viernes, 28 de diciembre de 2012

Dios nos conduce hacia su eternidad, L. Cervantes-O.


31 de diciembre, 2012

Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Eclesiastés 3.4-35, RVR 1960

Cada vez que cerramos un ciclo vital y abrimos otro surge la posibilidad de la renovación y el avance. Según la Biblia, la existencia humana no es un círculo sino una línea continua que se dirige hacia un propósito final, el cual, guiado por el propio Dios conduce hacia una consumación plena en donde Él nos está esperando siempre. El tránsito temporal por el que atravesamos es siempre una oportunidad para que, desde la perspectiva de la fe, reorientemos el rumbo de lo que hacemos y pensamos. El Eclesiastés, como parte de una reflexión sobre el tiempo, sugiere, con una bella y profunda frase, la manera en que los seres humanos podemos asumir el paso del tiempo en la conciencia y la posibilidad de asomarnos a la eternidad. Puesto que si Dios ha encomendado un trabajo para cada persona, también colocó en ellas un atisbo de esa eternidad, a la cual nos llama y nos atrae, aunque no podamos comprenderla: “Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (3.10-11). Así lo expresa la traducción La Palabra: “…todo lo hizo hermoso y a su tiempo, e incluso les hizo reflexionar sobre el sentido del tiempo”. Dios habla hoy: “puso además en la mente humana la idea de lo infinito (olam)”.
El texto contrasta muy bien a los dos sujetos: el del tiempo, el ser humano acompañado por Dios, y en la eternidad, obviamente Dios, el creador, adonde eventualmente incorporará a la humanidad. La reflexión sapiencial muestra cómo el tiempo humano está siempre acompañado de la eternidad divina que lo acecha, pues si el creador puso esa conciencia de la trascendencia, eso mismo capacita al ser humano para “conectarse” con ella según el designio divino. “Dios es, en su eternidad, contemporáneo de todo tiempo”.[1] El escepticismo dominante en el libro (“todo es vanidad”) no deja de aceptar que ese designio deberá imponerse sobre todas las cosas. Parte de esa voluntad del creador consiste en que, a partir de esa conciencia de lo infinito, el aprovechamiento del tiempo se realice con esperanza. Jorge Luis Rodríguez imagina este diálogo con el autor del Eclesiastés, con base en sus textos:

—Qohélet, ¿cuál es la esperanza en la que esperas?
—Mi esperanza es seguir vivo, vivir, no morir, dejar de tener miedo de Dios y de los invasores, sentir nuevamente que Dios está próximo y que no es indiferente a los males que afligen nuestra tierra. Espero continuar teniendo los momentos de felicidad que puedo obtener de esta vida. Espero apartar las tristezas de mi corazón, volver a acordarme de mi creador y sentir el deleite del sol en mis ojos y que la luz es dulce. Mi esperanza es vivir muchos años, tener una vejez tranquila —cuando se cierren las puertas que dan hacia la calle y se rompa el hilo de plata— y que en el momento de la muerte mi último suspiro se vuelva hacia Dios.[2]

Ciertamente, como dice Borges en un poema, “no estamos acostumbrados a la eternidad”,[3] pero el aprendizaje y la conexión con ella implica tener una adecuada relación con Dios. Qohélet, hombre conservador pero sumamente observador de la vida, afirma que el ser humano “ha recibido de Dios en su inteligencia y conciencia (“corazón”), la idea de una armonía, de una compatibilidad”.[4] El concepto de eternidad, olam, “es el tiempo supremo de Dios, que engloba y supera al de los ‘tiempos’ experimentables. […] Historia, eternidad, cosmos y creación se entrecruzan en este versículo”.[5] Pero esa conciencia parece estar adormecida o, incluso, estar dominada por los sucesos cotidianos, “distraída” por los sucesos transitorios, materiales. Pero el Eclesiastés se mueve en terreno más firme: una mirada radical sobre la realidad es capaz de recuperar la profundidad y la claridad sobre las intenciones divinas. Él lo logró a partir de cuestionar los resultados últimos de la piedad y encontró que muchas cosas no funcionan como deberían y que la lógica religiosa inflexible no siempre tiene razón.
Con las alegrías dispersas no se alcanza la felicidad total en un mundo tan impredecible y el acceso a la eternidad no está bloqueado, porque la eternidad. Eclesiastés está consciente de que todo procede de Dios y de que eso va más allá de la “teoría de la retribución”. Cada vez que el ser humano acude a esa noción de eternidad que posee de origen se encuentra en el umbral de lo sagrado y puede percibir los tiempos vividos desde el prisma de la eternidad. Dios conduce a sus hijos/as hacia la eternidad por caminos propios, impredecibles e inexpugnables, pero la certeza de que lo hace produce también seguridad ante los tiempos nuevos, ante las puertas abiertas o cerradas que se presentan permanentemente. Ya la comparación entre la eternidad divina y el tiempo humano causa un fuerte impacto: “Tus años duran por generaciones;/ tú antaño fundaste la tierra,/ y el cielo es obra de tus manos./ Ellos perecen y tú perduras,/ se desgastan todos como la tela;/ tú como a un traje los cambias/ y ellos se desvanecen./ Pero tú eres el mismo/ y no se acaban tus años” (Sal 102.25b-28). Dios nos atrae hacia sí y ya ha comenzado a incorporarnos a su eternidad en la persona de su Hijo. Estamos en sus manos eternas, vivamos en consecuencia.




[1] Wolfhart Pannenberg, Teología sistemática. Vol. I. Madrid, Universidad Pontificia Comillas, 1992, p. 422.
[2] J.L. Rodríguez Gutiérrez, “‘Mientras hay vida hay esperanza’. Las pequeñas y firmes esperanzas diarias en Qohélet”, en RIBLA, núm. 39, http://claiweb.org/ribla/ribla39/mientras%20hay%20vida%20hay%20esperanza.html.
[3] J.L. Borges, “The cloisters”, en La cifra (1981): “Siento un poco de vértigo./ No estoy acostumbrado a la eternidad”.
[4] Gianfranco Ravasi, Qohélet. Bogotá, San Pablo, 1999, p. 106.
[5] Ibid., p. 107.

Letra 302, 30 de diciembre de 2012


PROMESA DE AÑO NUEVO: CONOCERSE A SÍ MISMO
Telésforo Isaac
ALC Noticias, 21 de diciembre de 2012

Es tradicional que al principio del año calendario secular, muchas personas hacen promesas de iniciar nuevos modales de pensar, relacionarse, disciplinar la vida para empezar una nueva forma de conducirse durante el nuevo año.
La mayoría de las veces esos votos hechos en momentos de condición emocional y con expresiones emotivas; se olvidan muy pronto y desaparecen  como gotas de agua de rocío al frente del sol naciente de un nuevo día. Pues, las promesas de año nuevo se parecen a lo que escribió José Ángel Buesa en su poema: “En la gota de rocío brilla el sol, la gota de rocío se seca”, y “desaparece el brillo y el perfume de la rosa”.
Las personas sensatas deben hacer promesas atendibles y poner de su parte todos los esfuerzos para cumplirlas lo mejor posible, y no ser “como gotas de rocío que brillan al amanecer de un nuevo día para desaparecer a la salida del sol”.
A fin de mantener los votos tomados al comienzo del nuevo año y cumplirlos bien, se debe hacer el importante ejercicio de “conocerse a si mismo”.
El tema del “conocimiento propio” se viene tratando en la civilización occidental desde la época de los filósofos griegos. Se dice que Tales de Mileto (ca. 630-545 a.C.) fue la primera persona que consideró esta condición humana inherente de la personalidad. Ahora se reconoce este estado del ser humano, particularmente en la psicología, pero también en otras ramas de las ciencias sociales, como la ética.
El conocimiento propio, es en verdad, el secreto que ofrece respuesta  fehaciente para la comprensión del “porqué uno es como es”, y sirve por tanto,  para  orientar la formación, la  educación, el carácter, la mente, la conciencia, la conducta, en fin, los sentimientos y las actividades  de cualquier  persona. Es también útil para aprender a tratar a los demás.
Conocerse a sí mismo es poner el “YO” al desnudo, es hacer un examen exhaustivo de uno mismo, y obtener un diagnóstico de cómo uno es en verdad. Es quitar el vendaje de los ojos y ver las partes positivas y negativas de uno mismo.  Es mirarse en el espejo del alma y escudriñar la forma de pensar, la conducta y las relaciones con Dios, con uno mismo y con otros.
Hay que estar atento y dispuesto a efectuar introspecciones de vez en cuando para determinar la realidad  del estado del ser. Las reflexiones  hechas  periódicamente ayudarán a revelar y a usar  mejor las facultades de la inteligencia espiritual y emocional; además, permitirán mejorar los ajustes de los sentimientos en las relaciones inter-personales,  para la satisfacción personal y social.
No es frecuente mencionar el valor de “la  constancia”, porque  pasa desapercibida comúnmente en nuestra sociedad, aunque la condición de ‘no ser constante’, es tan común en un número considerable de personas, se hace difícil detectar esa condición de la personalidad humana.
Para la persona que padece de la condición de “no ser constante”, se le hace difícil ser plenamente auténtica, perseverante, solidaria y apegada a una ruta delineada hacia un propósito o meta preconcebida.
La personalidad inconstante sufre de inmadurez sin querer. Da saltos de manera incoherente, para después lamentarse y puede echar la culpa de su suerte a otros. No se hace personalmente responsable de su ineptitud de mantener el timón de su vida, y de su involuntario desvío al no alcanzar lo que creyó ser meta en el porvenir.
La persona que adolece de ser inconstante, que no llega a conocerse a si mismo y cambiar de esa condición, continuará  buscando fuera de sí, o lo que está afuera del área  de su vida y podrá llegar a creer que lo ajeno es mejor que lo suyo.
Apreciado lector, conócete a ti mismo, se persevante, mantén  vivos los votos concebidos y jurados, para no ser como gota de rocío que desaparece con el brillo del sol o al amanecer de un nuevo año.
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DESPUÉS DE HUIR, EVANGÉLICOS REGRESAN A SU TIERRA, PAHUATLÁN
Adriana Esthela Flores
Milenio Diario, 23 de diciembre de 2012

Todo empezó con un mensaje de celular enviado el martes 18 de diciembre a un grupo de pastores evangélicos: “Buenas tardes: orar fuertemente. Hermanos de Pahuatlán con críticos problemas de intolerancia religiosa. Más de 20 amarrados”. Así, fue como se desató un nuevo conflicto entre evangélicos y católicos en la sierra de Hidalgo.
El problema inició el lunes, cuando la asamblea de Pahuatlán, a unos 15 minutos de Huejutla, enclavado en el corazón de la sierra hidalguense, convocó a los 38 líderes evangélicos a que pagaran su contribución de 16 mil pesos, pactada en abril, para fiestas patronales y obras públicas. Los protestantes se negaron.
“Nosotros somos evangélicos, entonces la ley nos ampara para no pagar por cosas que no son de nuestra religión”, contó Celestino Hernández, pastor de la Iglesia Bautista Emmanuel. “Les dijimos que no íbamos a pagar y la gente se alborotó y dijo ‘!A la cárcel!”.
Estuvieron ahí hasta el martes. Los católicos aumentaron la presión y les insistieron en que pagaran o si no, enfrentarían las consecuencias. “No por ser evangélicos tenemos menos derechos, no podemos pagar para una iglesia diferente”, dijo Cruz Hernández, otro pastor.
“Entonces, los citadores nos tomaron por la espalda y nos amarraron los brazos con un lazo” relató Celestino. Según su versión, los 38 fueron amarrados a las 12 columnas que hay en la cancha deportiva ubicada a la entrada de la comunidad. “Los hermanos estaban amarrados bien apretados, a uno se le abría la mano. No les dieron de comer, eso no era algo de Dios”, contó entre lágrimas Antonia, una de las evangélicas.
Los evangélicos no cedieron, por lo que fueron expulsados el miércoles por la noche. Sus familias, temerosas de alguna represalia, salieron de la comunidad y se dirigieron al Templo de Huejutla, donde sus compañeros de religión les ofrecieron alimentos y camas. Eran 165 en total, entre los que había unos 20 ancianos, más de 60 niños (algunos, con menos de un año de edad) y una embarazada.
“Hermanos: Dios es nuestro amparo en la tribulación, es quien nos salva de la tempestad”, rezó el pastor Celestino al iniciar el acto de culto dentro del templo.
Después, algunos con los brazos en alto, los fieles rezaron el Padre Nuestro. “Me voy a aliviar en enero, no tengo nada, esto es muy duro”, dijo Otilia quien, junto a sus compañeros, esperaba una respuesta de las autoridades frente a este conflicto.
La obtuvieron el viernes al mediodía. El secretario del Ayuntamiento, Francisco Apellaniz Gandy, convocó a líderes de ambas religiones para llegar a acuerdos. En entrevista previa, descartó que se tratara de un conflicto por intolerancia religiosa y justificó que las autoridades no hayan impedido la expulsión.
“Aquí tenemos un conflicto social, de usos y costumbres y es muy difícil cambiarlos. Los evangélicos no quisieron cumplir con un acuerdo firmado para pagar su parte para trabajos en la comunidad. Aparte, se empezó a manosear esto por parte de gente ajena a la comunidad que les dijo a los evangélicos que no pagaran”, aseguró el funcionario.
“En estos conflictos medimos la situación y vimos que, si hubiéramos usado la fuerza pública, se hubieran tenido problemas más difíciles, hubiera pasado a mayores”, añadió.
El acuerdo realizado en Pahuatlán, en el que participaron el apoderado legal de la Iglesia Bautista Emanuel, Isaac Bermúdez García; el director de Asuntos Religiosos de la Subsecretaría de Gobierno, Antonio Vital Pérez así como Apellaniz Gandy, consistió en que los evangélicos pagarían su adeudo para las obras comunitarias y, de lo contrario, serán reportados ante las autoridades. Los católicos prometieron no tomar represalias.
Con este anuncio, la comunidad evangélica empezó el retorno a sus casas en Pahuatlán. Y por celular, esta vez, se enviaron otros mensajes: “La gloria y la honra para nuestro padre Dios. Nuestros hermanos ya están de regreso”. Pueden ver aquí un video sobre lo ocurrido en Pahuatlán, con declaraciones de los indígenas evangélicos: bcove.me/d40nu3kv.

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RESPONSABLES EN CASO ACTEAL GOZAN DE IMPUNIDAD: EVANGÉLICOS
Eugenia Jiménez
Milenio Diario, 22 de diciembre

La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas afirmó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación exhibió la injusticia procesal en el caso de la matanza de Acteal al dejar en libertad a inocentes, sin embargo “los que estuvieron en el juicio como acusadores, y los que pudieron haber prevenido los hechos del 22 de diciembre de 1997, tienen nombre y apellido, pero han gozado de impunidad”.
El pastor Arturo Farela, presidente de la Confraternice también consideró que el resurgimiento del zapatismo, como se vio el pasado viernes, “con aires del pasado permite la posibilidad de un enfrentamiento entre los indígenas”
Hace 15 años en Acteal, “se perpetró una masacre en la que perdieron la vida 45 indígenas, mayormente mujeres y niños. Ese acontecimiento se pudo y se debió evitar”. Y ante el escándalo internacional, el gobierno federal de aquel entonces se “dedicó a buscar chivos expiatorios, a montar pruebas y proseguir procesos eternos que a década y media no han terminado y que destruyeron con esto la vida de casi cien familias de reos que fueron puestos en prisión de manera injusta”. […]

"Saldos navideños": la búsqueda de la paz, L. Cervantes-O.


30 de diciembre, 2012

Simeón los bendijo y anunció a María, la madre del niño: — Mira, este niño va a ser causa en Israel de que muchos caigan y otros muchos se levanten. Será también signo de contradicción puesto para descubrir los pensamientos más íntimos de mucha gente. En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón.
Lucas 2.34-35, La Palabra, SBU

¿Por qué hablar de “saldos” en relación con la Navidad si criticamos tanto la comercialización y el consumismo en las fiestas cristianas? ¿No es más bien una falta de respeto al genuino “espíritu navideño” basado en el reconocimiento, a través de la fe, de la encarnación del Hijo de Dios en el mundo? ¿Al hablar así no estaremos reproduciendo la mentalidad superficial dominante en nuestros tiempos y eso nos puede alejar de una sana reflexión cristiana? Pero al utilizar este término lo hacemos en una acepción formalmente reconocida: “Resultado final favorable o desfavorable, al dar por terminado un asunto” (Diccionario de la Real Academia Española). De modo que es legítimo abordar estos resultados finales, favorables o desfavorables de la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret a partir de una perspectiva que nos traza el propio texto bíblico, en este caso, el evangelio de Lucas.
La “vuelta a la normalidad” relatada en 2.21-40, que conecta los días iniciales de Jesús con su crecimiento y visita a Jerusalén, coloca a los actores de la “primera Navidad” en circunstancias que difícilmente se podrían calificar de rutinarias, aunque el cumplimiento de la ley al circuncidarlo era una obligación de sus padres, lo mismo que otorgarle un nombre (ligado profundamente a la historia de salvación de Israel: Josué-Oseas-Jesús, Yehoshua, nombre-programa) y pasar por los días de la purificación (vv. 21-22). Al llevarlo a Jerusalén para presentarlo y ofrecer el sacrificio correspondiente (23-24) se encuentran con dos personajes de edad casi salidos de una leyenda: Simeón (su nombre: “Yahvé escuchó”; “hombre justo y piadoso que esperaba la liberación de Israel”) y Ana (su nombre: “bondad de Yahvé”; quien “no se apartaba del Templo, sirviendo al Señor día y noche con ayunos y oraciones”), representantes de la fe popular y que reciben al niño de manera inesperada. Él, guiado por el Espíritu Santo (en consonancia con la orientación teológica de Lucas-Hechos) para alabar a Dios por su venida y anunciar su destino profético (25-35); y ella para alabar a Dios también y hablar del niño a quienes también esperaban la liberación del pueblo. María y José reaccionaron asombrados ante semejante recibimiento (33). Así lo resume el brasileño Sandro Gallazzi, apuntando ya hacia la búsqueda de esos “saldos”, es decir, implicaciones de la presencia del Niño en el mundo real, humano:

El personal podía hasta ir a censarse, pero en su corazón, los pobres, ahora, sabían que el Señor era otro. No era el César, ni, tampoco, el sumo sacerdote, sino más bien el hijo de María. El pequeñito del pesebre.
El bebé de ocho días, hijo de gente pobre, recibirá el nombre de Jesús = “Yahvé salva”. ¡En el nombre lleva su misión!
El pobre tiene el mirar profundo, conoce de las cosas, sabe ver por detrás de lo que aparece. Simeón, un anciano justo y Ana, una viuda de ochenta y cuatro años, se encuentran con esta gente andrajosa. Las manos secas del viejo cargan a Jesús y proclama con alegría: “Ahora ya puedo hasta morir, pues ¡he visto la salvación que mi pueblo esperaba hace tanto tiempo! Este pequeño es ¡la luz de las naciones y la gloria de tu pueblo!” (2,29-31). Después, en voz baja, este anciano lleno de sabiduría alertó a la madre: “Tu vas a sufrir, por causa de este pequeño. Lo que él va a realizar, va a ser bueno para los pobres, pero habrá gente que no va pensar lo mismo”.
María quedó callada, no sabía que pensar, pero recibió la bendición del anciano, junto a José.[1]

Varias cosas saltan a la vista: primero, el procesamiento de la presencia del Hijo de Dios en el mundo pasa por el filtro de una fe popular, no impostada ni controlada por los poderes políticos o religiosos. La ausencia de sacerdotes es evidente, a pesar de que Zacarías formaba parte del personal religioso. Los hilos de la fe mesiánica y profética se van encaminando hacia rumbos completamente ajenos a la oficialidad y centrados en los designios divinos. Y segundo, el evangelista traza el derrotero de Jesús siempre en el marco de una cercanía con su pueblo para responder a su necesidad en todos los sentidos.
En esa línea, varias implicaciones (“saldos”) de la Navidad han sido planteados muy bien por el doctor René Krüger:

Creer que esa criatura es algo especial es realmente un acto heroico de fe; y aún más heroico es creer que se trata del enviado de Dios, el Mesías o Cristo, el Señor y Salvador. La oposición entre el poder visible, evidente y palpable de un imperio que pisa fuerte y la profundidad insondable y misteriosa de la fe da forma sustancial al relato de la escena navideña. La alegría en el cielo y su efecto sobre los humildes pastores de ovejas se basa en la obra puesta en marcha por Dios mismo y no sobre aquello que organiza el emperador de Roma.
Ubicar la llegada de la salvación en Belén, un rincón olvidado del mundo, significa polemizar frontalmente con las pretensiones divinas del emperador de Roma cuyo nombre de por sí ya era todo un programa: Augusto. Es polemizar con una política estatal que se encamina hacia la veneración religiosa de la máxima autoridad del imperio. Es afirmar una opción contracultural de Dios e invitar a la fe en ese Dios que llega a la humanidad en el niño Jesús, el Salvador que no aparenta serlo, el Mesías sin brillos ni esplendor. […]

Dios no se hizo ser humano “en general”. Se hizo ser humano pobre, marginado, excluido; en un lugar “imposible” y bajo circunstancias difíciles para su pueblo. Ahora ese Dios encarnado es rodeado por gente insignificante, pobre y despreciada. La historia de la Navidad contiene la semilla de la misión cristiana universal, que siempre ha de asumir una postura contraria a todo imperio de la historia, si es que quiere ser fiel a su Señor. […]

En el reconocimiento por Simeón y Ana se anuncia el problema del futuro de Israel, tematizado varias veces a lo largo de la doble obra lucana. Jesús tendrá un doble “efecto”: iluminará a los gentiles y será gloria de Israel; pero a la vez implicará caída y elevación de muchos en Israel y será señal de contradicción. Estas palabras evidencian que la línea divisoria no pasará entre Israel y los gentiles, sino entre creyentes y opositores. El EvLc desplegará esta división en el mismo Israel; Hch agregará luego la dimensión de los gentiles: hay judíos que llegan a creer; muchos rechazan la proclamación – y el evangelio va a los paganos, donde tampoco lo aceptarán todos. El relator deberá mostrar el porqué del carácter contradictorio del Niño como también qué significa la caída de unos y la elevación de otros.[2]

Los “saldos navideños”, como se ve, son muchos y sumamente comprometedores para todos/as, especialmente para quienes desean ser seguidores de Jesús.


[1] S. Gallazzi, “Javé es misericordia. Leyendo a Lucas 1-2 por la hermenéutica del conflicto”, en RIBLA, núm. 53, http://claiweb.org/ribla/ribla53/jave%20es%20misericordia.html.
[2] R. Krüger, “Una aproximación estructural a Lucas 1-4”, en RIBLA, núm. 53, http://claiweb.org/ribla/ribla53/una%20aproximacion.html.

Lucas 2.21-35


Simeón en el templo, Rembrandt, 1669.

21 A los ocho días llevaron a circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, el nombre que el ángel le puso antes de ser concebido. 22 Más tarde, pasados ya los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentárselo al Señor, 23 cumpliendo así lo que dispone la ley del Señor: Todo primogénito varón ha de ser consagrado al Señor, 24 y para ofrecer al mismo tiempo el sacrificio prescrito por la ley del Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones.
25 Por aquel entonces vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso que esperaba la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón 26 y le había hecho saber que no moriría antes de haber visto al Mesías enviado por el Señor. 27 Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al Templo cuando los padres del niño Jesús llevaban a su hijo para hacer con él lo que ordenaba la ley. 28 Y tomando al niño en brazos, alabó a Dios diciendo:

29 Ahora, Señor, ya puedo morir en paz,
porque has cumplido tu promesa.
30 Con mis propios ojos he visto
la salvación que nos envías
31 y que has preparado
a la vista de todos los pueblos:
32 luz que se manifiesta a las naciones,
y gloria de tu pueblo Israel.

33 Los padres de Jesús estaban asombrados de lo que Simeón decía acerca del niño. 34 Simeón los bendijo y anunció a María, la madre del niño: — Mira, este niño va a ser causa en Israel de que muchos caigan y otros muchos se levanten. Será también signo de contradicción 35 puesto para descubrir los pensamientos más íntimos de mucha gente. En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Dios nace entre nosotros: "¡Ya la tierra es cielo!", L. Cervantes-O.


24 de diciembre, 2012

En unos campos cercanos había unos pastores que pasaban la noche a la intemperie cuidando sus rebaños. De pronto, se les apareció un ángel del Señor y el resplandor de la gloria de Dios los llenó de luz de modo que quedaron sobrecogidos de temor. Pero el ángel les dijo: — No tengan miedo, porque vengo a traerles una buena noticia, que será causa de gran alegría para todo el pueblo. En la ciudad de David les ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esta será la señal para que lo reconozcan: encontrarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. […] Los pastores se volvieron dando gloria a Dios y alabándolo por lo que habían visto y oído, pues todo había sucedido tal y como se les había anunciado.
Lucas 2.8-12, 20, La Palabra, SBU

La seriedad con que los autores del Nuevo Testamento asumieron la realidad del acontecimiento de Cristo en el mundo y en la historia es una lección para nosotros hoy, puesto que al trasladar su comprensión de las acciones de Dios a la predicación y la enseñanza consideraron que debían situar la aparición del Hijo de Dios dentro del amplio plan redentor de Dios. Como parte de esa tendencia, Lucas sigue a su maestro y mentor, Pablo de Tarso, y reconstruye los sucesos que mostrarán y desarrollarán, por ejemplo, las afirmaciones paulinas de II Corintios 8.9: “Ya conocen cuál fue la generosidad de nuestro Señor Jesucristo: siendo rico como era, se hizo pobre por ustedes para enriquecerlos con su pobreza” o Gálatas 4.4: “… al llegar el momento cumbre de la historia, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley…”. Para ello, da la impresión de haber entrevistado a algunos de los actores de la “primera Navidad” (como diríamos hoy) y encuentra datos, detalles y situaciones que solamente él registra.
La preocupación cristológica originaria de Lucas solamente se equipara a la de Mateo, al grado de que ya es un lugar común la combinación de elementos de las dos narraciones, como es el hecho de relacionar a los pastores, del primero, con los magos orientales del segundo, con todo y que la presencia de unos y otros obedece a proyectos narrativos y teológicos muy distintos. Lucas se propuso rescatar la perspectiva a ras de suelo, de la gente pobre y, al mismo tiempo, del “empoderamiento” de la misma al ponerla en diálogo con la esfera celestial. Mateo, por su parte, asume el horizonte político superior, al presentar al representante romano Herodes como directamente implicado con los sucesos del nacimiento de Jesús. Mateo subraya el cumplimiento de las profecías antiguas, como parte de su inicial proyecto nacionalista judío (que se modificará a medida que avanza el texto) mientras que Lucas lleva a cabo algo así como el “matrimonio entre el cielo y la tierra”:

La historia de Dios se hace realidad en la historia cotidiana y vivida en el cuerpo de mujeres y de hombres. Esta historia se hace inmanente, trascendiendo, además, la concepción y la comprensión limitadas y limitantes de la condición humana al interior de esta historia. […] Por tanto, la historia personal aparece relacionada con la historia general. Y la cronología de las anunciaciones y de los embarazos aparece colocada junto a la cronología de la historia de Israel.[1]

En Mateo, los magos aplican una lógica muy comprensible: si el Mesías que estaba por nacer era también el rey de los judíos, pues había que preguntar por él en el palacio real, pero la historia muy pronto abandona ese lugar y se prescinde por completo, también, de la intervención de los poderes de la época. Lucas descarta totalmente el plano de la dominación y se ahorra el nivel político en el sentido negativo, pero para acercar el ámbito celestial y el terrenal sin necesidad de intermediarios que controlan y someten a las personas. El horizonte popular es el dominante en la intención de Lucas. Se privilegia la visión de los marginales, los necesitados, las mujeres y los ancianos. La historia narrada es un puente entre la eternidad del Dios que quiere estar cerca y los espacios sociales, culturales y religiosos condenados al ostracismo y el olvido. La cercanía entre el cielo y la tierra forma parte de un panorama de fe muy vasto:

Queremos entender Lc 1-2 de manera que, ya aquí, desde el inicio del evangelio de la anunciación, del nacimiento y de la infancia de Juan Bautista y de Jesús, están ya presentes las características histórico-teológicas de toda la obra lucana. Lc 1-2 es evangelio pleno, concretización de la historia salvífica del “Dios-con-nosotros”. […] …son historia salvífica de Dios junto a su pueblo. Y esto sucede también en la forma del sueño-anuncio, gravidez-feto, amamantamiento-bebé y cuidado-criatura. Dios salva a través de la gravidez y no sólo individualmente, sino a todo un pueblo y a la humanidad; Dios salva refiriéndose al feto no sólo a una persona, sino a toda su creación; Dios salva como criatura y no sólo por la debilidad, sino también por la confrontación y la sabiduría. Dios salva en su relación-presencia con mujeres portadoras de Su vida. Dios salva con lo Nuevo que ya está ahí, haciéndose carne en el misterio de la carne de mujer. Ésta es experiencia de lo sagrado, de este misterio tremendo y fascinante que se realiza en la vida, a través de anuncios de ángeles, de envolturas del Espíritu, de cuerpos de mujeres, fetos y criaturas…[2]

La insistencia de Lucas en colocarse en el plano microhistórico sirve para el propósito de hacer presente la salvación divina en el mundo, más allá de cualquier convenio, acuerdo o decreto imperial:

El núcleo del mensaje es la “buena nueva” o evangelio proclamado por el ángel del Señor: “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor” (Lc 2.11). […] …adopta la forma de una proclamación imperial, como parte de la moderada contrapropaganda lucana de que Jesús, no Augusto, era el Salvador y la fuente de paz, cuyo nacimiento marcaba el comienzo de una nueva era (es decir, el “hoy” escatológico).[3]

Ese presente escatológico es inaugurado por la presencia del Hijo de Dios encarnado en el mundo, y así se realiza lo que celebró el poeta novohispano Hernán González de Eslava: si Dios ha nacido entre nosotros, “ya la tierra es cielo”:



 
Al nacimiento
El mal se destierra,
ya vino el consuelo:
Dios está en la tierra,
ya la tierra es cielo.
Ya el mundo es trasunto
del eterno Bien,
pues está en Belén
todo el cielo junto;
no fallece punto
de ser gloria el suelo:
Dios está en la tierra,
ya la tierra es cielo.
Ya baja a ser Hombre
porque subáis vos;
ya está Hombre y Dios
debajo de un nombre.
Ya no habrá más guerra
entre cielo y suelo:
Dios está en la tierra,
ya la tierra es cielo.4

[1] Ivoni Richter Reimer, “Lucas 1-2 bajo una perspectiva feminista: …y la salvación se hace cuerpo”, en RIBLA, núm. 44, http://claiweb.org/ribla/ribla44/lucas%201-2%20bajo%20un%20aperspectiva%20feminista.html.
[2] Idem.
[3] R.E. Brown, El nacimiento del Mesías. Comentario a los relatos de la infancia. Madrid, Cristiandad, 1982, pp. 443-444.
4 H. González de Eslava, “Al nacimiento”, en A. Méndez Plancarte, Poetas novohispanos. I. 2ª ed. México, UNAM, 1964, p.53.

Letra 301, 23 de diciembre de 2012

EL MISTERIO DE ADVIENTO
Thomas Merton
Red de Liturgia del CLAI, 18 de diciembre de 2007


El misterio de Adviento es un misterio de vaciamiento, de pobreza, de limitación. Debe ser así. De otro modo no podría ser un misterio de esperanza. El misterio de Adviento es un misterio de comienzo: pero también es el misterio de un fin. La plenitud del tiempo es el final de todo lo que todavía estaba incompleto, todo lo que todavía era parcial. Es el cumplimiento en unidad de todo lo que era fragmentario.
El misterio de Adviento en nuestras vidas es el comienzo del fin de todo lo que en nosotros no es todavía Cristo. Es el comienzo del fin de la irrealidad. Y eso, sin duda, es motivo de alegría. Pero por desgracia nos aferramos a nuestra irrealidad, preferimos la parte al todo, continuamos siendo fragmentos, no queremos ser “un solo hombre en Cristo”.
El Cuerpo de Adán (“hombre”), que debería ser el Cuerpo del Amor de Dios, está desgarrado de odio. El Cuerpo de Adán, que debería estar transfigurado de luz, es un cuerpo de oscuridad y mentira. Lo que debería ser Uno en amor está dividido en millones de hostilidades frenéticas y asesinas. Pero sigue en pie el hecho: Cristo, el Rey de la Paz, ha venido al mundo y lo ha salvado. Ha salvado al Hombre, ha establecido Su Reino, y Su Reino es el reino de la Paz.
Adviento, para nosotros, significa aceptación de ese comienzo totalmente nuevo. Significa una disposición para hacer que la eternidad y el tiempo se encuentren no sólo en Cristo sino en nosotros, en el Hombre, en nuestra vida, en nuestro mundo, en nuestro tiempo. Si hemos de entrar en el comienzo de lo nuevo, debemos aceptar la muerte de lo viejo. El comienzo, pues, es el fin. Hemos de aceptar el fin, antes de poder empezar. O más bien, para ser más fieles a la complejidad de la vida, hemos de aceptar el final en el comienzo, ambos juntos".
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LOS EVANGÉLICOS EXPULSADOS DE PAHUATLÁN, HIDALGO, DENUNCIAN INTOLERANCIA RELIGIOSA
Protestante Digital, 21 de diciembre de 2012

Los evangélicos expulsados de Pahuatlán denuncian "intolerancia religiosa"La Iglesia Bautista Emmanuel ha sufrido presiones de los católicos y el encarcelamiento de varios fieles esta semana y, tras ser liberados, la expulsión de sus hogares.
El pastor de Pahuatlán, Celestino Hernández Cruz, junto al apoderado legal Rosalio García, han informado de la situación de persecución religiosa que los evangélicos de esta comunidad del Estado de Hidalgo están sufriendo en los últimos meses, presión que se ha recrudecido esta semana con el encierro de 52 personas y la posterior expulsión de sus hogares.

Crónica de una persecución
El día 17 de diciembre de 2012 se llevó a cabo la Asamblea para el nombramiento de nuevos delegados de la comunidad, de mayoría católica. La Asamblea volvió a enfatizar que no reconoce el derecho a la práctica de otra religión que no sea la católica. Este acuerdo va en contra de lo firmado ante el Estado y el Municipio en los que la comunidad se comprometía a respetar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, que establece que una persona “No puede ser obligado a prestar servicios personales ni a contribuir con dinero o en especie al sostenimiento de una asociación, iglesia o cualquier otra agrupación religiosa, ni a participar o contribuir de la misma manera en ritos, ceremonias, festividades, servicios o actos de culto religioso.”
La Asamblea instigada por los catequistas católicos y con la anuencia de su párroco, exigen que los evangélicos deben seguir cooperando para las fiestas patronales y participar en ellas. Para evitar que los evangélicos notificaran a las autoridades, la asamblea envió a gentes para vigilarlos y no permitir que salieran de la comunidad.
Fue posible enviar el aviso a su apoderado Legal (Rosalío García), quien a su vez solicitó la intervención de las autoridades Municipales y representantes Estatales para evitar actos violentos en contra de los Pastores y Evangélicos del lugar, ya que en estos casos “cuando la gente está reunida, nunca falta alguien que exalte los ánimos y se den golpes, expulsión de niños de las escuelas y llegar a privar ilegalmente de la libertad de las personas en las cárceles comunales” informan.

Encarcelados
Al mediodía se procedió al encarcelamiento de los evangélicos que se presentaron a la Asamblea, al negarse a firmar un compromiso de que son ilegales ante la ley. Los que estaban en sus casas intentaron huir, lográndolo solamente algunos, y fueron encarcelados un número aproximado de 52 personas entre las que se encontraba el pastor principal Celestino Hernández Cruz, un líder Pablo Hernández y otros más. Entre el grupo de encarcelados había también varios adolescentes.
Los evangélicos permanecieron encarcelados durante todo ese día y el siguiente, 18 de diciembre, sin recibir agua ni alimentos; sin que las autoridades Municipales y Estatales interviniesen. De hecho, los pastores denuncian que “el Lic. Antonio Bital, quien debería de intervenir en este asunto, no responde a su teléfono móvil después que fue notificado del problema”.
Así, se solicitó a continuación la intervención de la Federación y por conducto de la Lic. Mandujano se exhortó al Alcalde de Huejutla para que enviase a las fuerzas de orden público y rescatase a los evangélicos. En este momento, los evangélicos denunciaron que habían “comenzado la tortura física: sacaron al campo principal de Pahuatlán a los evangélicos amarrados y golpeados, colgaron de los brazos al pastor principal y amenazan con ahorcarlo si no se compromete a hacer lo que la asamblea quiera; los habitantes están rodeando el lugar para evitar que se acerque cualquier autoridad, las mujeres y niños que son familiares de los que están amarrados, no los dejan salir de la comunidad. Quien está al frente de la tortura, es el delegado segundo de Pahuatlán (se desconoce su nombre por el momento)”.
La Iglesia Bautista Emmanuel ha estado luchando con intolerancia religiosa todo el año, ya que durante el año han sido encarcelados sus líderes en varias ocasiones por no querer pagar cuotas o participar en las fiestas patronales.

Libres... pero expulsados
Hacia la tarde del día 18 de diciembre, más de 24 horas después de su encarcelamiento, los evangélicos fueron liberados y junto a los demás que estaban en la comunidad, fueron expulsados de sus casas en la comunidad de Pahuatlán. Aunque estuvieron en la calle, esperando por la intervención de las autoridades, éstas no hicieron acto de presencia.
Dada la situación, se trasladaron a la población de Huejutla en donde les dieron albergue en un Templo Cristiano Evangélico, donde tuvieron techo y comida que tanto les hacía falta. Mientras, siguen las amenazas de los católicos de destruir el templo y las casas de los hermanos. Están esperando que las autoridades puedan intervenir en este caso ya que hasta el momento no se ha visto mucha intención de ello y esperaban una respuesta positiva tras entrevistarse con el Lic. Antonio Bital, quien tiene la responsabilidad de atender esta problemática como parte de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos del Estado de Hidalgo.

Otro caso
En el caso de Puentes, Municipio de Huautla, Hidalgo, no se tiene información más reciente aparte del documento que hicieron llegar en donde la comunidad multó a una pareja evangélica que realizó la boda en su domicilio, con una cantidad de 15 mil pesos. En caso de no pagarla, les amenazan de quitarles sus derechos en la comunidad, quitarles los servicios a su domicilio y expulsarlos de la misma.
Según informan los pastores, "es importante considerar que en estos casos es difícil el proceso de atención debido a que las autoridades no han mostrado interés en el problema considerando además, que los problemas comenzaron a surgir a principios de año por la misma presión de los católicos para que los evangélicos cooperen y participen en las actividades religiosas, todo esto encabezado por los catequistas católicos quienes a su vez manifiestan que son instrucciones del sacerdote católico responsable de la región".
El documento de la asamblea, del 5 de noviembre, advierte que “hemos establecido que no admitimos ningún culto ni servicio religioso de alguna denominación religiosa mestiza, que atenten contra nuestra cultura y tradiciones religiosas (…). No admitimos ninguna denominación religiosa que no fuera la católica”.
Desde la comunidad evangélica esperan que la difusión de esta situación, notificada a los medios de comunicación del país, sirva para que se restablezca “el Estado de Derecho sin distingo de raza, religión, sexo, filiación política ni ninguna otra forma de intolerancia o discriminación, tanto en el Estado de Hidalgo, como en los demás Estados de la República Mexicana en donde se tiene esta práctica de intolerancia religiosa escondida atrás de los "usos y costumbres" mismos que se les ha dado por llamar "abusos y costumbres" que nada tienen que ver con la cultura autóctona la cual merece el reconocimiento”.
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LLAMADO A LA ADORACIÓN

Ven, Señor, a restaurar la obra de tus manos
¡Ven, Señor, y no tardes más!
Ven, Señor, a avivar la esperanza en los corazones
¡Ven, Señor, y no tardes más!
Ven, Señor, a traernos tu salvación
¡Ven, Señor, y no tardes más!
Ven, Señor, a cumplir las promesas de los profetas
¡Ven, Señor, y no tardes más!
Ven, Señor, a sentarte a nuestro lado
¡Ven, Señor, y no tardes más!
Ven, Señor, a llenarnos de alegría
¡Ven, Señor, y no tardes más!
Ven, Señor, a ser nuestra luz en el camino
¡Ven, Señor, y no tardes más!
Ven, Señor, a mostrarnos caminos de libertad
¡Ven, Señor, y no tardes más!
Ven, Señor, a todos los que te esperan
¡Ven, Señor, y no tardes más!

“Oración joven”, tomada del libro Laudate Dominum.

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

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