, nunca podrá señalarse a sí mismo, sino que señalará a la palabra de Dios en Jesucristo. Esta palabra le obliga a volverse continuamente hacia el exterior, de donde únicamente puede venirle esa gracia justificante que espera cada día como comida y bebida. En sí mismo no encuentra sino pobreza y muerte, y si hay socorro para él, sólo podrá venirle de fuera. Pues bien, esta es la buena noticia: el socorro ha venido y se nos ofrece cada día en la palabra de Dios que, en Jesucristo, nos trae liberación, justicia, inocencia y felicidad.
Esta palabra ha sido puesta por Dios en boca de los hombres para que sea comunicada a los hombres y transmitida entre ellos. Quien es alcanzado por ella no puede por menos de transmitirla a otros. Dios ha querido que busquemos y hallemos su palabra en el testimonio del hermano, en la palabra humana. El cristiano, por tanto, tiene absoluta necesidad de otros cristianos; son quienes verdaderamente pueden quitarle siempre sus incertidumbres y desesperanzas. Queriendo arreglárselas por sí mismo, no hace sino extraviarse todavía más. Necesita del hermano como portador y anunciador de la palabra divina de salvación. Lo necesita a causa de Jesucristo. Porque el Cristo que llevamos en nuestro propio corazón es más frágil que el Cristo en la palabra del hermano. Este es cierto; aquel, incierto. Así queda clara la meta de toda comunidad cristiana: permitir nuestro encuentro para que nos revelemos mutuamente la buena noticia de la salvación. Esta es la intención de Dios al reunirnos. En una palabra, la comunidad cristiana es obra solamente de Jesucristo y de su justicia «extranjera». Por tanto, la comunidad de dos creyentes es el fruto de la justificación del hombre por la sola gracia de Dios, tal y como se anuncia en la Biblia y enseñan los reformadores. Esta es la buena noticia que fundamenta la necesidad que tienen los cristianos unos de otros.

Cristo mediador
Este encuentro, esta comunidad, solamente es posible por mediación de Jesucristo. Los hombres están divididos por la discordia. Pero «Jesucristo es nuestra paz» (Ef 2, 14). En él la comunidad dividida encuentra su unidad. Sin él hay discordia entre los hombres y entre estos y Dios. Cristo es el mediador entre Dios y los hombres. Sin él, no podríamos conocer a Dios, ni invocarle, ni llegarnos a él; tampoco podríamos reconocer a los hombres como hermanos ni acercarnos a ellos. El camino está bloqueado por el propio «yo». Cristo, sin embargo, ha franqueado el camino obstruido, de forma que, en adelante, los suyos puedan vivir en paz no solamente con Dios, sino también entre ellos. Ahora los cristianos pueden amarse y ayudarse mutuamente; pueden llegar a ser un solo cuerpo. Pero sólo es posible por medio de Jesucristo. Solamente él hace posible nuestra unión y crea el vínculo que nos mantiene unidos. Él es para siempre el único mediador que nos acerca a Dios y a los hermanos.


La comunidad de Jesucristo
En Jesucristo hemos sido elegidos para siempre. La encarnación significa que, por pura gracia y voluntad de Dios trino, el Hijo de Dios se hizo carne y aceptó real y corporalmente nuestra naturaleza, nuestro ser. Desde entonces, nosotros estamos en él. Lleva nuestra carne, nos lleva consigo. Nos tomó con él en su encarnación, en la cruz y en su resurrección. Formamos parte de él porque estamos en él. Por esta razón la Escritura nos llama el cuerpo de Cristo. Ahora bien, si antes de poder saberlo y quererlo hemos sido elegidos y adoptados en Jesucristo con toda la Iglesia, esta elección y esta adopción significan que le pertenecemos eternamente, y que un día la comunidad que formamos sobre la tierra será una comunidad eterna junto a él. En presencia de un hermano debemos saber que nuestro destino es estar unidos con él en Jesucristo por toda la eternidad. Repitámoslo: comunidad cristiana significa comunidad en y por Jesucristo. Sobre este principio descansan todas las enseñanzas y reglas de la Escritura, referidas a la vida comunitaria de los cristianos.
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LOS PROTESTANTES ALEMANES INSTAN AL PAPA RETIRAR LA EXCOMUNIÓN A LUTERO
Protestante Digital, 5 de enero de 2012

Margot Kässmann, de 54 años, desempeña desde abril de 2012 el cargo de "embajadora de Lutero" para el Jubileo de 2017 que conmemorará el quinto centenario del inicio de la reforma de Lutero el 31 de octubre de 1517. Con este motivo a lo largo de 2017 se realizarán una serie de importantes actos en Alemania en torno a la Reforma protestante y el propio Martín Lutero.
Kässmann ha sido obispa de la Iglesia Evangélica Alemana —la EKD (por sus siglas en alemán)— la organización protestante más grande de Alemania y reside en la localidad alemana de Mannheim. Por su cargo, Kässmann participa en coordinación de esta efeméride, que los evangélicos alemanes quieren que sirva para dar a conocer el verdadero significado que supuso la Reforma de la Iglesia que inició Lutero en lo espiritual, en la sociedad y en la historia.

El papa y la excomunión de Lutero
Kässmann ha expresado en una entrevista publicada en el Mannheimer Morgen que espera que Benedicto XVI como papa revoque la excomunión que aún pesa sobre el fundador del protestantismo. Una excomunión que se materializó a través de la bula Decet Romanum Pontificem, firmada por León X en enero de 1521, y que Martín Lutero quemó públicamente al recibirla.
Para Margot Kässmann ha llegado el momento de la eliminar esta arista entre católicos y protestantes y que se produzca un “gesto de buena voluntad”. Que ya vayan a ser cinco los siglos que dura la excomunión de Lutero no es en sí mismo un obstáculo para Kässmann ya que tampoco "en 1984, nadie previó la caída del Muro de Berlín" y ocurrió.
La representante de la EKD utiliza varios argumentos para fundamentar su petición, como por ejemplo que muchas comisiones ecuménicas han concluido que la excomunión a Martín Lutero "es teológicamente injustificable", y el valor simbólico positivo de retirar esta bula. Otro que menciona es que también lo piden muchos católicos, algunos como el conocido teólogo como Hans Küng, aunque este teólogo no sea el mekor ejemplo de ortodoxia católica ya que está amenazado de sanción por la Congregación para la Doctrina de la Fe (antes Santo Oficio) por sus reiteradas opiniones contrarias a la Doctrina y al Magisterio católico-romanos.
Asimismo, para Kässmann, el diálogo ecuménico y el hecho de que católicos y protestantes asistan juntos a diferentes ceremonias con cada vez mayor frecuencia es otro motivo suficiente para que se produzca este gesto de reconciliación entre católicos y protestantes.

Expectativas negativas
No se conoce que podrá decir el papa, pero no es de esperar una respuesta positiva. Así lo augura el gesto de Benedicto XVI de no querer acudir a su Alemania natal a los actos del quinto centenario de la Reforma Protestante, así como las recientes declaraciones del Cardenal Koch, presidente del católico Consejo Pontificio para la Unidad de los cristianos, que ha tildado a la reforma protestante de "pecado" y "fracaso", expresando además que le gustaría asistir -en lugar de a una celebración de la memoria de la Reforma protestante- a una reunión en la que las confesiones reformadas pidieran disculpas y reconociesen sus errores.
Esto a pesar del sentimiento general, como el de la Canciller alemana Ángela Merkel que el pasado 31 de octubre ante la conmemoración de los cinco siglos de la reforma protestante en 2017 invitó a celebrar esta efeméride de la Reforma en un espíritu ecuménico, a pesar de que católicos y protestantes no hayan logrado ponerse de acuerdo sobre un marco común de las celebraciones. Merkel expresó un profundo agradecimiento a la obra de Martín Lutero, quien con su trabajo ayudó a definir la imagen de un ser humano "maduro y responsable".

Actividades


OREMOS POR LA PRIMERA VISITA DE ESTE AÑO A LAS MISIONES DE TLAPA Y HUAMUXTITLÁN, GUERRERO

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 22 de enero, 19 hrs.
Acuerdos entre monarcas y actuación de los falsos profetas (I Reyes 22.1-12)
Moderador: A.I. Lauro Adame

UN CONFLICTO ENTRE PROFETAS
Lorenzo Cappelletti

El relato del capítulo 22 trata de una manera muy interesante el problema de la inspiración profética. El marco nos lo ofrece el relato de una guerra en la que el rey de Israel emprende una campaña para reconquistar a los arameos la ciudad de Ramot de Galaad y encuentra la muerte en el combate. El v. 20 dice que se trataba de Ajab, pero esto resulta extraño, ya que al final de la reseña en el v. 40 se dice que Ajab “se acostó junto a sus padres”, lo cual no se dice nunca de un rey muerto en la guerra o asesinado. Este capítulo asocia seguramente varias tradiciones procedentes de diversos personajes: el rey de Judá, Josafat, y sobre todo dos profetas: Sedecías y Miqueas.
Sedecías -y sus 400 colegas- se dice inspirado por Dios para prometer al rey la victoria; para dar más fuerza a su palabra, la representa mímicamente con unos cuernos de toro, en un gesto profético. Miqueas, hijo de Yimlá, igualmente inspirado, sabe que eso es falso: el rey será matado y el ataque fracasará. Sin embargo, empieza prediciendo también él la victoria. Se pensaría que era por miedo del rey o para burlarse de él. Pero no; se trata de poner en obra un plan que podríamos tachar de maquiavélico, cuyo secreto conoce Miqueas: Dios quiere la pérdida del rey e inspira a los profetas que le predigan la victoria para que emprenda la campaña. Lo que Miqueas predice por astucia, Sedecías lo anuncia de buena fe.
Pero nuestro relato no se detiene aquí. Conminado por el rey para que diga la verdad, Miqueas anuncia la derrota: “He visto a todo Israel disperso por las montañas como un rebaño sin pastor. Y el Señor ha dicho: no tienen dueño; que cada uno regrese en paz a su casa” (v. 17). Al hablar así, Miqueas descubre su astucia y le da al rey la posibilidad de elegir con conocimiento de causa, escogiendo a cuál de los profetas desea creer. Y no se dice que Dios intervenga para que haga una mala elección. Miqueas no se contenta con neutralizar la trampa tendida-al rey por su anuncio de la derrota y explica el fondo del asunto que se le ha revelado en otra visión. […] Lo esencial del relato es el problema de la profecía. Del relato sobre la guerra sólo se atiende a lo que era necesario para mostrar que se realizó puntualmente la predicción de Miqueas. Es inútil buscar qué ocurrió con Josafat, Miqueas o Sedecías.

El libro de los Reyes. Estella, Verbo Divino, 1995.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

25-27 – Visita a Guerrero
27 – Primer testimonio de Evangelización/ Culto de estudio y oración: “‘Sed llenos del Espíritu’: los dones del Espíritu Santo”.
Preside: Lidia Martínez Murillo

La koinonía: juntos y separados en unión permanente, Ricardo Ruiz O.

20 de enero de 2013

En esta porción bíblica Lucas da continuidad a su evangelio mostrando los preparativos que tuvo que hacer Jesús y que eran necesarios antes de su ascensión y marca los tiempos entre esta y su parousia o retorno glorioso. Además, que la instauración del reino de Dios no termina con la muerte, resurrección y ascensión, y toma una enorme relevancia con el testimonio que los apóstoles y otros discípulos dan acerca de la muerte y resurrección de Jesús,  Dios continua cumpliendo sus promesas en la persona de Jesús en cuanto a que no nos dejaría solos y que enviaría a su Espíritu Santo.
Este testimonio se origina en Jesús mismo y se convierte en una fuerza irresistible cuando Dios envía a su Espíritu a la comunidad de los que creen en Él.   Así pueden cumplir con el mandato que les había dado en el versículo ocho “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la Tierra” 
En primer lugar daremos a conocer algunas otras opciones que nos ofrece la definición de la palabra Koinonia, lo cual nos será de gran utilidad para comprender la importancia de estar unidos, unánimes, acompañándonos, pero no solamente en la alegría, en la fiesta, en el gozo, sino también en la tristeza, en la enfermedad, en la soledad, en la necesidad, en el duelo, y sobre todo en el servicio o trabajo que ofrendamos a nuestro Dios. Esto por supuesto considerando la gran paradoja que encierra la segunda parte del título del tema que nos ocupa “juntos y separados en unión permanente”, también encontraremos en esta hermosa porción bíblica los fundamentos de la iglesia Cristiana que inicia precisamente con la ascensión de Jesús, momento en que todo parecía concluido y perdido y entonces se presenta el florecimiento de la Iglesia con la llegada del Espíritu Santo para dar testimonio de la instauración del reino de Dios en la tierra y fortalecer nuestra esperanza en su retorno glorioso.
La palabra Koinonia es compartir, compañerismo, comunión, acompañamiento
En la epístola a los hebreos capitulo 3 verso 1 nos exhorta “Por tanto hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús”  por tanto él nos ha hecho coparticipes, de su profesión, nos ha privilegiado compartiendo un lugar en el reino de Dios para que en franca Koinonia le sirvamos de corazón sincero y con alegría convertidos en el cuerpo de su iglesia.
Pero a veces amados hermanos idealizamos algunas porciones bíblicas y pensamos que nunca van a existir diferencias de opinión y en nuestras formas de hacer las cosas, que nunca va existir enojo y hasta distanciamiento, y dejamos fuera otras muchas porciones de la misma escritura que nos enseñan cómo debemos manejar esas diferencias esos enojos sujetándonos a la voluntad de Dios, y cuando no son atendidos oportunamente hasta los convertimos en cuestiones personales que nos distancian como hermanos en la fe y afectan el buen desempeño del trabajo que realizamos para el Señor porque Dios no aprueba ni prospera este tipo de situaciones, debemos pensar muy bien con madurez y guiados por el espíritu de Dios la forma en que debemos resolver este tipo de controversias entre nosotros aplicando lo que la escritura nos dice y haciendo a un lado el pensamiento carnal que no nos permite conciliar esas diferencias.         

-Practicamos la Koinonia cuando nos reunimos en derredor de la mesa sacramental y participamos todos unánimes en una misma fe en compartir en nuestra conciencia el dolor físico y espiritual que sufrió Cristo por nosotros y los efectos de su sangre en nuestra vida, que nos lavo del pecado, esto es, la muerte de Cristo y de su cuerpo,  tal y como es proclamado en la impartición de los elementos, a esto se refiere 1 Cor. 11: 29 “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí”,  pero también nos gozamos en saber que Cristo resucito y que nos sostiene la esperanza de que vendrá por segunda vez a proclamar la plenitud de su reino del cual nos ha hecho participes.

-Practicamos la Koninonia cuando actuamos compartiendo las bendiciones que nos da el Señor en cumplimiento con las enseñanzas de Jesús.  Al compartir con los menos favorecidos hallan expresión las palabras de Jesús “más bienaventurado es dar que recibir” y nuestro espíritu se regocija y se goza en el servicio a los necesitados. Siempre invariablemente vamos a encontrar a alguien con mayor necesidad que nosotros y en contraparte siempre vamos a encontrar a alguien más favorecido que nosotros que pueda compartirnos las bendiciones de Dios de esta manera nos garantiza que nadie se quede sin compartir.

-Practicamos la Koninonia cuando unidos y guiados por el Espíritu de Dios y poniendo en práctica cada uno de los dones que nos dio coadyuvamos en el extendimiento del evangelio en cualquier momento u oportunidad que el mismo nos brinda para servirle, somos embajadores, representantes y servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios, pero es necesario que como súbditos del Rey soberano cada uno sea hallado fiel no haciendo planes y hablando a mutuo propio sino en el nombre del que nos envió, haciendo su voluntad y pronunciando palabra fielmente.

-Practicamos la Koinonia cuando compartimos el conocimiento de él para edificarnos unos a otros sin egoísmos, sin arrogancia, sin petulancias que distraigan la esencia de su palabra, sino por el contrario con la mayor sencillez y humildad imitando a Jesús en esto como verdaderos discípulos de él.

-Practicamos la Koinonia cuando nos damos cuenta de que formamos parte de un reino espiritual en el que todos los creyentes somos incluidos sin distinción alguna y servimos a través del ministerio que Dios nos ha entregado y comprendemos que dentro de este reino ninguno de nosotros tiene mayor valor para el Señor y ninguno de nuestros actos por muy bondadosos, llenos de misericordia o por el gran costo económico que nos represente, para Dios no tienen ningún valor, porque todo provienen de él, y esto si hay que resaltarlo, en lo que hacemos en su nombre nunca menosprecia  nuestra obediencia y fidelidad para servirle.

La Koinonia va mas pero mucho mas allá del significado de una palabra, es la unidad de la iglesia en un mismo Espíritu, es buscar la armonía a través de la concordia y la fraternidad para vivir en justicia y  paz, pero no como la entendemos carnalmente sobrellevándonos para mantener la fiesta en paz, sino espiritualmente conforme nos guie el Espíritu Santo, no hay lugar para el egoísmo, no hay lugar para la vanagloria para el interés particular solo prevalece la voluntad perfecta, justa y divina de Dios.
Algo de suma importancia hermanos es que debemos aprender a controlar nuestra pasión por servir a Dios dentro de sus preceptos y asegurarnos que sea un ferviente deseo de serle útil y no alguna contienda o interés particular de que el también nos retribuya algo, porque si esa pasión  se desaborda y rebaza nuestro dominio propio, nos llevara finalmente a hacer nuestra voluntad y no la de Dios, de igual forma debemos cuidar el celo que a veces mostramos para tratar de servir a Dios mejor que mi hermano o mi hermana para que Dios se dé cuenta de cuánto lo amamos y lo fervientes que somos en nuestro servicio, porque esto puede llevarnos a sentirnos muy iluminados por él y hasta sentirnos los dueños de la iglesia por ser los que más trabajamos o aportamos. Si no somos cuidados en buscar siempre su voluntad amados hermanos, estaremos en riesgo constante de caer en la trampa que cayó Caín y lejos de agradar a Dios, lo ofendemos con nuestros actos contristando su Espíritu alejándonos del camino que nos lleva a su voluntad.

A eso se refiere el Apostol Pablo en Rom. 10: 2-3 “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios”    
En todos estos casos que se ha expuesto la koinonia es indispensable  la presencia del Espíritu de Dios y la sujeción a su Palabra, para que se mueva en medio de nosotros como el quiere y por donde el quiere, para que obre libremente en cada uno de nosotros y en todos a la vez,  estando juntos o separados llenándonos de su amor, de su paz, de su gracia infinita que es fuente inagotable en nuestras vidas. 
Los lazos que unen a la Cristiandad están presentes doliéndonos con el que se duele, con el que padece enfermedad o necesidad y aun con los que gozan, están de fiesta en su alegría ahí esta Dios en medio de nosotros estemos físicamente juntos o separados.

Pasemos ahora hermanos a puntualizar particularmente que en esta porción bíblica se destacan los fundamentos de la Iglesia Cristiana, Jesús se estuvo apareciendo a sus discípulos durante cuarenta días en los cuales los preparo instruyéndolos sobre el Reino de Dios, guiados por supuesto por el Espíritu de Dios y utilizando como instrumentos de su gracia a sus elegidos, los cuales fortalecidos grandemente en su fe, por los hechos que vivieron con Jesús y sobre todo por el acompañamiento y guía del Espíritu inician en una koinonia espiritual el  principio de la iglesia de Jesucristo, la cual pago con sangre preciosa estableciendo el Reino de Dios en el tierra. 

Por ello la palabra koinonia tiene un significado tan amplio en todos los aspectos, pero  ¿de qué manera actúa dentro de la iglesia? Y ¿Sobre qué se sostiene la iglesia y cuáles son sus fundamentos y su fortaleza?
Encontremos uno a uno estos fundamentos o cimientos en los que descansa la iglesia y de ninguna manera se hace referencia al templo, sino a la esencia espiritual con que ha bendecido a nuestra parte humana convirtiéndonos en su cuerpo.

 El primer pilar de la iglesia es  La Fe el versículo 12 nos describe que los apóstoles con base en el testimonio de Jesús y el cumplimiento de sus promesas creyeron en lo que les había ordenado en el versículo 4 “Y estando juntos, les mando que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mi”.

 Los apóstoles vieron con tristeza que su líder se alejaba y los dejaba solos, sumidos en el miedo de sufrir las mismas consecuencias que había sufrido Jesús y al sentir su ausencia   bien pudieron desertar del llamamiento que Dios les había hecho a cada uno de ellos, sin embargo la fe que es usada en cuestiones solamente espirituales, porque está basada en la confianza, en la fidelidad y en los hechos que Jesús mostro a ellos,  pudo más que su temor y la incertidumbre de lo que pudiese ocurrir si se quedaban en Jerusalén, ellos creyeron en Jesús y se mantuvieron fieles a la causa por la cual vino al mundo, una conducta indudablemente inspirada por su redención, pero la base primordial de su fe fue su resurrección,  ellos creyeron en el Jesús vivo,  el que se había levantado victorioso de la muerte, y que vieron ascender para ir a la presencia del Padre y no en un Jesús muerto sangrante e inerte, ellos creyeron en el Jesús resucitado.

-El segundo Pilar de la Iglesia es la oración y lo describe el versículo 14 “Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” Jesús les había enseñado que la oración es el deseo de lo que ansiamos, es rogar, pedir, suplicar a Dios nuestro padre  que venga en nuestro auxilio, ellos sabían que el Espíritu Santo estaba con ellos y muy pronto estaría en ellos conforme a la promesa de Jesús Jn. 14: 16-18 y en esos momentos el Espíritu como el único interprete de las necesidades del corazón humano, hace su intercesión por ellos y por ellas guiándolos en su oración, en su creencia de que Jesús se encontraba intercediendo ahora sentado a la diestra del Padre y era necesario orar en su nombre, dándole a la oración la armonía de su carácter porque la estaban presentando en el mismo Espíritu de dependencia y sumisión que Jesús lo hacía cuando oraba al Padre.  Cuando oramos con fe se está representando el reconocimiento de nuestra debilidad o ineptitud para resolver por nosotros mismos lo que nos aflige, y se convierte en la recomendación de nosotros mismos al reconocer la soberanía de nuestro Padre Celestial y su  poder, su control sobre todas las cosas por eso acudimos a Él,  porque sabemos que nadie más puede resolver   nuestros asuntos y entonces traemos esa carga sobre Jesús y descansamos confiadamente en la fidelidad de Dios.       Debemos destacar que  no hay ninguna oración en el NT dirigida distintivamente al Espíritu Santo.  

El tercer pilar de la iglesia es la predicación de La palabra de Dios, es el alimento que nos nutre  espiritualmente y nos fortalece, nos reanima, nos entusiasma, y debemos hacer énfasis en esta palabra que proviene del vocablo griego en-Theos (que lleva un Dios dentro)  (exaltación del ánimo bajo la inspiración divina), en los versículo del 15-20  el apóstol Pedro entusiasmado por el Espíritu Santo predica sobre las promesas de Jesús y sobre los salmos contagiando su entusiasmo y fortaleciendo a todos los presentes que eran como ciento veinte para que se mantengan fieles en su fe en Jesucristo y sobre todo resalta la importancia de la obediencia y a lo que nos lleva la desobediencia que viene siendo como una traición a la cristiandad y sus consecuencias.
Judas no creyó en que Jesús resucitaría, el confió en quienes conspiraron para matarle y pensó en sacar algo de provecho antes que lo asesinaran, si su fe hubiera estado cimentada en las promesas de Jesús nunca lo habría traicionado.    Pero como lo más sobresaliente de la predicación ahora que la estamos mencionando, no podemos pasar por alto,  que  Inmediatamente después de la porción bíblica que estamos escudriñando, ya en el capítulo II, y una vez que ha venido a ellos el Espíritu Santo inspira al propio Pedro y expone una verdadera cátedra de la Palabra de Dios proclamando la resurrección y la victoria de Jesucristo sobre la muerte,  en el momento justo en que el Espíritu Santo llevaba al éxtasis a todos los que estaban sentados en la casa, todos sumidos en un trance de desconcierto pleno de alegría y gozo, en donde se desvanece la conciencia ordinaria y la percepción natural de las cosas y su alma quedaba solo sensible a la visión impartida por Dios en esos momentos.
El día de Pentecostés es uno de los hechos más portentosos que nos narra la escritura y ¿a quién de nosotros no nos hubiera gustada haber vivido ese momento? de ahí el por qué muchos hermanos de otras denominaciones vivan con el ferviente deseo de revivir este evento y hacen innumerables intentos por lograrlo.

Otro pilar importantísimo que no podemos dejar de mencionar son los sacramentos, ya que son fundamentos imprescindibles en la vida actual de la Iglesia para que tengamos presente el sacrificio de Jesús por nosotros y su resurrección y así se mantenga viva nuestra esperanza en su promesa de que regresara y escatológicamente (a futuro) con su regreso  el cumplimiento de su promesa, como el novio ataviado para la cena o fiesta que representará la  celebración de las bodas del Cordero con  su iglesia.

Aunque en esta porción bíblica se trataba de los inicios de la iglesia y no sería sino hasta hechos 2: 38- 42 cuando encontramos incluidos tanto el bautismo como la cena del Señor, aquí se le menciona como el partimiento del pan.
 En Hech. 20: 7 vamos a encontrar que el apóstol Pablo ya incluía el partimiento del pan  en el culto el primer día de la semana y más adelante ya en sus epístolas lo denomina como la Cena del Señor.   Es importante hacer mención que la palabra sacramento no aparece en la Biblia. El origen de este término más bien deriva del juramento de lealtad que un soldado romano hacia a su emperador al considerarlo (su dios), la lealtad al Cesar era sobre todas las cosas, también se aplicaba a un objeto puesto como garantía de algo, que se depositaba para fines sagrados;      con el tiempo este termino fue tomando la acepción de algo sagrado y se aplico entre los Cristianos en los cultos practicados por la iglesia considerando inicialmente unos treinta sacramentos.

Los apóstoles son un pilar importante dentro de la iglesia, pero indiscutiblemente, la piedra angular, pilar principal y cabeza de la iglesia donde toman vida todos los anteriormente expuestos es Jesucristo, y como ya hemos mencionado en  la carta a los Heb. 3:1  nos lo confirma “Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión Cristo Jesús” porque fue el primer enviado por el Padre para perfeccionar su  revelación, iniciada imperfectamente por medio de los profetas, y ahora en Jesús llega a su plenitud, Jesús es superior a los ángeles, pero se humillo y se hizo igual a sus hermanos los hombres para privilegiarnos, para hacernos primeramente sus discípulos compartiéndonos su conocimiento sobre la obediencia, la humildad, la misericordia, la bondad, la justicia,  el amor al prójimo y todo esto es koinonia.    Y una vez que lo considero oportuno nos convierte en apóstoles y sacerdotes a través de la gracia alcanzada por su sacrificio, haciéndonos justos delante del Padre, y sus hermanos al convertirnos en hijos adoptivos del Padre.

Todos estos cimientos o pilares de la iglesia no han cambiado hasta nuestros días todas las iglesias que nacen y crecen y se desarrollan en el nombre de Jesús tienen estos mismos fundamentos, de hecho nuestra iglesia “AMMI-SHADDAY” nació exactamente así, primero varias familias con una fe convincente de que fueron llamados por Dios para servirle, formando una nueva iglesia, se empezaron a reunir en diversas casas para orar y pedir a Dios que nos guiara en este propósito y que si esa era su voluntad lo manifestara prosperando todo lo que se planeaba hacer en su nombre y el Señor contesto.
Posteriormente fuimos discipulados para ser diáconos, ancianos y maestros y servir en estos ministerios en la iglesia, es cierto que muchos hermanos y hermanas ya no están con nosotros se han ido a servir al Señor en otros lugares, otros ya están en la presencia de Dios y los que quedamos solo por la gracia bendita de Dios estamos aquí, el Señor ha añadido a muchos hermanos con nuevos bríos, para que fortalezca su obra en este lugar y algo muy importante hermanos nuestra iglesia siempre ha sido muy bendecida con los pastores que han servido al Señor en esta iglesia y por ello no deben cesar nuestros labios de darle gracias por todas sus bondades y misericordias.

Por último los versículos 21-26 nos habla de que era necesario que fueran doce y con ello nos muestra que todos somos necesarios, Dios no excluye a nadie, pero paradójicamente con el caso de Judas también nos muestra que nadie absolutamente nadie es indispensable en su iglesia, Judas debía ser reemplazado por su desvió por su traición como pilar inservible para sostener a la iglesia. 
Dios nos da la bendición de servirle y trabajar en su reino, pero son a veces nuestras experiencias y nuestra propia sabiduría humana la que queremos utilizar para dirigir y edificar a la iglesia, sin considerar que es la palabra de Dios la máxima autoridad que debe guiar en obediencia primeramente nuestras vidas y una vez que damos testimonio de ser aptos en ello nos concede ministrar a su Iglesia.

Confiando en que Jesús resucito y que vendrá por segunda vez en toda su gloria, para levantar a su iglesia gloriosa con él no desesperemos mantengamos viva su promesa que nos hizo en         Jn. 16: 22 “También vosotros ahora tenéis Tristeza; pero os volveré a ver, y se gozara vuestro corazón, y nadie os quitara vuestro gozo” oremos a nuestro Dios para darle gracias por lo que nos ha permitido hacer en esta amada iglesia en nuestros hechos pasados, y para que nos siga dando la oportunidad y el privilegio de servirle mejor y con mayor ahincó como su cuerpo.

Bibliografía: LA BIBLIA DE ESTUDIO DIOS HABLA HOY. Editorial “SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS” 1994
                      SANTA BIBLIA “VERSION REINA VALERA 1960”
                      DICCIONARIO EXPOSITIVO VINE Editorial “Grupo Nelson” 2007
                      NUEVO DICCIONARIO DE LA BIBLIA. Editorial UNILIT 1999.

Hechos 1.12-26



La Biblia (Hispanoamérica), SBU

12 Regresaron entonces a Jerusalén desde el llamado monte de los Olivos, lugar cercano a la ciudad, de la que distaba el trayecto que se permitía recorrer en sábado. 13 Cuando llegaron, subieron al piso en que se alojaban; eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.
14 Todos estos, junto con las mujeres, con María la madre de Jesús y con los hermanos de este, oraban constantemente en íntima armonía. 15 Uno de aquellos días, Pedro, puesto en pie en medio de los hermanos, que formaban un grupo de unas 120 personas, habló como sigue: 16 —Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo anunció de antemano en la Escritura por medio de David, referente a Judas, el guía de los que detuvieron a Jesús. 17 Era uno de los nuestros y había tomado parte en nuestra tarea. 18 Pero después, con el producto de su delito, compró un campo, se tiró de cabeza desde lo alto y reventó por medio, desparramándose todas sus entrañas. 19 Este suceso se divulgó entre todos los habitantes de Jerusalén, por lo cual llamaron a aquel lugar, en su propio idioma, Hacéldama, es decir “campo de sangre”. 20 Todo esto está escrito en el libro de los Salmos: “Que su mansión se vuelva un desierto/ y no haya quien habite en ella”. Y también: “Que otro ocupe su cargo”.
21 Se impone, por tanto, que alguno de los hombres que nos acompañaron durante todo el tiempo en que Jesús, el Señor, se encontraba entre nosotros, 22 desde los días en que Juan bautizaba hasta que fue arrebatado de nuestro lado, se agregue a nuestro grupo para ser con nosotros testigo de su resurrección.
23 Así que propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, y apodado "el Justo", y a Matías. 24 Luego hicieron esta oración: “Señor, tú que conoces a todos en lo íntimo de su ser, manifiesta a cuál de estos dos has escogido 25 para que ocupe, en este ministerio apostólico, el puesto del que renegó Judas para irse al lugar que le correspondía”. 26 A continuación echaron suertes, y le tocó a Matías, quien fue agregado al grupo de los otros once apóstoles.

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...