sábado, 24 de marzo de 2012

18 de marzo de 2012


¿Qué ha conseguido ya la visita de Ratzinger?


¿Qué ha conseguido ya la visita de Ratzinger?

Uno de los objetivos de la visita de Ratzinger es contrarrestar la creciente presencia de grupos evangélicos. 
18 DE MARZO DE 2012

Para quienes piensan, dentro y fuera de México, que la visita de Joseph Ratzinger tiene sólo propósitos “pastorales” y no políticos, lo sucedido en la Cámara de Senadores el miércoles 14 es una refutación bien clara: como un “obsequio” para el obispo de Roma, el Episcopado Mexicano y la población católica, en ese orden estricto, las comisiones legislativas aprobaron el dictamen que modifica el texto del artículo 24 constitucional para establecer la controversial “libertad religiosa”, fruto de la presión de la iglesia católica para congraciarse con su máximo dirigente mundial.

A escasos 9 días de la llegada de Ratzinger al país, los senadores dieron cabida a las minutas enviadas en diciembre pasado por la Cámara de Diputados, en un movimiento calificado como  express  o de  fast track,  puesto que hay toda una serie de iniciativas o proyectos de ley, considerados incluso como urgentes, pero que deberán esperar su turno, ante la premura con que se trabajaron estos temas en vista de la cercanía de la “visita papal”. Semejante celeridad en el tratamiento de estas reformas contrasta con la necesidad de abordar otros asuntos y muestra el grado de influencia del catolicismo en un país que no acaba de normar suficientemente los comportamientos políticos de las jerarquías religiosas mayoritarias, a pesar de que la separación del Estado y las iglesias proviene desde el siglo XIX y fue confirmada por la Constitución promulgada en 1917.

Ciertamente, ese mismo día dichas comisiones aprobaron también el cambio al artículo 40 para que ahora se establezca explícitamente la laicidad del Estado mexicano, pero también es verdad que la aprobación de ambos artículos fue negociada por los partidos mayoritarios, Acción Nacional, de Felipe Calderón (PAN), y el Revolucionario Institucional (PRI). Se supo muy bien que los representantes del primero aceptarían que el texto constitucional afirme que el Estado es laico, a cambio de que el segundo condescendiera con la modificación tan ansiada por los obispos. El sitio oficial del Senado consigna que la minuta aprobada establece que “toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión”, así como “a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado”. Y agrega que los senadores “ratificaron el agregado que los diputados hicieron al texto constitucional para indicar ‘que esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado’ en las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley”. Y concluye: “En el dictamen aprobado se aclara que como todo derecho, también la libertad religiosa tiene límites jurídicos, por lo que se incluyó en la última parte del primer párrafo del artículo que ‘los actos públicos de expresión de la libertad religiosa no se utilicen con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política’”. [1]

 La Jornada  consigna que antes, durante la discusión en comisiones, el senador Pablo Gómez (Partido de la Revolución Democrática) preguntó: “¿Qué necesidad hay de meter este galimatías a la Constitución, donde ya se establece la libertad de profesar la religión que más convenga?”. Coincidió en ello el panista Alejandro González Alcocer, que votó en contra de la reforma. Gómez expuso “que es innecesario fijar esas tres libertades que están ya integradas en otras partes de la Constitución, y alertó sobre la gravedad de que ello derive en llevar a la ley suprema del país la objeción de conciencia y abrir el camino a litigios interminables en la educación, la medicina y la función pública”. [2]

El editorial de  La Jornada  del jueves 15 expresa muy bien el sentir de los sectores que incluso se consideran “agraviados” por la aprobación inicial de estas reformas, llegando al extremo de decir que con ellas se inicia “el desmantelamiento del Estado laico”, lo cual resulta paradójico al considerar que simultáneamente se modificó el artículo que afirma la laicidad estatal. [3] Luego de destacar lo innecesario de las reformas en este momento, concluye: “Ante la falta de razones válidas y de peso para la reforma mencionada, y en vista de los efectos políticos y sociales nocivos que pudieran desprenderse de ella, la única explicación plausible a la luz verde legislativa otorgada ayer es un inadmisible afán de dar gusto al alto clero católico ante la inminente llegada al país de Benedicto XVI. Así pues, a reserva de esperar a que la citada reforma sea o no avalada por el pleno, ésta difícilmente ayudará a construir una sociedad más justa y libre, y sí fortalecerá, en cambio, el poder –de suyo desmedido– de la jerarquía católica en el país, y se sumará, para colmo, a las poco decorosas muestras de abandono del carácter laico del Estado mexicano frente al Vaticano” . [4]

Es verdad que aún falta que los dictámenes lleguen al pleno de la Cámara de Senadores para su aprobación final y que después deberán recorrer las cámaras de las 31 entidades del país para su promulgación definitiva, pero todo ello no le resta importancia al hecho de que, como varios analistas han señalado, el Episcopado, junto con el embajador del Vaticano, el francés Christophe Pierre, ha presionado indebidamente al gobierno filocatólico de Calderón para apresurar estos cambios ante la inminente presencia de Benedicto XVI. Se sabe, incluso, que el gobierno de Guanajuato quiere obligar a la Iglesia La Luz del Mundo a cubrir su templo denominado “La Torre de la Fe”, pues se encuentra muy cerca del lugar donde Ratzinger oficiará la misa principal de su viaje y desea impedir que el pontífice católico lo visualice desde el aire. [5]

Pierre declaró que “el papa respetará las leyes mexicanas” y que aunque "estamos en periodo electoral, […] el papa no viene a incidir en el periodo electoral, [pues] él también tiene que respetar las leyes del  país ”. Agregó que, sin embargo, “es un jefe de Estado y por eso será recibido oficialmente por el jefe de Estado y se va a encontrar con él”. Observó: “El papa nunca viene para decir a los políticos lo que tienen que hacer, él no viene para tratar un tema específico, como la pobreza, que la tratará siempre desde la fe, a partir del modo como vivimos el Evangelio podemos cambiar la realidad”. Y detalló que el papa “no llega con programa político o social, él viene con el Evangelio, va a invitar a la personas a vivir con coherencia el Evangelio a fin de dar su aportación de forma positiva”. [6] No obstante estas afirmaciones, ha quedado bien claro que Pierre ha influido de manera determinante en la organización de la agenda de Benedicto XVI, pues a diferencia de otras visitas, no se incluyó ninguna reunión con víctimas de abuso por parte de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, ni con representantes de otras iglesias o religiones. [7]

Después de todo, el editorial del semanario  Desde la Fe  del 11 de marzo plantea con mayor claridad otro de los objetivos de la visita de Ratzinger, esto es, contrarrestar la creciente presencia de grupos evangélicos, aunque claro, analizada desde una óptica muy peculiar: El Papa visitará un país que ha sido punto de referencia para la fe católica por su historia de casi 500 años, simbolizada en la veneración a la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac. Sin embargo, se encontrará con una realidad que está cambiando rápidamente su fisonomía religiosa, ya que en los últimos treinta años han aparecido infinidad de grupos y comunidades del protestantismo estilo norteamericano, sobretodo de evangélicos y pentecostales, caracterizados por su rechazo a la Iglesia”. [8]

En resumen, la política y la religión seguirán formando parte de una mezcla que por momentos puede ser explosiva, pero que sirve muy bien para modular lo que las masas de creyentes y ciudadanos no alcanzan a veces a percibir. Si no, cómo entender las declaraciones del embajador mexicano ante el Vaticano en el sentido de que Ratzinger y Calderón dialogarán “sobre libertad religiosa”, por supuesto. El diplomático abundó en la expresión de sus deseos personales al decir que la expectativa por la visita “es impresionante”, lo cual al menos en la capital es bastante falso y que “todo hace pensar que la visita provocará una gran sacudida de almas”. [9] De modo que mientras llega el 23 de marzo, la visita de Benedicto XVI está ocasionando ya nuevos debates políticos y religiosos, aunque de último minuto, las bancadas priísta y panista ya acordaron aprobar de manera definitiva los cambios después de la visita papal, “con el fin de evitar un mayor escándalo del que se ha suscitado”. [10] (LC-O)
 




   [2] A. Becerril y V. Ballinas, “Avalan PRI y PAN en comisiones del Senado reformas religiosas”, en  La Jornada,  15 de marzo de 2012, p. 5, www.jornada.unam.mx/2012/03/15/politica/005n1pol.

   [3] Cf. Fernando Camacho Servín, “En peligro, esencia del Estado laico: expertos”, en  La Jornada,  16 de marzo de 2012, p. 19, www.jornada.unam.mx/2012/03/16/politica/019n2pol.

   [4] “Reforma innecesaria y preocupante”, en  La Jornada,  15 de marzo de 2012, p. 2, www.jornada.unam.mx/2012/03/15/edito.

   [5] Verónica Espinosa , “Tensión entre católicos y La Luz del Mundo”, en  Proceso,  24 de febrero de 2012, www.proceso.com.mx/?p=299274.

   [6] Notimex y Eugenia Jiménez, “Benedicto XVI no viene a incidir en política: Christophe Pierre”, en  Milenio Diario,  13 de marzo de 2012, www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/3ad932613eb6d0332ab40e0862986e64

   [7] “Descarta Vaticano encuentro del Papa con víctimas de Maciel”,  Notimex,  16 de marzo de 2012, en  www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=819003&seccion=seccion-nacional&cat=1.

   [8] “¿Cuál México encontrará el Papa?”, en  Desde la Fe,  11 de marzo, http://laverdadigital.com.mx/noticias.php?id=6939.

   [9] Andrés Beltramo Álvarez, “Dialogará el Papa con Calderón sobre libertad religiosa”, en Notimex,  16 de marzo de 2012,  www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=645860.

   [10] “Aprobarán reforma religiosa luego que se vaya Ratzinger”, en  La Jornada,  16 de marzo de 2012, p. 19,  www.jornada.unam.mx/2012/03/16/politica/019n1pol.

Letra 264, 25 de marzo de 2012


LA CRUZ. PARA LA PRÁCTICA PASTORAL
H.-G. Link

I. “El mensaje de la cruz” (I Co 1.18), es decir, la predicación de la significación salvífica de la muerte de Jesús, centro de la teología paulina y de la teología de la Reforma, en concreto de la luterana, ha entrado hoy día en crisis. Para comprender la muerte de Jesús se emplean conceptos, fórmulas y categorías conocidas de antiguo y cargadas de tradición. Pero ¿quién las entiende fuera de los teólogos, y a quién ayudan para llevar una vida liberada bajo la soberanía del crucificado? E. Käsemann ha descrito la aporía de un modo impresionante: “...ese Jesús que muere fundamenta nuestra salvación, tomando sobre sí nuestra culpa y llevando sobre sí por nosotros la cólera de Dios. Innumerables predicadores se atormentan ahora al llegar el día de viernes santo, tratando de aclarar cómo es esto posible, sin conseguirlo” (Kreuz, 7). La predicación de la muerte salvífica de Cristo se agota con afirmaciones infundadas y teorías vacías y sin nervio, las cuales no poseen ninguna fuerza para configurar y cambiar la vida cotidiana.
A eso se añade una segunda dificultad que H. lwand formula así: “Hemos rodeado el escándalo de la cruz de coronas de rosas. Hemos hecho de él una teoría salvífica. Pero eso no es la cruz. Esa no es la dureza puesta por Dios en ella” (en: Diskussion, 288). El hecho profano de la cruz se transformó muy pronto en una celebración cúltica de la cena y en el sacrificio sacramental de la misa. Después del viraje constantiniano, la perseguida ecclesia crucis (iglesia de la cruz) se dispuso demasiado rápidamente a asumir el papel de una ecclesia triumphans (iglesia triunfante) dispuesta a perseguir. Conectando con tradiciones de la edad media pudo desarrollar Anselmo de Canterbury (Cur Deus homo: Por qué Dios se hizo hombre) una teoría sobre la necesidad de la muerte de Jesús para el proceso salvífico.
El símbolo del patíbulo ante las puertas de Jerusalén, que en otro tiempo pintaban los cristianos perseguidos en las paredes de sus catacumbas, se transformó en pieza ornamental del arte eclesiástico y en tutela de los sepulcros, en adorno en el cuello de las muchachas y en signo de dignidad en el pecho de obispos y papas, y degeneró hasta llegar a ser distinción honorífica por méritos militares o civiles. El escandaloso mensaje de la cruz, que les valió a los primitivos cristianos el nombre de átheoi, ateos, “sin Dios”, ha perdido color hasta transformarse en objeto de edificante piedad y ha cristalizado en aburrida ortodoxia, que casi todo el mundo conoce, pero que ya no incita ni estimula a nadie.
A la vista de tales desviaciones del mensaje neotestamentario de la cruz, hay que preguntarse hoy día con especial urgencia sobre el sentido o el sin-sentido de la predicación cristiana de la cruz. Todavía resuena en Goethe algo de aquel asombro original frente al “signo de la irreconciliación” (Storm), cuando entre las cosas más dignas de aborrecimiento, junto al tabaco, los chinches y el ajo, enumera también a la cruz (Venez. Epigr.). Nietzsche se enfurecía contra la “miserable moral del que se mete en un rincón” y contra el “nihilismo” de la moral cristiana de la cruz (Antichrist). ¿No ha contribuido la predicación de la cruz, hecha por hombres que sufren y aguantan porque “son incapaces de decir que no y de resistir” (Nietzsche), a dorar el terrenal valle de lágrimas con una aureola de santidad y a orlar con una corona de flores imaginarias las cadenas de la miseria humana? En vez de esto y “en protesta contra la miseria real” ¿no debería dicha predicación —como quería Marx (Frühschriften, ed. Landschut, 208)— haber arrojado aquellas cadenas exentas de fantasía y vacías de consuelo, para cortar las flores vivas?
Sobre todo hay que preguntarse qué ha pasado con el carácter peculiar de la muerte de Jesús. ¿No es acaso la muerte nobilísima de un Sócrates, tal como Platón la describe en el Critón, más impresionante y más digna de encomio que el desesperado grito de muerte en el patíbulo del Gólgota? ¿No existe el peligro para los contemporáneos de monstruosidades tan espantosas como las de Auschwitz e Hiroshima, Vietnam y Biafra, de que el tormento de ese único crucificado se pierda entre los dolores de muchos millones, que tuvieron que sufrir y morir más larga y cruelmente que Jesús? ¿Cómo ha de entenderse esta muerte (la de Jesús)? ¿Fue el castigo de un criminal, que no se atuvo a las leyes religiosas y civiles en vigor? ¿Fue el final de un agitador político que suscitaba el levantamiento contra la soberanía romana? ¿O tal vez la muerte libremente aceptada, suicida, de un desesperado que se entregó a sí mismo en manos de sus adversarios? ¿O es la muerte de Jesús el asesinato de un incómodo maestro de la verdad, la prueba de credibilidad de un ideal, por el que un idealista luchó durante toda su vida, el sacrificio voluntario de un mártir, que permaneció fiel a sus ideales hasta llegar a un amargo fin? ¿O tiene razón Pablo cuando habla de ofrecerse por amor llegando hasta la entrega de la propia vida?
La predicación cristiana tradicional interpreta la muerte de Jesús casi siempre como sacrificio expiatorio vicario por nuestros pecados. Pero, ¿qué puede hacer un hombre del s. XX con conceptos cúlticos como sangre, víctima, expiación? E. Bloch recoge la crítica de muchos contemporáneos cuando escribe a este propósito: “...nada hubo jamás en el mundo más inútil y al mismo tiempo (en cuanto analogía pagana con el dios anual que muere y resucita) más apologético para lo que es corriente en este tipo de gobierno del mundo, que la satisfacción vicaria mediante la magia de la cruz y de la muerte sacrificial” (Religion im Erbe, 1967, 92). Pero, sobre todo, ¿es acaso en absoluto pensable y realizable una sustitución vicaria por nuestros pecados a la vista del modo moderno de entender la persona? Ya Kant decía en contra que esa culpa original “no podía ser saldada por otro, ya que no es una vinculación transmisible..., como es una deuda monetaria..., sino la más personal de todas, a saber: la deuda del pecado, que sólo puede llevar el culpable, no el inocente” (Die Religion innerhalb, ed. Vorlander, 19616, 77).
La tradición cristiana habla también de reconciliación del mundo mediante la muerte de Cristo. Sin embargo, tal entusiasmo no ha podido dejar fuera de juego el problema central de la teodicea (si Deus, unde maluml: si Dios existe, ¿de dónde procede el mal?). Dostoievski hace que Ivan Karamazov se queje así: “¿Qué clase de armonía es ésta, en la que existe semejante infierno? (tormentos y sufrimientos de los niños inocentes)”. Además, se predica la muerte de Jesús como propia de Dios. ¿No significa esto que desde el primer viernes santo Dios mismo está muerto, de tal manera que hemos de desarrollar una “teología de la muerte de Dios”? (D. Sölle). Una predicación de la cruz que se haga con sentido de responsabilidad no puede sustraerse a estas preguntas de nuestro tiempo, si no quiere correr el peligro de caer en una estafa y en “argumentos especiosos” (Ef 5.6).

II. La muerte de Jesús colocó ya a sus contemporáneos ante cuestiones torturantes, acerca de cuya solución se luchó enconadamente en la época del NT. Los judíos veían la ejecución de Jesús como el castigo legítimo y la maldición divina contra un blasfemo (Dt 21.23; Gál 3.13); los romanos, con la crucifixión, habían quitado de en medio a un presunto agitador, peligroso para el estado. Pero para los discípulos de Jesús su ignominiosa muerte de criminal significaba el fin catastrófico de sus esperanzas mesiánicas; shock que tuvo como consecuencia su huida inmediata a Galilea. La vida de Jesús terminó “fuera de las murallas” (Heb 13.12 s) entre los criminales (Lc 22.37) y dejando la cuestión abierta de si con su palabra y obra había despuntado o no el reinado escatológico de Dios.
La respuesta a aquellas preguntas planteadas no la dio nadie, según los testimonios del NT, sino Dios mismo, y lo hizo dando la razón, mediante la resurrección de Jesús de entre los muertos, al crucificado y su obra. La continuidad entre viernes santo y pascua no está fundada ni en la fe de los discípulos ni en el poder de Jesús, sino sólo en el acto creador de Dios, que se mostró a sí mismo como aquel que “da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe” (Ro 4.17). Sólo a la luz de la mañana de pascua se abrió la comunidad fundacional lentamente al sentido de la desconcertante muerte de Jesús y de su vida llena de interrogantes. Es decir: el sentido salvífico de la cruz de Cristo no se puede entender y predicar bien partiendo sólo del horizonte de su vida, sino únicamente a partir de la pascua. “La muerte de Jesús es anunciada, porque el crucificado vive” (principio directriz de la Declaración de principios EKU). Ciertamente hay que distinguir entre la cruz y la resurrección de Jesús, pero no hay que separarlas. Una predicación de viernes santo que no incluyera el acontecimiento de pascua, predicaría quizás un legalismo piadoso, pero no sería el anuncio evangélico de Cristo.
La resurrección del crucificado dio la razón al camino del Jesús terrenal, que prometió el perdón y la proximidad de Dios a los publícanos y pecadores, sentándose con ellos a una mesa (Mc 2,1ss, 13ss). Ella confirma el derecho de Jesús a ocupar el lugar de los impíos y a poner en juego su vida como rescate en favor de los hombres (Mc 10.45, 14.24b) Con la ayuda del AT interpretó la comunidad judeocristiana la muerte de Jesús como la muerte vicaria del siervo de Dios (Is 53) y, dentro de la teología judía del pecado y la expiación, la interpreto con categorías culticas como cordero pascual (I Co 5.7), víctima expiatoria (Ro 3.25), etcétera. De este modo se expresa el juicio divino sobre la culpa humana, así como la actuación vicaria de Cristo por nuestra salvación, que ningún hombre hubiera podido conseguir La muerte acaecida en la lejanía de Dios, en la cual el juez tomó sobre sí el juicio en favor de los juzgados (Barth), para posibilitarle así la cercanía de Dios, se entiende aquí como realización de la nueva alianza divina Si Pablo y la carta a los Hebreos se han aferrado al pensamiento de la representación vicaria exclusiva, no podrá hoy renunciar a ella la predicación evangélica de la cruz, si no quiere correr el peligro de caer en una ética legalista de la cruz Precisamente en una época en la que el modo autónomo de entender a la persona ha conducido a muchos hombres a una afirmación rígida de sí mismo y a un ansia atormentadora de autorrealización de la propia existencia, es de una importancia decisiva hacer prevalecer el “tú puedes” del evangelio frente al “tú debes” de la ley
Pero aquí se plantea el problema más decisivo de la teología actual de la cruz, cómo se puede hacer inteligible y explicable el prae y extra nos (antes y fuera de nosotros) de Cristo Pues la teología judia del sacrificio y de la expiación, así como las teorías dogmáticas sobre las penas vindicativas y la satisfacción de Cristo, siguen siendo hoy día ininteligibles e inaceptables Quizás pueda ayudar el intento, ya apuntado, de hacer una nueva interpretación el significado salvífico de la muerte de Jesús está en que “el hombre para los demás” (Bonhoeffer) entró en aquel lugar, en el que nuestra existencia fracasada amenaza con hundirse en la desesperación y en el abismo de la nada La cruz de Jesús, que no podemos ni necesitamos llevar, nos ha abierto así una nueva vida en un humanismo liberado y liberador También Lutero piensa en este centro de la predicación evangélica de la cruz cuando escribe en De la libertad de un cristiano: “Es así como Cristo posee todos los bienes y toda la felicidad todas estas cosas son propias del alma, y el alma tiene sobre si todo vicio y todo pecado éstos se convierten en propiedad de Cristo De ahí resulta ahora el feliz contraste y el intercambio feliz” (ed Ciernen II, 15)
Vivir bajo la soberanía del crucificado significa para sus seguidores salir del campamento y llevar sobre sí también el oprobio de Cristo (Heb 13.13) Los cristianos helenísticos perseguidos experimentaron muy pronto que la cruz no es en modo alguno un acontecimiento histórico pasado, al contrario, aprendieron a entender la vida y el sufrimiento del Jesús terrenal como el camino prescrito también para ellos (Mc 8.31 34) Expresaron esto con el pensamiento del bautismo en la muerte de Cristo (Ro 6.3 ss) La cruz de los cristianos consiste primeramente en crucificar el propio Adán, que se busca a sí mismo, a fin de poder actuar en favor de los demás como hombre nuevo (Ro 6.6) De este modo se ven liberados de la necesidad de justificarse y afirmarse a sí mismos y reciben la libertad de “confesar las culpas propias y colectivas, en lugar de ocultarlas o de equilibrar las culpas propias con las ajenas” (Declaración de principios EKU, 21). El nacimiento del hombre auténtico tiene lugar entre dolores, como no podía ser menos.
Según el testimonio paulino, la existencia misionera del enviado de Cristo le lleva a la solidaridad con sus sufrimientos (Fil 3.10). Para una iglesia obediente esto significa no vivir para sí misma, sino iniciar un éxodo decidido fuera de las propias murallas, a fin de experimentar el escándalo y la fuerza de su mensaje en medio del mundo con la provocación de la cruz (I Co 1.18 ss). “Si ella predica la palabra de la cruz y está preparada a tomar la cruz sobre sí, no necesita preocuparse por su eficacia” (Declaración de principios EKU, 23).
El Jesús terrenal se hizo intercesor de los pobres, los marginados y los despreciados de su pueblo, y se atrajo odio, persecución y enemistad de las esferas sociales judías dirigentes. Del mismo modo, es propio de la “praxis” de sus seguidores, comprometerse en favor del derecho de los que han sido privados de él, y de la liberación de los oprimidos; proporcionar ayuda a los que no la tienen, comprensión a los despreciados y misericordia a los culpables, aun cuando por ello haya que soportar la incomprensión y la enemistad de la sociedad.
La virtualidad universal del acontecimiento de la cruz coloca bajo el juicio y la —• promesa de Dios, no solamente al individuo, sino también a grupos, sociedades, pueblos, y finalmente, a toda la humanidad. En este sentido, la cruz de Cristo incluye no solamente un aspecto personal, sino también político. Dado que la muerte de Cristo promete superación de las enemistades, reconciliación y paz entre Dios y toda la humanidad, sus seguidores tienen la tarea de actuar entre pueblos enemigos o incluso enfrentados en guerra, como vanguardia de la reconciliación y la paz.
También la experiencia actual de la ausencia e ineficacia de Dios en un mundo no reconciliado e irreconciliable, se halla bajo el signo de la cruz. El tormento del abandono divino, que tampoco faltó a Jesús (Me 15, 34), hace surgir a la luz del día la verdadera miseria de los hombres y la profunda nostalgia de Dios que experimenta el mundo. Ahora bien; con la resurrección del crucificado cae también ese mundo bajo la luz de la mañana de pascua y bajo la promesa de la nueva creación (Ro 8.18 ss). Con todo, el resucitado sigue siendo el crucificado, y el futuro reino de Dios se actualiza provisionalmente sólo en la figura de la cruz como esperanza. Precisamente la tensión entre la negación, que supone la cruz, y la afirmación propia de la resurrección, manifiesta claramente la diferencia que hay entre el caos actual y el nuevo mundo de Dios, entre la miseria de este tiempo y la salud prometida en el futuro, entre la ausencia de Dios, aquí experimentada, y su presencia, que ha sido prometida. A la vista de ese reino prometido y esperado, la cruz, experimentada en el presente, suscita sufrimiento, crítica y resistencia frente a hombres o situaciones, que no corresponden al futuro del reino, transformándose así la cruz de Cristo en señal de protesta contra este mundo, que no “está teñido de Dios”.

L. Coenen et al., Diccionario teológico del Nuevo Testamento. Vol. I. Salamanca, Sígueme, 2004.

Actividades


“LA TEOLOGÍA DE LA CRUZ” ES EL TÍTULO DE LA REFLEXIÓN DE HOY A LAS 17.30 HRS., PREPARATORIA PARA SEMANA SANTA.

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 27 de marzo, 19 hrs.
Reinado de Baasá (I Reyes 15.33-16.7)
Modera: A.I. Pablo Gil

REINADO DE BAASÁ
Adolfo Ham 
La estructura es muy similar a la anterior: una fórmula introductoria (vv. 33-34), la fórmula final (16.5-6), y el encuentro con el profeta Jehú (16.1-4), con una posdata en el v. 7, que según algunos se origina en una “fuente profética” interesada en las acciones de ese tipo, que tal vez se originó en Jehú (cf. II Cr 20.34).
v. 33: Tirsa fue una ciudad cananea (jos 12.34) y bajo Jeroboam se convirtió en la capital de Israel hasta que Omri la trasladó a Samaria (16.24). 16.1: El profeta Jehú parece el mismo que le profetizó a Josafat, según II Cr 19.2. En los vv. 2.3 la amenaza sigue igualmente una fórmula (“fórmula de amenaza”) que se halla en 14.7-11; 21.20b-24; II R 9.7-10ª, y que consta de dos partes: a) la razón por la cual se condena a Baasá (v. 2) y en el v. 3 la amenaza propiamente dicha, que se basa en 14.1-11. v. 4: Es también una repetición de 14.11. v. 7a: Es una versión resumida de los vv. 1-4 y 7b presenta dos dificultades: ¿qué significa “con la obra de sus manos”? y ¿por qué se le condena por destruir la casa de Jeroboam si estaba cumpliendo lo profetizado en 15.29-30? No parece que fuera la única vez, observan algunos especialistas, cuando se revalora a alguno de los reyes como Jehú en II R 9.1-3 y Os 1.4.

Historia y poder. Comentario sobre el libro de Reyes. I. Quito-Matanzas, CLAI-Seminario Evangélico de Teología, 1999, p. 75
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

30 – Preparación para Semana Santa (II), 19.30-22.30 hrs.

ABRIL: LA PASIÓN SEGÚN SAN PABLO. EL ESCÁNDALO DE LA CRUZ

1-8 – Cultos de Semana Santa
9-14 – Brigada misionera
22 – XVII Aniversario de la Iglesia

28 – Actividad de evangelización

El camino de Jesús, modelo de entrega y de servicio, L.C.-O.


25 de marzo, 2012

Jesús de Nazaret fue, como bien resume una fórmula, “el-hombre-para-los-demás” (D. Bonhoeffer), precisamente porque concibió y desarrolló su existencia histórica como un acto de entrega y servicio permanente. Este “desprendimiento”, como solemos llamar, en relación con su persona, le granjeó la aceptación de un grupo marginal y minoritario de hombres y mujeres que lo siguieron tratando de entender su mensaje y, al mismo tiempo, el rechazo abierto de los gobernantes, además de la indiferencia de la mayoría de la población. La vocación con que asumió la tarea de promover el Reino de Dios mediante señales y milagros (Jn 11.47-48) le permitió interpretar esta triple situación como parte de un proyecto divino que contemplaba, por un lado, la superación de los criterios éticos legalistas para relacionarse con el prójimo en el marco de un statu quo determinado que se sostenía, como siempre sucede, a costa del sufrimiento de las masas populares para estar al servicio de quienes las controlaban, especialmente en la vertiente religiosa.
El Cuarto Evangelio presenta los entretelones del complot contra Jesús, en el que participaron los dirigentes religiosos (sacerdotes y fariseos, v. 47a) y, más tarde, los militares romanos. El verdadero peligro fue bien percibido: “Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación” (v. 48): a) dejar de actuar, sin unirse a él ni combatirlo; b) por consiguiente, y ante la necesidad colectiva, la fe en él se extendería irremediablemente; c) el imperio intervendrá para imponer el orden; y d) se acabará la religión institucional y la nación misma, esto es, ellos perderían el control espiritual e ideológico sobre la gente.
La cadena de acciones de servicio que impactaba profundamente al pueblo había impacientado a ambos sectores, por lo que después de uno de los sucesos más espectaculares (la resurrección de Lázaro) deciden actuar: se reúnen para discutir la situación y, con la orientación paradójica de Caifás, una profecía involuntaria pero coherente, en el sentido de que sólo una persona debía morir en lugar de todo el pueblo (vv. 49-50), optan por matarlo (v. 53). El comentario del narrador (vv. 51-52) sitúa la decisión con el doble significado: primero, que Jesús moría por el pueblo y, segundo, que reuniría a los dispersos.
A partir de ahí, suceden dos cosas: Jesús se aparta con sus discípulos cerca del desierto (v. 55) y comienzan las especulaciones sobre si se atrevería a ir a la fiesta a Jerusalén (v. 56), pues ya estaba dada la orden para capturarlo. A continuación, será ungido para el martirio (12.1-8). La disposición para servir y entregar la vida a los demás es respondida con un complot de muerte. La oposición entre la luz y las tinieblas, tan propia de este evangelio, se manifiesta aquí mediante el contraste entre la limpidez de una entrega de vida con la brutal decisión de una condena a muerte de facto, a todas luces fuera de la ley, divina y humana. El modelo vital de Jesús, de apertura total e inclusividad sin límites es respondido por una conspiración para acabar con su vida. El Reino de Dios y las fuerzas del Anti-reino se confrontan en un conflicto que acabará con la muerte ignominiosa de Jesús, pero que se proyectará inevitablemente hasta alcanzar la luminosidad de su resurrección.
Jesús trazó su camino a la cruz con acciones de servicio y liberación para el pueblo pobre, necesitado e ignorante. Reavivó sus esperanzas y las colocó en el horizonte del Reino de Dios devolviéndole, literalmente, la vida, como a Lázaro. La ceguera con que los líderes y buena parte del pueblo reaccionaron manifestó su incomprensión de los propósitos divinos. No pudieron entender que alguien se desapegara de esa forma de sí mismo para consagrarse al servicio de la venida del Reino de Dios en vida y obra, pues como resume José Antonio Pagola:

Jesús no ofrece dinero, cultura, poder, armas, seguridad_ pero su vida es una Buena Noticia para todo el que busca liberación.
Jesús es un hombre que cura, que sana, que reconstruye a los hombres y los libera del poder inexplicable del mal. Jesús trae salud y vida (Mt 9.35).
Jesús garantiza el perdón a los que se encuentran dominados por el pecado y les ofrece posibilidad de rehabilitación (Mc 2.1-12; Lc 7.36-50; Jn 8.2-10).
Jesús contagia su esperanza a los pobres, los perdidos, los desalentados, los últimos, porque están llamados a disfrutar la fiesta final de Dios (Mt 5.3-11; Lc 14.15-24).
Jesús descubre al pueblo desorientado el rostro humano de Dios (Mt 11.25-27) y ayuda a los hombres a vivir con una fe total en el futuro que está en manos de un Dios que nos ama como Padre (Mt 6.25-34).
Jesús ayuda a los hombres a descubrir su propia verdad (Lc 6, 39-45; Mt 18.2-4), una verdad que los puede ir liberando (Jn 8.31-32).
Jesús invita a los hombres a buscar una justicia mayor que la de los escribas y fariseos, la justicia de Dios que pide la liberación de todo hombre deshumanizado (Mt 6.33; Lc 4.17-22).
Jesús busca incansablemente crear verdadera fraternidad entre los hombres aboliendo todas las barreras raciales, jurídicas y sociales (Mt 5.38-48; Lc 6.27-38).[1]

Todo esto fue y es parte del modelo extraordinario de entrega y servicio que desarrolló Jesús para que, de manera alternativa, el pueblo de su época, igual que hoy, supiera y experimentara la cercanía del Dios del Reino de paz, justicia y armonía que introdujo su Hijo en el mundo.


[1] José Antonio Pagola, “Jesucristo. Catequesis cristológicas”, en www.mercaba.org/FICHAS/JESUS/003-02.htm.

Juan 11.47-54


Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy

Entonces los principales sacerdotes y los fariseos convocaron un concilio, y decían: “¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación”. Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no saben nada, ni tienen en cuenta que les es más conveniente que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca”.
Ahora bien, no dijo esto de su propia iniciativa, sino que siendo el sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que están esparcidos. Así que, desde ese día planearon entre sí matar a Jesús. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la región cerca del desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con los discípulos.

sábado, 17 de marzo de 2012

Letra 263, 18 de marzo de 2012


LA IGLESIA LUTERANA MEXICANA CELEBRA
A SUS LIDERESAS
www.lutheranworld.org/lwf/index.php/mexican-church-female-leaders.html

 

Rev. Karina García Carmona, pastora de la Iglesia Santísima Trinidad en la Ciudad de México. © ILM

Cuando la reverenda Karina García Carmona fue instalada como pastora de la Iglesia La Santísima Trinidad en la Ciudad de México, en 2011, su congregación planteó una pregunta sencilla: ¿quiere que le digamos “pastora”? “No sé si hice lo correcto, pero les pedí que me dijeran simplemente Karina, pues me parece que el respecto y la autoridad se ganan”, dijo recientemente García Carmona.
Ella es una de las tres mujeres ordenadas al ministerio por la Iglesia Luterana Mexicana (ILM), iglesia miembro de la Federación Luterana Mundial (FLM) en una decisión revolucionaria en abril de 2009. “El diálogo y el proceso de aprendizaje [con la congregación] ha sido largo y sincere, una situación que hizo posible establecer una relación de cariño y respeto que aprecio mucho”, reflexiona Karina. “He experimentado el apoyo y la buena recepción de la congregación que nunca ha considerado que ser una mujer joven sea un obstáculo”.
La reverenda  Ángela del Consuelo Trejo Haager, pastora de la Iglesia Luterana Cristo, también en el D.F., ha experimentado las alturas y las simas en su ministerio. “Mi experiencia ha sido un amplio espectro de emociones que van de la tristeza al dolor, la frustración y el triunfo, la desesperación y la fe en que es posible seguir creyendo en una iglesia donde hombres y mujeres caminen juntos codo con codo”, afirma Trejo.
“Mi más ponderosa experiencia ha sido con las mujeres de la congregación, pues con ellas aprendí a comprender la vida a través de su mirada y sus vivencias. Su presencia y entusiasmo me motivan a seguir adelante”.
“Ellas han compartido el dolor de la muerte y la enfermedad, la ‘crisis’ de ser mujeres —abuelas, madres, solteras, divorciadas, viudas— y cada una ilustrando lo que significa vivir el Evangelio desde una perspectiva femenina. Tengo la esperanza de que la iglesia sea un espacio donde los hombres y las mujeres puedan reunirse como una comunidad y un lugar propicio para la sanación, la alegría y el dolor, un espacio que fomente la participación mutual de hermanos y hermanas, en el camino de la vida, compartiendo la presencia de Dios”, dice Trejo.

Abriendo nuevos caminos
Para la reverenda Sofía Deyanira Tenorio May, pastora de la Iglesia Luterana Gracia, en el D.F., ser una mujer ordenada al ministerio eclesiástico ha sido una experiencia maravillosa que le ha permitido reafirmar la inequívoca presencia de Dios en su vida. Sin embargo, no todo ha sido fácil. La cultura y las tradiciones fueron superadas  y se enfrentó a la difícil tarea de formar una iglesia y hacerla crecer.
No obstante, Tenorio está comprometida “para continuar la difícil labor de abrir nuevos caminos para la siguiente generación de mujeres y ser testigo del hecho de que, con la ayuda de Dios, todo es posible cuando se trata de construir el Reino de Dios en la tierra”. Dado que nunca había conocido a una pastora en la iglesia, el líder laico Eliel Huerta dijo que escuchaba con más atención los sermones de Ángela, observaba su oración por los enfermos y los proyectos con diferentes grupos. “Estoy convencido de que el ministerio no es una prerrogativa exclusiva para los hombres”, agregó.
El reverendo Moisés Pérez Espino advierte que el ministerio de las mujeres, aunque no está exento de momentos difíciles, tiene ya un gran impacto en sus congregaciones. “Las pastoras se han Ganado gradualmente el respeto y el espacio gracias a su perseverancia y a la manera en que han resistido las ideas y costumbres patriarcales. Pero ahora su presencia es apreciada y muy bien recibida”, agregó Pérez.

Una reforma en marcha
El presidente de la ILM, Daniel Trejo Coria, señala que sólo hay un ministerio en la iglesia. “La iglesia se enriquece por el ministerio de los creyentes, hombres y mujeres, llamado a servir en la comunidad, y para hacerlo con fidelidad a las Escrituras y para honrar y glorificar a Dios”.
La reverenda doctora Elaine Neuenfeldt, secretaria del área de Mujeres en la Iglesia y la Sociedad de la FLM, dice que celebrar el testimonio de las mujeres ordenadas es un signo de una reforma en marcha en camino a la celebración de los 500 años de la Reforma Protestante en 2017. “El ministerio dinámico de estas mujeres nos ofrece al mismo tiempo una base sólida, además de una esperanza realista de progreso en el camino hacia la justicia de género en la iglesia”, concluyó. (Versión: LCO)
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APRUEBAN COMISIONES LEGISLATIVAS REFORMAS EN MATERIA RELIGIOSA
ALC Noticias, 15 de marzo de 2012

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Las comisiones unidas que trabajan las propuestas de cambios a la Constitución en materia religiosa (artículos 24 y 40), han aprobado la reforma del texto de ambos artículos para que ahora se afirme explícitamente la libertad religiosa, en el primer caso, y que México es un Estado laico, en el segundo. Según la nota de El Economista, firmada por Jorge Monroy, 7 senadores integrantes de la comisiones de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos votaron a favor de la modificación del artículo 40 y hubo 4 abstenciones.
En medio de protestas a las afueras del recinto legislativo en la céntrica avenida Reforma, los legisladores discutieron después la reforma al artículo 24, relativo a la libertad religiosa, la cual ha generado más polémica dada la presión del Episcopado y la creciente percepción de que se aprobaría esta segunda reforma como “regalo” por la cercana visita de Benedicto XVI al país, tal como lo afirma La Jornada en la portada de su edición del jueves 15, atribuyendo la decisión a los partidos Acción Nacional (PAN; en el gobierno) y Revolucionario Institucional (PRI). Algunos grupos opositores señalaron que con esta medida “se está desmantelando el Estado laico”.(Andrea Becerril y Víctor Ballinas, “Avalan PRI y PAN en comisiones del Senado reformas religiosas”, en La Jornada, 15 de marzo de 2012, p. 5, www.jornada.unam.mx/2012/03/15/politica/005n1pol.)
Diversos senadores, entre los que destaca María de los Ángeles Moreno, de filiación religiosa protestante, y ex presidenta del PRI, se han pronunciado en contra de esta modificación constitucional “por considerar que en esa instancia legislativa se vició el proceso de aprobación, ya que en comisiones se aprobó un documento y en el pleno otro”, como consigna la nota.
Monroy agrega que “incluso senadores como Alejandro González Alcocer [del gobernante Acción Nacional], y Pablo Gómez [del centroizquierdista PRD] se han pronunciado en contra de la minuta de reforma al artículo 24 constitucional, donde se plantea que ‘toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado’”.
El debate sobre la libertad religiosa ha causado gran controversia porque se considera que es el primer paso para abrir los medios de comunicación a las iglesias. La nota concluye: “Esta libertad incluye al derecho del participar individual o colectivamente, tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley. Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política”.
La nota de La Jornada añade: “‘¡Vendepatrias, es el regalito que le van a dar al Papa!’, les gritaron los inconformes, luego de que por ocho votos a favor y cuatro en contra se aprobó la minuta que reforma el artículo 24 de la Constitución, sobre libertad religiosa. Ante el escándalo, el coordinador de los senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones —quien siguió la discusión desde su oficina—, ofreció una conferencia de prensa para aclarar que los dictámenes ayer aprobados no se turnarán de inmediato al pleno, ya que ello amerita un acuerdo político entre todos los grupos parlamentarios para saber cuándo es posible votarlos sin prisas y con mucha serenidad”.
A su vez, Elena Michel, en El Universal, consignó la aprobación de la minuta que también se presentará al pleno de la Cámara de Senadores en los próximos días. Miembros de los partidos opositores criticaron el proyecto de reforma “por estar mal redactado y responder a los intereses de la Iglesia católica”.
Un senador del PAN argumentó: “Ya reconocimos el Estado laico en la Constitución, por lo que debemos de reconocer de manera expresa la libertad religiosa, de lo contrario ello nos traerá problemas e inconformidades”. (E. Michel, “Aprueban en comisiones reforma religiosa”, en El Universal, 14 de marzo de 2012.)
La nota agrega que en el dictamen no se contempla ninguna modificación a los artículos 1, 3, 27 y 130, o abrir el camino a futuras reformas. Un senador priísta afirmó que la reforma “define más las cosas que suceden en la realidad y deja claro que los actos de culto se harán en las iglesias, y que las excepciones se harán conforme a lo que marca la ley”. Los perredistas Pablo Gómez y Yeidckol Polevnsky señalaron que la reforma “es una petición de la Iglesia” y demandaron no aprobarla para no echarse encima otro problema en el país.
La Comunidad Teológica de México llevó a cabo una mesa redonda sobre el tema el miércoles 14 por la tarde, con la participación de los especialistas Roberto Blancarte y Carlos Martínez García, en la que se comentó que el debate a seguir deberá exponer las ventajas y desventajas de una aprobación definitiva, pues nuevamente la Iglesia Católica ha hecho valer su peso específico e influencia para una decisión de esta envergadura. Por otra parte, Martínez García ofrecerá una conferencia sobre el Padre Manuel Aguas, precursor del protestantismo mexicano, el miércoles 21, en la misma institución. (LCO)
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HABLANDO DE LA CRUZ
Samuel Gallegos González

 

Una cosa es evidente: nosotros hemos sacralizado la cruz. La cruz la hemos convertido en un objeto sagrado, que merece todo nuestro respeto y nuestra mayor veneración. La hemos convertido en un concepto teológico que nos libra de cargar la nuestra, porque ya “Cristo ocupó nuestro lugar en ella”. Sin embargo, originalmente la cruz no fue algo sagrado o religioso ni Jesús le dio el significado de salvaguarda para nuestra falta de compromiso con la sociedad. La cruz era, en tiempos de Jesús, el tormento, la humillación y la vergüenza que sufrían los esclavos, los delincuentes más peligrosos, los revolucionarios y subversivos que se rebelaban contra el Estado. Cicerón dijo: "Todo lo que tenga que ver con la cruz debe mantenerse lejos de los ciudadanos romanos, no sólo de sus cuerpos, sino hasta de sus pensamientos, ojos y oídos". Y de hecho en Roma iba contra las buenas costumbres el hablar en presencia de gente decente de una muerte de esclavos tan repugnante. Y es que, en realidad, la cruz era "la más vergonzosa de las penas". Pero hay más. Para los judíos no sólo se trataba de un tormento espantoso, sino que además era una maldición divina: "Maldito el que cuelga del madero" (Gál 3:13; Dt 21:23). Apartado de entre los vivos y de la comunión con Dios, el que moría en la cruz sólo podía ser un blasfemo indeseable, que merecía semejante reprobación y desprecio.
Esto era la cruz en tiempos de Jesús. A estas implicaciones aludía Jesús cuando advertía que si alguno quería seguirle, tenía que cargar con su cruz (Mateo 10:24 y 38). Y sin embargo, nosotros hemos convertido la cruz en una reliquia santa y sagrada, en una teología “salvaguardista”. La hemos metido en los templos, la hemos colocado sobre los altares, le hemos dado una explicación “teológica” y seguimos dejando que Jesús cargue solo con la cruz, que para eso vino, decimos. De esa manera le hemos quitado toda su fuerza subversiva y revolucionaria. De esta manera la cruz ha venido a perder su significado original. De un instrumento de tortura y reprobación que Jesús usaba para explicar cómo había que seguirle y las consecuencias de ello, hemos hecho un distintivo de honor, grandeza y poder, la hemos hecho una justificación de nuestra mediocridad, de nuestra falta de compromiso con el prójimo, de nuestra defensa de nuestra zona de confort, porque todos nos negamos a cargar con ella. Este es el indicio más patente de la perversión radical que ha sufrido el cristianismo en la conciencia de muchas personas.

Actividades


EL PRÓXIMO DOMINGO A LAS 17.30 HRS. NOS REUNIREMOS PARA REFLEXIONAR SOBRE LA PRÓXIMA SEMANA SANTA

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 20 de marzo, 19 hrs.
Reinado de Nadab
(I Reyes 15.25-32)
Modera: Hna. Marena Ponce

SUMARIO REGIO DE NADAB
Pedro Zamora

Con el sumario de Nadab se inaugura la serie de sumarios referidos a la monarquía de Israel y paralelos a la judaíta de Asá. Dado que en dicha serie predominan los golpes de estado y las consiguientes usurpaciones del trono, se crea una comparación deliberada con la estabilidad de Asá. La serie de sumarios de la monarquía israelita concluye con el suspense sobre el destino de la segunda generación de la tercera dinastía (los omridas).
vv. 25-32. Nadab no llegaría a reinar dos años completos, si nos atenemos al contraste con el v. 33 (Basá comenzó a reinar al tercer año de Asá de Judá). El juicio típicamente negativo de los reyes de Israel (v. 26) le empareja a la figura de Jeroboam, pero con gran fugacidad, dado que de inmediato sufre la conspiración de Basá, hijo de Ajías, que el narrador no quiere que confundamos con el profeta Ajías de Siló citado en el v. 29. El golpe de estado se da en plena batalla con unos enemigos que hacía tiempo que no aparecían: los filisteos. Éstos controlan gabatón, una población levita de Dan a 6 km al este de Guézer, que es parte del reino de Israel. Aunque Gabatón […] Como cabía esperar, el narrador acaba centrando su interés en el cumplimiento del oráculo de Ajías (v. 29) pronunciado ante la esposa de Jeroboam. Su oráculo era sin duda demoledor, pero históricamente es obvio que una usurpación dinástica conllevaba necesariamente la eliminación de cualquier candidato legítimo a la sucesión, de modo que el profeta no hace sino reflejar el patrón político-moral del tiempo.
Reyes. I. La fuerza de la narración. Estella, Verbo Divino, 2011, pp. 304-305
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

25 – Cumpleaños/ Despensas/ Preparación para Semana Santa (I): “La teología de la cruz” (17.30 hrs.)
30 – Preparación para Semana Santa (II): “En camino hacia la cruz” (19.30 hrs.)
31 – Taller de música

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...