sábado, 24 de septiembre de 2011

Letra 238, 25 de septiembre de 2011



EL CRISTIANISMO EN LA RECONSTRUCCIÓN DE UNA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA
Carlos García de Andoin
www.iglesiaviva.org/213/213-13-ANDOIN.pdf

No son pocos los que piensan que el cristianismo tiene poco que decir en la tarea de la construcción de una ciudadanía democrática. Mirando a la historia no ven en la Iglesia sino uno de los adversarios de la democracia. Identifican a la religión con toda suerte de fundamentalismos, guerras e intolerancias. Así pues, la democracia será posible apartando a la religión de la vida pública. […]




La secularización en Europa podría hacer pensar en la insignificancia del cristianismo para la reconstrucción de una ciudadanía democrática. Sin embargo, desde una perspectiva mundial esto es francamente discutible. Según ese analista sobresaliente de los tiempos que vivimos, Manuel Castells, en la nueva sociedad de la información hacia la que vamos, la sociedad-red, la construcción de la identidad adquiere una centralidad determinante. La crisis de legitimidad de las grandes tradiciones, sistemas políticos e instituciones y la disfunción creada entre la función tecnoeconómica y los significados vitales, dejan un vacío de sentido que hoy se busca llenar a través de los procesos de reconstrucción de la identidad. […]

El cristianismo: matriz de ciudadanía democrática
No se pueden obviar las guerras de religión que asolaron Europa. También es verdad que la Iglesia, no Dios, se convirtió tardíamente a la democracia; de hecho se opuso a las ideas de democracia aliándose con el Antiguo Régimen y anatematizando el liberalismo (Syllabus). En nuestro entorno ahí ha estado una complicidad con la guerra civil que tan largamente interrumpió la democracia en España. […]



Hoy también adopta posiciones eclesiales —por ejemplo, en relación a la mujer— impropias de una cultura democrática. Sin embargo, sin el factor cristiano no puede explicarse la tradición democrática norteamericana; tampoco la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial sobre los pilares de la democracia, los derechos humanos y la solidaridad social. ¡Cómo olvidar el liderazgo político de los cristianos y padres fundadores de la Unión europea: Schumann, Adenauer y De Gasperi!. ¡Cómo no recordar la Declaración de los Derechos Humanos en la que activamente participó el intelectual cristiano Jacques Maritain! […]



Si además nos retrotraemos en la historia del pensamiento político para analizar la génesis de la idea moderna de libertad, ésta es impensable sin la existencia del cristianismo. Lo dice con gran lucidez el autor de ese gran manual de historia de las ideas políticas, George Sabine. La existencia y especificidad del cristianismo crea unas condiciones que serán de estricta necesidad para el surgimiento de los fundamentos de la conciencia política moderna: la conciencia, el sujeto individual y la libertad: “...el cristianismo planteó un problema que no había conocido el mundo antiguo —el problema de las relaciones entre iglesia y estado— y supuso una diversidad de lealtades y un juicio íntimo no incluido en la antigua idea de ciudadanía. Es difícil imaginar que la libertad hubiera podido desempeñar el papel que llegó a tener en el pensamiento político europeo, si no se hubiese concebido que las instituciones éticas y religiosas eran independientes del estado y de la coacción jurídica, y superiores en importancia a ellos” (Historia de la teoría política, FCE, p.145). La propia noción de justicia procede de la escolástica. La solidaridad como la fraternidad son conceptos ético-políticos procedentes de la tradición judeo-cristiana. El concepto de libertad, así como los de igualdad y fraternidad emergerán políticamente articulados después de siglos de maceración histórica en una cultura cristiana, por supuesto, con sus críticas, conflictos y guerras. La idea de ciudadanía democrática es deudora de la cultura política de matriz cristiana.




La contribución del cristianismo a la ciudadanía democrática reclama de la comunidad política una concepción de laicidad abierta. La laicidad no puede convertirse en el argumento para un dogmatismo antirreligioso. La defensa del pluralismo y de la democracia no puede hacerse sobre la indiferencia o el rechazo a la religión. La religión puede ser un complemento valioso de la democracia. Y la democracia es el mejor marco para el ejercicio de las religiones. Así lo dice la Asamblea del Consejo de Europa, en un informe redactado por el parlamentario socialista Lluis M. Puig: “la democracia y la religión no son incompatibles; todo lo contrario, la democracia proporciona el mejor marco a la libertad de conciencia, al ejercicio de la fe y al pluralismo de las religiones. Por su parte, la religión, por su compromiso moral y ético, por los valores que ella defiende, por su sentido crítico y por su expresión cultural puede ser un complemento valioso de la sociedad democrática”.



La creencia religiosa no es ajena a la esfera pública. Es un asunto privado, pues es opción personal la elección de uno u otro credo o la ausencia del mismo. Con la democracia han acabado los tiempos de la imposición religiosa. No obstante, en cuanto hecho compartido por una amplia ciudadanía, con indudables efectos en la vida cotidiana, en las referencias éticas, incluso en el comportamiento político, es preciso tomar la religión como un asunto público. Un asunto que es preciso examinar desde los valores constitucionales. En este sentido han de apoyarse las formas religiosas que contribuyen a un desarrollo de la ciudadanía democrática y de una sociedad justa. Por el contrario, deben combatirse aquellas formas fundamentalistas que atenten contra la libertad de la persona y la tolerancia que debe caracterizar la vida democrática. […]

La tradición cristiana, factor vigente de ciudadanía exigente
El vínculo entre religión y socialidad es antropológica y sociológicamente muy íntimo. La religión en sí misma es un factor de creación y recreación de la socialidad humana. En cuanto tal, representa un antídoto de gran valor ante uno de los factores culturales que están operando en el vaciamiento de la cultura democrática, a saber, el del individualismo posesivo. Así lo señaló ese padre de la sociología moderna que es E. Durkheim. En 1913 E. Durkheim escribió en Las formas elementales de la vida religiosa que “casi todas las grandes instituciones sociales han nacido de la religión”. Decía “si la religión ha engendrado todo lo esencial de la sociedad, es porque la idea de la sociedad es el alma de la religión”.



En el caso de la tradición bíblica la experiencia religiosa entraña en sí misma una serie de valores antropológicos que hacen especialmente plausible una idea de ciudadanía despierta ante lo público y exigente ante la política. Así lo describe J. M. Mardones.



El judeo-cristianismo sitúa al individuo en una tradición, religa al individuo concreto con una comunidad humana que tiene un historia compartida, proporciona el sentido de la vinculación con generaciones anteriores y posteriores. Esto implica la socialización en unos valores como la conciencia de ser agraciado o receptor de una herencia, el sentimiento de no estar sólo sino integrado en un colectivo, el sentido del bien común, la capacidad de sacrificio por el colectivo, por los otros...



La religión, como oferta de salvación, educa y agudiza en el sentido de la finitud y del pecado, coloca la felicidad no en la satisfacción material, sino en la colaboración personal y supone una llamada a la responsabilidad personal para con la vida y el mundo. La religión socializa en unos valores de fuerte sentido de la responsabilidad ante la vida y el mundo, de sentido del deber, etcétera.



La tradición bíblica afirma el valor absoluto de la persona humana en su concreción. Educa en el respeto al otro, en su carácter inmanipulable y en la igualdad radical de todas las personas porque el hombre está hecho a imagen de Dios. Libertad, responsabilidad y solidaridad. La tradición bíblica concibe a la persona como ser libre y por ello educa en la responsabilidad del hombre para con los otros y para con Dios. La religión educa en la “orientación hacia el mundo” en la corresponsabilidad, en la actitud de projimidad.



La religión nos sitúa ante la profundidad insondable de la realidad. Nos sitúa ante el misterio, ante la realidad como símbolo, como sacramento. Así educa en la contemplación, en la captación respetuosa de la realidad, en la interioridad inagotable de la propia persona. Y combate la recortada mirada positivista, funcional y pragmático-utilitarista de nuestra cultura. […] Hoy como ayer sigue siendo una misión esencial de un cristianismo evangelizador la educación de cristianos buenos discípulos y ciudadanos. Sin embargo ni la sociedad, ni la cultura, ni la iglesia son las mismas. Hoy la socialización en una experiencia cristiana del Dios que se pone del lado de los pobres como productor de ciudadanía democrática, requiere ser repensada. […]



La pedagogía del compromiso ciudadano basada en un concepto de religión política contará con un grupo de resistentes, siempre necesario, pero necesitará nuevos formatos si quiere ser una propuesta suficientemente relevante eclesial y culturalmente.



El cristianismo sigue hoy formando una minoría cristiana activa precisamente bajo los parámetros de una ciudadanía democrática exigente en oposición a una ciudadanía de baja intensidad ¿A qué nos referimos con la expresión religiosidad existencial? En el mundo joven se está experimentando desde los noventa una nueva sensibilidad por los valores espirituales en medio de un proceso de desinstitucionalización de la religión y de recreación de formas nuevas de religiosidad.



J. Elzo, en su análisis de la religiosidad juvenil propone la hipótesis de una nueva religiosidad que reelabora la tradición recibida bajo una modalidad experiencial, en sus relaciones cotidianas, con sus pares primordialmente, con resultados heterogéneos. Una religiosidad que está reclamando a la Iglesia “demanda de sentido, de utilidad, de respuesta a requerimientos personales y sociales más que el cumplimiento de determinadas normas cuyo contenido se les aparece, a lo mejor incomprensible, a lo peor caduco, irrelevante y no plausible”. Es una demanda más religiosa que moral, “como eco y respuesta a las preguntas primeras y últimas, tanto a nivel individual cuanto colectivo, y no como instancia normativa a códigos de conducta”. Este tipo de religiosidad está más centrada en el individuo que en la institución, más en la experiencia y el acontecimiento vivido que en la doctrina, más en la referencia del grupo que de la autoridad eclesiástica. Desde el punto de vista del compromiso social, es una religiosidad que valora la acción directa, humanitaria, útil, con implicación personal, con sentimiento, como experiencia... Es distante a las elaboraciones ideológicas y ante lo que consideran la vieja política representada por los partidos y sindicatos. Este cambio religioso es parejo al proceso de cambio cultural que estamos experimentando. […]



En Jesús, la propuesta del Reino de Dios se dirige a todo el Pueblo de Israel con implicaciones en todos los órdenes de la vida pública. Entraña una fuerte carga de crítica social: bienaventurados los pobres. Igualmente relativiza todos los poderes. Su propia figura emerge como Profeta y como Mesías. Su muerte es el resultado de una alianza entre la autoridad romana y la aristocracia sacerdotal judía. Su predicación representaba un conflicto intrajudío serio que ponía en cuestión el orden político-religioso establecido. Pablo desplazará la centralidad del Reino de Dios para proclamar el Evangelio de Jesucristo.




Adopta una actitud más positiva respecto al Imperio romano. No centrará la prioridad cristiana en las transformación frontal de las estructuras del Imperio. Se propone más bien crear y tejer una red de comunidades domésticas, casa a casa, de ciudad en ciudad, en las que la gente se reconoce y se ayuda, comunidades socialmente heterogéneas y culturalmente mestizas, con un tenor de conducta admirable y según todos sorprendente como dice la Carta a Diogneto sobre cómo los cristianos son alma del mundo.

Actividades

OREMOS POR LAS DECISIONES DE LA IGLESIA EN RELACIÓN CON LOS RECIENTES ACUERDOS DE LA ASAMBLEA GENERAL


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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO

Martes 28 de septiembre, 19 hrs.

CANTARES Y APOCALIPSIS: LA ESPERA CONYUGAL DE LAS BODAS

Modera: Hno. Mauricio Magallanes


SOBRE CANTARES

Karl Barth


Podemos preguntarnos, a propósito de estos dos textos, cómo sus autores tuvieron la valentía de hablar aquí como lo han hecho, es decir, dejando la palabra al eros sin el menor recato, sin pensar en la destrucción y la perversión manifiestas en las relaciones entre los dos sexos [...]. ¿Quién pudo ser tan puro él mismo para atreverse a escribir estos textos como textos puros? ¿Quién puede tener unos ojos tan limpios para leerlos del mismo modo? […].

Si estos textos no provienen de unos juegos absurdos del azar, es decir, si no constituyen una nota discordante voluntaria en medio del testimonio de la revelación neotestamentaria, no queda más que una solución posible: es que el poeta de Gn 2, lo mismo que el del Cantar de los cantares, estaba pensando en otra alianza, en una alianza también profanada y mancillada, también difícil de reconocer en la realidad histórica, pero establecida y sellada con pleno derecho, indiscutiblemente válida y duradera (¡de ahí la necesidad para ellos de salir al paso de su realización!). Es la existencia de esta alianza lo que les ha obligado a ver y a presentar bajo un aspecto totalmente positivo el terreno de las relaciones entre los sexos, y esto precisamente hablando a partir de las amenazas que pesan sobre este terreno y de su perversión efectiva. Pudieron tomar en serio, con toda ingenuidad, esta otra alianza, porque conocían aquélla […]

Por detrás de la tradición de la creación, está la contemplación del comienzo de la alianza, y por detrás de los cantares de amor del rey Salomón está la visión de su finalidad.


Dogmatique, III. La doctrine de la création, t. 1, 41, Ginebra, Labor et Fides, 1960.

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PRÓXIMAS ACTIVIDADES


OCTUBRE: MES DE LA REFORMA


2 – Comunión/ Reunión congregacional

4 – Reunión extraordinaria de Consistorio

8 – Reunión del Presbiterio Berea

Hacia un sano ejercicio sociopolítico de la fe, Hiram Palomino L.

25 de septiembre de 2011

Romanos 13.1-5



Traducción en Lenguaje Actual

Sólo Dios puede darle autoridad a una persona, y es él quien les ha dado poder a los gobernantes que tenemos. Por lo tanto, debemos obedecer a las autoridades del gobierno. Quien no obedece a los gobernantes, se está oponiendo a lo que Dios ordena. Y quien se oponga será castigado, porque los que gobiernan no están para meterles miedo a los que se portan bien, sino a los que se portan mal. Si ustedes no quieren tenerles miedo a los gobernantes, hagan lo que es bueno, y los gobernantes hablarán bien de ustedes. Porque ellos están para servir a Dios y para beneficiarlos a ustedes. Pero si ustedes se portan mal, ¡pónganse a temblar!, porque la espada que ellos llevan no es de adorno. Ellos están para servir a Dios, pero también para castigar a los que hacen lo malo. Así que ustedes deben obedecer a los gobernantes, no sólo para que no los castiguen, sino porque eso es lo correcto.
Los gobernantes están al servicio de Dios, y están cumpliendo un deber. Por eso pagan ustedes sus impuestos. Así que páguenle a cada uno lo que deban pagarle, ya sea que se trate de impuestos, contribuciones, respeto o estimación.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Letra 237, 18 de septiembre de 2011




CARTA AL RELATOR DE LA ONU SOBRE RELIGIÓN Y CREENCIAS ACERCA DE INTOLERANCIA EN PUEBLA

Sr. Heiner Bielefeldt
Relator Especial sobre la libertad de religión o de creencias
Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas

Señor Relator:

En San Rafael Tlanalapan Puebla, en México han sido amenazados 70 evangélicos con ser linchados y crucificados, la misma política de violencia e intolerancia religiosa sufrida en Chiapas y Oaxaca, durante el actual gobierno. En México se han documentado 225 casos de discriminación e intolerancia religiosa, durante los últimos 5 años.
Actualmente, católicos tradicionalistas de la junta auxiliar de San Rafael Tlanalapan, Municipio de San Martín Texmelucan, Puebla, amenazaron con linchar y crucificar a evangélicos a quienes quieren expulsar de la comunidad, de sus casas y propiedades por lo que pedimos que solicite al Estado mexicano medidas cautelares urgentes.
Unos 200 católicos encabezados por el cura Ascensión Benítez González y por el presidente auxiliar Antonio Garcia Ovalle, se reunieron el miércoles 7 de septiembre para agredir a los Evangélicos. Los católicos exigieron expulsar a golpes a los protestantes en ese momento.
El antecedente de este conflicto se remonta al año 2006 cuando los evangélicos exigieron a las autoridades municipales acceso a la red de agua potable, que les era negado por las autoridades católicas. Cinco años después el sacerdote católico Ascensión Benítez incitó a sus feligreses a presionar a los evangélicos para que se vayan del pueblo. Los evangélicos interpusieron ante el Ministerio Público de Texmelucan una constancia de hechos por los delitos de agresiones y los que resulten, con el número de expediente 1295/2011.
En México, los sacerdotes católicos que cometen delitos como expulsiones y agresiones, la incitación a la violencia y la pederastia, no son castigados y gozan de completa impunidad.
Señor Relator, pedimos su intervención ante el Estado mexicano a favor de la libertad religiosa, para dar fin a la intolerancia que se vive en México, pedimos su intervención ante el Vaticano responsable de las acciones y delitos de sus sacerdotes.
Le pedimos que visite México a la brevedad posible para que constate con sus propios ojos la violencia, el despojo, los homicidios y violaciones que se han cometido en la historia contemporánea contra los evangélicos indígenas en México.
Pedimos su intervención para que el Estado mexicano indemnice a los miles de Evangélicos indígenas expulsados de sus comunidades durante décadas, despojados de sus propiedades y a quienes han sufrido la pérdida de sus familiares o han sido agredidos a causa del Evangelio de Jesucristo.
Pedimos su intervención para que el Estado mexicano de la misma cantidad de dinero que le ha dado a la Iglesia Católica, los Evangélicos pagamos impuestos “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” pero el Estado mexicano le da cientos de millones de pesos de nuestros impuestos a la Iglesia Católica y discrimina a la Iglesia Evangélica. [...]

Muy atentamente.
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CIERRAN A LAS MUJERES EL ACCESO AL PÚLPITO
Verónica Sánchez
Reforma, 11 de septiembre de 2011

Reprochan pastoras retroceso en equidad de género en estructura religiosa del País

Después de 22 años de anhelarlo, Amparo Lerín inició en 2010 el proceso para ser ordenada como la primera pastora de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México. Sin embargo, a mediados de agosto, se le cerraron las puertas. Durante un concilio realizado en Xonacatlán, Estado de México, 158 pastores integrantes de la asamblea de la Iglesia votaron en contra de la ordenación de mujeres, 14 votaron a favor y otros 15 se abstuvieron. Acordaron también destituir a mujeres de algunos cargos que ya se les habían conferido.
Aunque los líderes de la Iglesia argumentan que se trata de un asunto administrativo, otros miembros aseguran que a todas luces se trata de discriminación. “Es por la cultura machista”, reprochó Amparo. “El mundo de hoy está transformado: la mujer ha avanzado en la cultura, en la sociedad, en la política, en la ciencia, y me da pena y tristeza que en mi Iglesia, que es reformada, calvinista, al menos así se proclama, estemos tan atrasados en cuestión de género y equidad”, lamentó.
En iglesias presbiterianas de Norte y Sudamérica, Europa, Asia y África, señaló, las mujeres pueden ser ordenadas como pastoras desde los años 50. “No nos vayamos tan lejos. En México, en las iglesias bautistas y metodistas hay pastoras”, reclamó por su parte Eva Monroy, “anciana” de la iglesia El Shadday, en San Ángel.
El presbiterio Juan Calvino, al cual pertenece la iglesia de Amparo, aceptó su postulación. Los pastores encargados de aprobar las ordenaciones consideraron que la mujer de 40 años cumplía con los requisitos: pertenece a una iglesia local que la apoya, cuenta con estudios en el Seminario Teológico Presbiteriano y realiza trabajo social.

A medio camino
Hasta febrero pasado, Amparo, quien es profesora de inglés en un bachillerato, había presentado la mitad de los exámenes previos a la ordenación: liturgia, homilética y teología sistemática. Aún le faltaban teología bíblica, psicología pastoral y jurisprudencia. “Desde los 18 años sentí la vocación de ser pastora. Había esperado todo este tiempo”, lamentó.
En el DF y el Edomex, señaló, hay 32 mujeres que fungen como “ancianas” y “diaconisas”, quienes se encargan de representar a sus iglesias y administrarlas. El pastor David Rodríguez criticó la decisión de destituirlas. Comentó que la organización en su iglesia es más efectiva desde que las mujeres tienen mayor participación. “Es una decisión muy retrógrada y muy fuera de los lineamientos de lo que es la Iglesia presbiteriana en el mundo”, dijo. Las ordenaciones de mujeres como “ancianas” y “diaconisas” en su congregación, explicó, se realizaron con base en la propia constitución de la Iglesia.
Abel Clemente, profesor del Seminario Teológico Presbiteriano de México, cuestionó que a las mujeres se les permita realizar los mismos estudios que a los hombres y al final no se les permite la ordenación.
En tanto, Danny Ramírez, presidente de la asamblea de la Iglesia presbiteriana, rechazó que la prohibición de mujeres pastoras sea discriminatorio.

SUMAN SÓLO 10% MINISTRAS DE CULTO
Verónica Sánchez

La Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación (Segob) tiene registrados 69 mil 896 ministros de culto, de los cuales 7 mil 401 son mujeres en esos cargos, en 2010 bajó a 307 y hasta el 7 de septiembre de este año se sumaron 161 más en las listas de Segob.
De acuerdo con los datos de la dependencia, las denominaciones cristianas ─católicos, evangélicos, ortodoxos— son las que tienen más ministros de culto en general, un total de 69 mil 763.
Roberto Blancarte, director del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México, explicó que la poca representatividad de las féminas en esos cargos responde a que fueron relegadas a papeles secundarios desde el surgimiento de las religiones monoteístas.
Desde hace unos 15 años, añadió, se inició la ordenación de obispas. “En México están siguiendo la tendencia que hay en otros lugares, pero, sólo se da en esas iglesias liberales que son muy pocas, y pequeñas y no se refleja en números”.
“Aquí, como en otros lugares, la cultura patriarcal y en muchos casos machista, se ha impedido a las mujeres acceder, con mayor fuerza, a esos cargos”, dijo. El experto en temas religiosos afirmó que la exclusión de las mujeres en puestos de poder en las iglesias no es más que un acto de discriminación de género.
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IGLESIAS POR LA PAZ ASUMEN COMPROMISO PÚBLICO POR LA JUSTICIA Y LA DIGNIDAD DEL PAÍS


ALC Noticias, 9 de septiembre de 2011

El pasado 2 de septiembre, alrededor de 100 líderes religiosos e integrantes de más de 40 confesiones cristianas e instituciones de inspiración creyente se reunieron, en la iglesia de El Altillo, con miembros del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, para un diálogo abierto y ecuménico sobre los principales desafíos que el contexto de violencia e inseguridad hace a las iglesias y personas de fe, y sobre la urgencia de impulsar caminos no-violentos de resistencia civil, en un escenario nacional marcado por el dolor y el desastre nacional.



En franca solidaridad con las víctimas, las iglesias e instituciones presentes asumieron un compromiso público por abatir el miedo y la inseguridad que hoy imperan en el país, reconociendo en primer lugar que no han respondido con la suficiente fuerza a esta situación, toda vez que las personas y comunidades de fe son portadoras de un mensaje y una propuesta ética que mucho puede ayudar a sanar el tejido social herido por la violencia, la injusticia y la impunidad.




Con la participación de Araceli Magdalena Rodríguez (víctima), Emilio Álvarez Icaza, Pietro Ameglio y otros integrantes del Movimiento por la Paz, la mesa de diálogo Iglesias por la paz hizo un firme llamado de justicia a las autoridades gubernamentales y pidió a las jerarquías de sus iglesias no permanecer en el silencio ante la violencia e inseguridad que vive nuestro país.


Por ello, y como gesto de solidaridad y testimonio cristiano, las y los presentes se comprometieron a emprender una serie de acciones conjuntas de resistencia civil pacífica desde la fe y a firmar un posicionamiento público que refleje este compromiso con la sociedad mexicana.

Discernimiento cristiano en las coyunturas históricas, L. Cervantes-O.

18 de septiembre de 2011


1. ¿Qué es el discernimiento cristiano?
Discernir es un verbo bíblico referido a la capacidad de análisis con que una persona de fe puede desmenuzar la realidad para alcanzar un criterio que guíe su pensamiento y práctica. En I Corintios 2.14-16, el apóstol Pablo señala que los y las creyentes en Jesucristo pueden practicar un “discernimiento espiritual” (pneumatikós anakrinetai) que les permite juzgar sin ser juzgados/as. Y concluye al afirmar que esto es posible porque ellos tienen “la mente de Cristo” (Christou exomen). Al no poseer “el espíritu del mundo” (2.12a: pneuma tou kosmou) sino el que proviene de Dios, cada creyente, por la obra misma del Espíritu Santo, se “conecta”, por decirlo así, con la mente de Cristo, es decir, con su pensamiento dominante o central, y a partir de ahí sitúa todas las cosas en la dimensión espiritual, la que se espera que domine, a su vez, la mente de cada creyente salvo por él. De esta manera, el apóstol sugiere que en cada dimensión de la “existencia presente” es posible acceder a la fuente suprema de decisión y así encaminar el rumbo de la persona sin temor.
Semejante planteamiento surgió de la necesidad de forjarse una visión sólida acerca de las cuestiones espirituales, algo a lo que todos los creyentes están llamados para redefinir continuamente su lugar en el mundo delante de Dios, su redentor a través de Jesucristo. Si se aplica este “discernimiento espiritual” a la realidad humana, social o política, los elementos que entran en juego para llegar a algunas conclusiones concretas deben ser sopesados mediante un juicio crítico, espiritual y ético que logre ir más allá de la superficialidad y penetre en las raíces profundas de cada problema. Lamentablemente, el juicio supuestamente cristiano se ha entendido como una serie de recetas que le permitirían a cada persona advertir si algo es bueno o malo, dentro de un esquema dualista que deja de ver los diversos matices de cada realidad. La dificultad surge cuando se confunde, también, el discernimiento cristiano específico con algunos aspectos de las ideologías o prácticas predominantes.
Jon Sobrino lo explica como sigue:

Este es el momento para apelar al Espíritu de Jesús, en el cual se debe seguir discerniendo. Lo único que hay que aclarar es que ese Espíritu sea en verdad el de Jesús y no se presuponga que ya existe institucionalizado en las estructuras eclesiales o espontáneo en las diversas versiones pentecostalistas o carismáticas. Pues todo ello habrá que verificarlo desde Jesús y no declararlo a priori como posesión de una institución o don otorgado a determinados grupos. Si planteamos el problema del discernimiento cristiano en la tensión entre la historia de Jesús y la historia que desencadena su Espíritu, no podemos ofrecer recetas simples ni siquiera desde Jesús.
[1]

Por todo ello, la actividad de discernir es eminentemente espiritual y al trasladarse al ámbito de la vida diaria, los diversos asuntos son susceptibles de un análisis que pone en juego los alcances de la fe. Además, el discernimiento requiere madurez para ejercerlo ante los embates de la llamada “sabiduría de este mundo”, que no sería más que un intento soberbio por alcanzar un conocimiento superior, más allá de la influencia del Espíritu. Pablo califica esta actitud como natural (psuchikhós, 2.14a), la de aquellas personas, creyentes incluso, que están dominadas por la carne. El apóstol cita al profeta Isaías (40.13), en el sentido de que nadie puede conocer “la mente del Señor”, pero se atreve a afirmar que en Cristo es posible, pues el Espíritu es quien ilumina la mente humana para que, mediante la mentalidad imbuida por Cristo sea posible alcanzar conclusiones claras para la vida cotidiana: “Las cosas de Dios se entienden espiritualmente, no con la existencia ‘natural’”.
[2]

2. Discernimiento en acción: profetas y apóstoles ante situaciones concretas
La acción del Espíritu despierta el discernimiento en la conciencia de las personas y las encamina hacia acciones que pueden colocarlas en una situación crítica en relación con los poderes de este mundo, pues, como recuerda Sobrino, no es lo mismo practicar el discernimiento cristiano en el centro del poder que en la periferia: “Creemos que ese discernimiento se ha hecho en cuanto el Espíritu ha colocado a los cristianos no en el centro del poder, sino en la periferia de la pobreza”.
[3] Además, esta movilización crítica que produce el Espíritu obedece a su propia dinámica y no surge ni se desarrolla en función de las líneas ideológicas dominantes en las instituciones religiosas ni de ninguna otra instancia externa:

…si nos volvemos a preguntar, ¿cómo encuentra el creyente lo que, en concreto y en cada circunstancia, agrada a Dios?, la respuesta ha de tener en cuenta, por una parte, el papel y el valor teológico que tiene la ley […] Pero, por otra parte, se ha de tener muy presente que es el Espíritu de Dios el que tiene que dirigir a los hijos de Dios (Ro 8.14). Y entonces la cuestión está en saber de qué manera el cristiano puede y debe siempre ser fiel al Espíritu, sin apartarse, por eso, de su condición de hijo de esta tierra y miembro de las instituciones que funcionan en nuestra sociedad. Sabiendo que, a veces, por fidelidad al Espíritu deberá criticar a tales instituciones y a la misma sociedad.
[4]

Los profetas de Israel fueron pioneros en el discernimiento espiritual de los asuntos socio-políticos y marcaron una ruta muy clara en el camino que seguiría la religión bíblica como fe y praxis en medio de los conflictos históricos. Isaías, en particular, fue un profundo conocedor de la política local en Israel y de la internacional. De eso es una gran muestra el famoso cap. 7 del libro que lleva su nombre, parte del llamado “Libro de Emmanuel” (caps. 6-12), en donde la figura simbólica dominante es la del “niño nacido” (señal de juicio y resistencia), pero cuyo ambiente estaba saturado de referencias políticas y militares: la guerra siro-efraimita y la invasión de Senaquerib, y temáticamente dominan las invasiones o ataques, así como las liberaciones, protecciones, amenazas y promesas que complementan lo anterior.
El mensaje profético está plagado de referencias coyunturales que hoy escapan a nuestra comprensión pero que demuestran la manera en que el profeta analizó la situación: ante la alianza de Siria e Israel (“Efraín”), Yahvé no deseaba que el reino del Sur, a pesar de todo, se sometiera a Asiria, cosa que finalmente sucedió, cuando el rey Acaz (736-716 a.C.) hizo un pacto con el rey Tiglat Pileser III (745-727 a.C.). Con ello, Acaz rompió la relación de alianza con Yahvé.
[5] El resultado de esto fue que Judá, en efecto, no cayó, pero el rey asirio atacó Gaza, Damasco y Samaria (Israel, al norte), donde hubo un golpe de estado, y el nuevo rey Oseas firmó la paz a cambio de vasallaje, quien más tarde se rebelará contra Asiria buscando una alianza con Egipto, para que finalmente, en el año 722, Samaria fuera tomada luego de dos años de asedio. Samuel Almada ha resumido muy bien el discernimiento coyuntural de Isaías:

El contexto evocado en Isaías 7, refleja la fragilidad de Judá y la angustia general frente a una posible invasión. El rey Acaz se encontraba en una seria encrucijada, y debía decidir sobre cómo enfrentar esta situación donde estaba en juego nada menos que el estado, su gobierno, y la permanencia de la Casa de David de acuerdo a las promesas de 2Samuel 7. […]
La situación exigía respuestas rápidas e ingeniosas, sabiduría práctica y cierta intuición para anticipar reacciones y tendencias de los adversarios; pero el miedo y la angustia también paralizan e impiden actuar con libertad, y es precisamente aquí donde intervino el profeta como portador de una palabra de parte de Yavé. Por otro lado, esta intervención reafirma uno de los aspectos relevantes del perfil del profeta bíblico como es su compromiso ideológico y político, con opiniones y argumentos que establecen su posición frente a situaciones muy concretas. […]
De tal manera que el rey debe estar alerta, pero mantener la calma y especialmente no tener miedo.
La palabra profética para enfrentar el peligro es sorprendente pues impulsa a Acaz a resistir y mantenerse firme frente al acoso, minimizando la amenaza de sus vecinos del Norte y sin ninguna reacción inmediata. A su vez, por el contexto, vemos que esta opción es interpretada como la posición de confianza en Yavé y de fidelidad a su alianza: “si no os afirmáis en mi no seréis firmes” (7.9), lo cual significa concretamente “si no confiáis en mí, no subsistiréis” (ver también 10.24-27).
[6]

En el Nuevo Testamento, a su vez, es bastante clara la evolución del discernimiento político de los cristianos, pues a la actitud casi “anarquista” de Jesús en su lejanía de los poderes y en su rechazo rotundo para servirse de ellos y así cumplir con su obra (actitud radicalmente opuesta a la de la posterior iglesia constantiniana), le siguió, al menos en el pensamiento de los apóstoles Pedro (I P 2) y Pablo (Ro 13), una cierta comprensión favorable hacia el Estado imperial romano, aunque más adelante, en la visión apocalíptica, esta perspectiva se modificó a causa de la persecución y el rechazo (Ap 13). Esta evolución puede ser vista como un ejercicio de discernimiento que, modificado por las coyunturas, hizo que las comunidades cristianas optaran por la resistencia espiritual contra el imperio de la época y así buscar la fidelidad al mensaje de Jesucristo, siempre acechada por las coyunturas socio-políticas. Y es que éstas siempre pueden tomar por sorpresa a las comunidades y exigirles una respuesta concreta, de preferencia “agradable a Dios”, aunque implique riesgos y equívocos, pero también, eventualmente, aciertos y un buen testimonio cristiano al ligarse a las mejores causas.

Notas

[1] Cf. Jon Sobrino, “El seguimiento de Jesús como discernimiento cristiano”, en Jesús en América Latina: su significado para la fe y la cristología. Santander, Sal Terrae, 1982 (Presencia teológica, 12), p. 210.
[2] Efraín Agosto, 1 y 2 Corintios. Minneapolis, Augsburg Press, 2008 (Conozca su Biblia), p. 20.
[3] J. Sobrino, op. cit., p. 220.
[4] José María Castillo, El discernimiento cristiano. Por una conciencia crítica. 4ª ed. Salamanca, Sígueme, 1994 (Verdad e imagen, 87), p. 42.
[5] J.S. Croatto, “El Emmanuel de Isaías 7.14 como signo de juicio. Análisis de Is 7.1-25”, en Revista Bíblica, año 50, 1988, p. 135, www.revistabiblica.org.ar/articulos/rb50_135.pdf.
[6] S. Almada, “Miedos, alianzas y esperanzas en torno a Isaías 7”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 61, 2008/3, pp. 72-73, www.claiweb.org/ribla/ribla61/samuel.html.

Actividades

OREMOS INTENSAMENTE POR LAS PRÓXIMAS DETERMINACIONES DE LA IGLESIA EN RELACIÓN CON LOS ACUERDOS DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA INPM




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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 20 de septiembre, 19 hrs.
EL CANTAR EN EL NUEVO TESTAMENTO
Modera: Hna. Lidia González

CONCHA URQUIZA: EL CORAZÓN PRESO
Elsa Cross

La Jornada Semanal, núm. 354, 16 de diciembre de 2001

Elsa Cross se refiere en este ensayo celebratorio a los trabajos que Gabriel Méndez Plancarte y José Vicente Anaya escribieron sobre la vida y la obra de una de las principales poetas de la lengua española, Concha Urquiza. La poesía de Concha Urquiza pasó inadvertida y fue objeto de las catalogaciones bobaliconas y apresuradas de algunos antologadores e historiadores de nuestra literatura. Esto no tuvo demasiada importancia pues, con el paso del tiempo, ha sido revalorada y se sostiene en su pura esencia lírica y en la aventura espiritual de la que da testimonio. Comunista hasta 1937 y católica conversa, hizo su "cántico espiritual" y vivió "la noche oscura" que se despeñó sobre sus últimos días en el mundo.

Celebro con entusiasmo la aparición de El corazón preso de Concha Urquiza, en la Cuarta Serie de Lecturas Mexicanas de Conaculta. Reimprime la edición publicada en 1990, en la serie anterior, de la obra de esta autora que es una de las más interesantes poetas mexicanas de la primera mitad del siglo XX.


A la compilación que hizo Gabriel Méndez Plancarte, publicada por la Universidad Autónoma del Estado de México en 1985, ésta añade nueve poemas dispersos que reunió José Vicente Anaya, a quien se debe también un hermoso ensayo introductorio sobre la vida y la obra de Concha Urquiza. Sabemos que José Vicente prepara una biografía de esta poeta, que va a sumar otro trabajo a los muchos de la valiosa y callada labor literaria que ha realizado y que por largo tiempo ya, "se amerita en la sombra".

En su prólogo, que lleva como título "La poeta enamorada de Dios", José Vicente cuenta que Concha Urquiza nació en Morelia, en 1910, realizó una actividad literaria e intelectual intensa desde muy joven, vivió en Nueva York y luego militó en el Partido Comunista durante cuatro años, hasta 1937, en que tuvo una experiencia de revelación interior, sumamente poderosa.

Sobre aquella experiencia, ella escribió: "Nunca amé a nadie con tal pasión del entendimiento y la voluntad, ni creo que después de haber sentido esto, pudiese contentarme con el amor de un hombre." A raíz de esto sufrió una transformación que la llevó a emprender un camino espiritual y a ingresar como postulante en un convento de las Hijas del Espíritu Santo. Incapaz de soportar el rigor de la orden, al igual que Sor Juana con las Carmelitas, Concha Urquiza la abandonó: dio clases en la Universidad de San Luis Potosí y realizó otras labores; pero lo que no pudo dejar nunca fue su búsqueda interior.


Su muerte ocurrió en circunstancias ambiguas: siendo muy buena nadadora, murió ahogada, posiblemente a causa de las fuertes resacas que hay en las playas de Ensenada. Murió junto con ella un compañero de excursión. Aunque no se precisa en sus biografías la naturaleza de esa relación y de otras, una con una mujer, lo que es claro, a juzgar por sus últimos poemas, es la crisis espiritual tremenda en que se encontraba en sus últimos meses de vida.

Fuera de un círculo de amigos cercanos que rescataron su obra, los trabajos de Urquiza han pasado inadvertidos y sólo hasta fechas recientes comienzan a revalorarse. Algunas posibles razones de ese largo olvido pueden ser la marginalidad en que vivió con respecto de los círculos literarios; otra razón, que fuera católica en tiempos de un claro predominio liberal en las artes y las letras. También pudo ocurrir que, ya entrado el siglo XX, sus poemas se consideraran anacrónicos, tanto por el enfoque de los temas como por sus procedimientos formales; aunque esta no es una razón de peso, pues en México se cultivaron mucho las formas clásicas todavía en la primera mitad del siglo XX. También pudo contribuir el hecho de que fuera mujer, pues en ese momento las mujeres no tenían un acceso tan libre a la cultura como lo hay ahora y había muy poca receptividad hacia su trabajo.

Su poesía proviene, formalmente, de una amplia cultura literaria, que sin duda determinó su gusto por el cultivo de las formas clásicas. No había en ella ninguna pretensión de innovación formal, sino un ejercicio literario que sigue de cerca las huellas de la larga y venerada tradición española. Siendo una excelente paisajista, que recoge mucho del esplendor de Manuel José Othón, puebla también sus descripciones con referencias a tópicos bucólicos de gran refinamiento, creando con ello paisajes idealizados y bellos; pero lo más importante de su trabajo está, a mi juicio, en los poemas que revelan un impulso místico que no es fácil encontrar en ninguna tradición poética. Puede haber abundante poesía religiosa, pero la poesía mística es otra cuestión: lo que la distingue es justamente ese enamoramiento de Dios.

Urquiza escribió sobre todo sonetos, tercetos, liras y romances. Sus sonetos son necesariamente lo más concentrado e intenso de su producción, y llevan mucha ventaja con respecto de las otras formas, en las que se advierte, a causa tal vez de una facilidad excesiva para la escritura, una reiteración prolija de elementos muy referenciales. Están llenos de zampoñas, dardos, ínsulas y ciervos, y a veces, en un gesto de virtuosismo, llegan incluso a la recreación arcaizante, como en "Al yoglar de Nuestra Señora".

En descargo de lo anterior, puede aducirse que Concha Urquiza no escribía con intención de publicar libros, y se dice que muchos de sus poemas, escritos casi al azar en cualquier papel que regalaba a sus amigos, se salvaron de perderse por el cuidado que ellos tenían, y ahora forman parte importante de su obra. La impresión que dejan es que su escritura respondía a una necesidad interior y a un deleite de recrearse ella misma en esos motivos poéticos que le eran especialmente caros. Su factura es muy cuidadosa, como lo es también la de sus elegantes traducciones de la Égloga V de Virgilio, aunque redondea de más algunos versos, y de un fragmento de Dioscórides.

Algunos de sus Sonetos bíblicos, sin embargo, se cuentan entre los más perfectos de la poesía mexicana; en especial el titulado "Job", uno de sus poemas más lúcidos e intensos. Tiene como epígrafe un fragmento de la traducción de Fray Luis de León al Libro de Job: Y vino y puso cerco a mi morada/ y abrió por medio della gran carrera. "Él fue quien vino en soledad callada,/ y moviendo sus huestes al acecho/ puso lazo a mis pies, fuego a mi techo/ y cercó a mi ciudad amurallada.// Como lluvia en el monte desatada/ sus saetas bajaron a mi pecho;/ Él mató los amores en mi lecho/ y cubrió de tinieblas mi morada.// Trocó la blanda risa en triste duelo./ Convirtió los deleites en despojos/ ensordeció mi voz, ligó mi vuelo,// hirió la tierra, la ciñó de abrojos,/ y no dejó encendida bajo el cielo/ más que la obscura lumbre de sus ojos."


Esta devastadora imagen de Dios es quizá lo que enfrenta alguien que emprende una vía mística extrema que separa de todo lo demás, que destruye las cosas que antes constituían el mundo acostumbrado y seguro, que aísla en la oscuridad de la noche espiritual o en el desierto. Este soneto es el que mejor refleja la desesperanza y el despojo que a mitad del camino sufre quien ha perdido el mundo sin alcanzar todavía a Dios. "Él mató los amores en mi lecho/ y cubrió de tinieblas mi morada", dice, con una imagen que podría resumir la tónica de toda la vida y la poesía de Concha Urquiza, que parece adquirir hacia el final acentos cada más sombríos.

Otros de sus poemas, sin embargo, reflejan un ángulo distinto de su experiencia, la otra cara de ese Dios destructor y terrible que es la del Dios amante. Como sabemos, el Cantar de los Cantares, los Salmos y la poesía bucólica grecolatina proporcionaron el modelo para mucha de la poesía mística cristiana posterior. Puede a veces resultar muy forzado querer ver el Cantar sólo como una alegoría del amor entre Dios y su pueblo, o entre Dios y el alma. No obstante, es la interpretación que ha prevalecido, dando validez a la vía poética de místicos como San Juan de la Cruz, cuyo Cántico espiritual, hermosísima glosa del Cantar, ha sido a su vez un paradigma hasta nuestros días. Esos amores divinos son un tema literario muy tentador y las huellas del Cántico espiritual se pueden rastrear hasta Concha Urquiza y otro poeta muy olvidado también, en quien se revela un impulso místico similar: Alfredo Román Placencia.

Concha Urquiza dedica expresamente a este tema los diez Sonetos de los Cantares, titulados "La canción de Sulamita", que contienen muchos notables hallazgos, y las "Canciones en el bosque. Variaciones de los Cantares", dentro de sus Églogas, aunque diversos tópicos y elementos líricos de los Cantares son constantes en el resto de su obra. Cito el brillante final de estos Sonetos: "nada deseo, amor, si ya no ha sido// guiño de astros en la noche oscura,/ o el deleitoso canto desceñido/ en que la joven rima se madura."

Siguiendo también los Cantares, Concha Urquiza hace este "Retrato del amado", que en momentos lleva a recordar la muy sensual descripción del Bautista que Oscar Wilde pone en labios de su Salomé. Dice Concha: "la mano a torno, en giros luminosos/ prende fuego al jacinto que fulgura/ profusamente en su áurea curvatura;/ y un cerco de zafiros preciosos/ le llaga de destellos azulosos/ el redondo marfil de la cintura.// Cual columna de mármol exornado/ su pierna en basa de oro se levanta/ sobre el noble artificio de la planta..."

La enorme sensualidad de estos poemas roza muy de cerca los confines de la poesía erótica; de hecho son poemas eróticos, aunque hayan surgido de un impulso místico. Y dentro de esta ambigüedad, cabe la pregunta: ¿por qué habiendo Concha Urquiza visto –en la forma que sea– a Dios, no resiste la atracción de la criaturas efímeras? Dice en uno de sus opulentos "Cinco sonetos en torno a un tema erótico": "a exilio perpetuo me provoca/ la chispa de tus ojos turbadores,/ la roja encrespadura de tu boca".

Esos sonetos, que hablan de "El alma, en redes lánguidas cautiva", hablan de una sensualidad oscura, esplendorosa y llena al mismo tiempo de una sensación de caída. El tema erótico no aparece mayormente; sólo se muestra la sombra que produce y que invade todo. Dice: "Cuando la sangre el corazón satura/ de sólo tu sabor –término medio/ en loco silogismo de amargura–,// inaccesible al implacable asedio,/ como trozo de plomo el agua obscura/ húndese el alma en silencioso tedio."

Esta brutal imagen del alma como un trozo de plomo, toca el otro extremo de la luminosidad de los primeros poemas. Y de tinieblas habla también Concha Urquiza en su último poema, titulado justamente "Nox", es decir, noche en latín. Se perciben en él la oscuridad interior, la duda, la pérdida casi total de referencia. Por desgracia, ella murió muy poco tiempo después de haberlo escrito, y no sabemos si entrevió, en medio de los castrantes sentimientos de la culpa cristiana, que la "noche oscura", como han mostrado tantos místicos de distintas tradiciones, es sólo una fase del proceso espiritual, y que, según las propias premisas del cristianismo, Jesús, lleno de compasión infinita, salva.

Cito el segundo soneto de "Nox", que se dirige a Dios: "¿Cómo perdí en estériles acasos,/ aquella imagen cálida y madura/ que me dio de sí misma la natura/ implicada en Tu voz y en Tus abrazos?// Ni siquiera el susurro de Tus pasos,/ ya nada dentro el corazón perdura;/ te has tornado un "Tal vez" en mi negrura/ y vaciado del ser entre mis brazos.// Universo sin puntos cardinales./ Negro viento del Génesis suplanta/ aquel rubio ondear de los trigales.// Y un vértigo de sombra se levanta/ allí donde Tus ángeles raudales."

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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

18 – 17.30 hrs.: Capacitación y actualización de oficiales
25 – Clase unida sobre el Sacerdocio Universal de los/as creyentes



OCTUBRE
2 – Comunión/ Reunión congregacional

I Pedro 2.13-19



Traducción en Lenguaje Actual

Para que nadie hable mal de nuestro Señor Jesucristo, obedezcan a todas las autoridades del gobierno. Obedezcan al emperador romano, pues él tiene la máxima autoridad en el imperio. Obedezcan también a los gobernantes. El emperador los ha puesto para castigar a los que hacen lo malo, y para premiar a los que hacen lo bueno. Dios quiere que ustedes hagan el bien, para que la gente ignorante y tonta no tenga nada que decir en contra de ustedes.


Ustedes son libres porque son servidores de Dios. Pero no crean que por ser libres pueden hacer lo malo. Respeten a todos, y amen de manera especial a los miembros de la iglesia. Honren a Dios y respeten al emperador romano.A los esclavos y a las esclavas les mando que obedezcan a sus amos y que los respeten. Pero no sólo a los que son buenos y comprensivos, sino también a los que son malos. Dios bendice a los que, por ser fieles a él, sufren injustamente y soportan el sufrimiento.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Letra 236, 11 de septiembre de 2011 (3)

¡NO A LA EXCLUSIÓN, A LA INTOLERANCIA Y A LA INTRANSIGENCIA CONTRA LAS MUJERES!
NUESTRA SOLIDARIDAD CON LAS PASTORAS PRESBITERIANAS MEXICANAS.
¡POR UN SÍ A LA ORDENACIÓN PASTORAL!
http://notas.reflexionenlinea.com/?p=12373

El pasado 19 de agosto la Asamblea Nacional Presbiteriana de México dio un NO rotundo a la ordenación pastoral de las mujeres, con 158 votos en contra y 14 a favor. Con 102 dos votos en la Asamblea se acuerda: “que los presbiterios e iglesias que han ordenado mujeres procedan de inmediato a ANULAR dichas ordenaciones”, sin duda, un resultado desalentador y decepcionante.
Consultar link: www.lupaprotestante.com/index.php/opinion/2473-se-impone-el-no-a-la-ordenacion (crónica de L. Cervantes-Ortiz).
Las organizaciones y personas abajo firmantes, expresamos nuestra solidaridad, en primera instancia, con nuestra hermana y compañera Amparo Lerín, pastora que ha ejercido un liderazgo en este proceso, y por otras mujeres presbiterianas a las que no sólo se niega el ejercicio reconocido de su vocación pastoral, sino que ahora además se pide a los presbiterios e iglesias que han ordenado en otras funciones ministeriales a mujeres, a que se anulen dichas ordenaciones ¡Como si lo sagrado fuera propiedad de unos cuantos!
En tiempos de urgente paz y atención espiritual a la necesidad humana, consideramos absurdo el negar la voz y la acción de las mujeres en la pastoral a las comunidades. Es claro que el poder, bajo esquemas medievales, está presente en estas decisiones que no corresponden al compromiso evangélico del Reino, donde la justicia, equidad e igualdad de oportunidades para todos y todas, es primacía sobre un obcecado y arrogante patriarcalismo que excluye y discrimina.

Observatorio Eclesial; Red Ecuménica de Mujeres; Centro de Estudios Ecuménicos; Centro de Estudios Sociales y Culturales “Antonio de Montesinos” A.C.; Colectivo Alas; Católicas por el Derecho a Decidir, A.C; SICSAL; Impulso y Compromiso Social A.C.; Organización Familia Pasta de Conchos; Iglesia Anabautista Menonita de la ciudad de México; Cuasiparroquia de la Soledad Montoya. Arq. De Antequera Oaxaca; AI Eva Monroy Ojeda – Iglesia Nacional Presbiteriana “El Shadday”; Alba Luz Arrieta C. – Iglesia Presbiteriana en Colombia; Alejandro Castillo Morga -estudiante de filosofía y derechos humanos; Alicia Puente Lutteroth; Amig@s auxiliador@s de Cuernavaca: Teresa Flores,
María del Carmen Bustos; Graciela García, Cecilia Ocampo, Griselda Batalla, Arturo Torres, Mario Ramírez, Juan, Manuel Vélez y María de Lourdes Hernández; Amparo Lerín Cruz; Andrea Cano – United Church of Christ, Portland, Oregon; Aurora Villegas Cortez; Azalea Lerín Cruz; Brenda Sánchez; Carmen Rendón – Pastoral de la Mujeres; Cherie White; Claudia Itzel Figueroa Vite; Dania Alejandra Velásquez Cano; Daisy Machado; Diego Cruz Lora, Bogotá; Esther Macías - Quebec Qc. Canada; Fer Pérez; Francisco Anaya – Sicsal Mexico; Francisco Gómez Maza; Gabriela Juárez; Héctor Conde Rubio; Ignacio Cuevas - académico de la UIA y analista de la religión; Isabel Silva – Mujeres de Fe en Acción; Isamaria; Jacqueline L’Hoist ; Jaime Laines; Jaqueline Campbell – UNLP, Argentina; Jenny Tapia Hernández – Red de Mujeres; Jorge Armando Dávila Ramírez; Juan Machin; Juana Montecillo; Karen Castillo; Letica Rentería; Leticia Chávez; Leticia Priani Garcia UACM/ Universidad Autónoma de la Ciudad de MÉxico; Lic.Rota Yadira Díaz Soto, teóloga; Lila M. Marroquín M.; Lucha Castro defensora de los derechos humanos de las mujeres – Centro de Derechos Humanos de las Mujeres A.C. ,Chihuahua, Chih, México; Luisa Elena Yannini Mejenes; Luisa Guzmán – Mujeres de Fe en Acción; Ma. Olga Alvarado González; María del Rosario González Coss; María Inmaculada Álvarez Icaza Longoria; María Van Doren; Mariana Gómez Álvarez Icaza, Colectivo ALAS; Mariano Avila – Grand Rapids, Michigan; Maricruz Trigueros Manzo; Maritze Trigos Torres Cédula No 41 312.099 Iglesia Católica, Religiosa Dominica de la Presentación; Maritza Macín – CTM; Pbro. Martín Octavio Garcia Ortiz; Martín R, Hernández, Parroquia de Santa Catalina de Siena, Ocampo, Coahuila; Miguel Álvarez Gándara; Msc. Débora García Morales – Ex Rectora del Seminario Teológico Bautista de Nicaragua; Myriam Gómez Godínez – Iglesia Cristiana Congregacional de Guadalajara, Templo El Buen Pastor; Nancy Elizabeth Bedford – Georgia Harkness Professor of Applied Theology, Garrett-Evangelical Theological Seminary - Instituto Universitario ISEDET, Buenos Aires-Argentina; Odavia Palomino, Diaconisa; Ofelia García de Pedroza – Pastora Misionera de la Iglesia Anabautista Menonita; Oliva Juárez de González, Pastora Bautista; Oswaldo García López – Jinotega, Nicaragua; Pastor Emmanuel Flores-Rojas; Pastora Ángela Trejo Haager – Iglesia Luterana Mexicana; Pbro. Dr. Ricardo F. Blanco-Beledo – UNAM; Pbro. Víctor Manuel Cab Pech; Pilar Puertas; Rebeca González; Rebeca Santiago – Mujeres de Fe en Acción; Rev. Dan González Ortega Rector Instituto Internacional de Estudios Superiores / Comunidad Teológica de México; Revda. Conchita Olvera Ochoa; Rvda. Dra. Doris J. García-Mayol. Seminario Intercultural Mayense / Centro de Estudios Humanísticos A.C.; Rvda. Elisa Muñoz de la Iglesia Presbiteriana de Venezuela; Sara Baltodano Arróliga, Universidad Bíblica Latinoamericana; Sara San Martin – CEE; Socorro Hurtado Madrigal; Victoria López Guzmán Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación; Victoria López Guzmán; Zarel León Segura; José Guadalupe Sánchez; Leticia Rentería.

Letra 236, 11 de septiembre de 2011 (2)



Letra 236, 11 de septiembre de 2011




Acuerdos de la Asamblea General de la INPM enviados por la Secretaría del Presbiterio Berea a sus iglesias jurisdiccionadas








Actividades

OREMOS INTENSAMENTE POR LAS PRÓXIMAS DETERMINA-CIONES DE LA IGLESIA EN RELACIÓN CON LOS ACUERDOS DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA INPM

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO

Martes 13 de septiembre, 19 hrs.
EL CANTAR, TESTIMONIO DE LA MEDITACIÓN DE ISRAEL
Modera: D.I. Odilón Arellano

LA CANCIÓN DE SULAMITA
Concha Urquiza
(México, 1910-1945)

Indica mihi, quem diligit anima mea, ubi pascas, ubi cubes in meridie, ne vagare incipiam post greges sodalium tuorum
Cant. 1, 6

Hazme saber, Amor, donde apacientas,
dó guías tus rebaños, dónde vagas,
no huelle tras las ínsulas aciagas
las rutas de la tarde cenicientas.

Tu grey, oh tierno Amor, dó la sustentas
y con pastos riquísimos halagas,
mientras mi torpe corazón amagas
con sendas largas, y con horas lentas.

No principie a seguir de los pastores
los dispersos rebaños. Vida mía;
muestra, lejos, el sol de tus amores;

¡dime dónde apacientas todavía!,
y seguiré tu rastro entre las flores
por los fuegos del áureo mediodía.

11 de junio, 1937

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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

15– Noche mexicana
18– Testimonio sobre recursos para el crecimiento espiritual
17.30 hrs.: Taller

25– Clase unida sobre el Sacerdocio Universal de los/as creyentes
Capacitación y actualización de oficiales

El Éxodo, modelo de lucha social guiada por Dios, L. Cervantes-O.

11 de septiembre de 2011


1. El éxodo de Israel, parteaguas en la historia de las luchas sociales
Según demostró ampliamente el fallecido biblista José Severino Croatto en los años más difíciles de la búsqueda por actualizar el mensaje bíblico para nuestro tiempo, la emancipación de Israel de sus dominadores egipcios en el segundo milenio antes de Cristo es un episodio cuyo significado y proyección no se han agotado hasta la fecha. El “excedente de sentido” del que hablaba Croatto es posible comprenderlo de manera sencilla en la vida cotidiana cuando en las charlas domésticas volvemos una y otra vez a determinados sucesos para realizar nuevos comentarios que le agregan otros matices a las interpretaciones acumuladas. De este modo, el suceso en sí se preserva con mayor intensidad en la memoria y proyecta otras visiones, además de acceder a la posibilidad de convertirse en paradigma o en modelo. Como explica Croatto su relevancia en el interior de la Biblia Hebrea:

El éxodo es uno de los temas densos y fecundos de la tradición bíblica judeo-cristiana. Su fecundidad está evidenciada en el interior de la Biblia misma. Su “memoria” reaparece en los credos israelitas, en los textos legales, en los prólogos de las alianzas, en los himnos y cánticos litúrgicos, en los textos proféticos (tanto de acusación como de promesa) y en los sapienciales tardíos (cf. el midrás de Sap 10-19). También se recuerda en relatos históricos de liberación (véase, por ejemplo, Jue 6.8ss; 11.13ss; 1Sm 10.18; 12.6-8; Jos 9.9) y en el uso neotestamentario del léxico de “redención/liberación/salvación”. Esta permanencia y recreación del tema en la literatura bíblica ya es de por sí un fenómeno hermenéutico digno de atención. Por otro lado, el texto bíblico del Éxodo fue, debido a su importancia kerigmática y teológica, un foco iluminador de procesos históricos que se identificaron de alguna manera con la experiencia de Israel.
[1]

Podríamos decir, entonces, sin temor a equivocarnos, que el Éxodo de Israel es “el evangelio del Antiguo Testamento”, puesto que su capacidad de evocación, movilización y transformación de las mentalidades fue desarrollada continuamente en cada etapa de la historia de esta nación y siempre otorgó a los nuevos sucesos vividos una dimensión distinta gracias a la manera en que el pueblo pudo profundizar en la comprensión de la intervención de Dios en la historia. Estas etapas fueron fecundadas por el episodio fundador del Éxodo y agregaron motivaciones críticas, pero siempre liberadoras a los nuevos momentos históricos experimentados por las personas. Croatto agrega: “En efecto, no es la facticidad externa del hecho arquetípico lo que perdura en las relecturas, sino su sentido profundo, su capacidad de activar las reservas humanas de esperanza en nuevos procesos de liberación”.
[2]
Cuando, siguiendo el modelo de los “llamamientos de profetas”, tan típicos de la tradición antigua, Yahvé irrumpe en la historia y anuncia al transterrado egipcio Moisés, quien vivía una severa crisis de identidad, que él sería el abanderado de la lucha de la liberación de las tribus hebreas esclavizadas por el imperio faraónico (Éx 3), comienza una auténtica lucha política, religiosa y cultural en contra de los dioses y diosas que justificaban el sometimiento que ejercía un grupo humano sobre otro en nombre de la superioridad de éstos/as. Eso explica la actitud orgullosa y arrogante con que el Faraón se entera de la existencia del dios de los esclavos, quien desea liberarlos y para ello envía a un par de hermanos, que muy recientemente se habían asumido como tales (Éx 5.1-21), ante la cual Moisés manifiesta una profunda decepción, al decir “¿Para qué me enviaste”? (5.22). La mayor aflicción inicial que consigue para el pueblo explotado por la reacción del monarca es parte importante de los inicios de este proceso emancipador y, por extensión, de otros movimientos y luchas similares.

2. Yahvé, el dios de los esclavos se revela como liberador
Las tribus hebreas no conocían a Yahvé como una divinidad liberadora, lo que recuerda los énfasis críticos sobre el potencial y la función legitimadores y opresores de algunas formas de religión. Ciertamente en la memoria del pueblo estaba presente, aunque ya corría el riesgo de perderse en los tiempos más remotos, lo que Dios había hecho en la vida cotidiana del patriarca Abraham y su familia. Faltaba ahora que ese mismo Dios adquiriera otra dimensión ante los ojos de una nueva generación que no había experimentado aquellos encuentros. Si en Abraham y su clan, el pacto con Dios había sido estrictamente tribal, ahora Yahvé comienza a fraguar, en medio de una situación sumamente crítica, ligada posteriormente con aquellos sucesos originarios, una nueva manera de ser visto y creído como divinidad comprometida con la suerte de su pueblo. La insistencia del libro del Éxodo en subrayar que Dios “se acordó del pacto que había hecho con Abraham” (2.24-25) y de que escuchó el clamor del pueblo (4.31) destaca la toma de partido que el Dios creador, sustentador y, ahora, liberador, lleva a cabo en medio de la historia con una comunidad necesitada de libertad y todo lo que esto implicaba. Por eso el mismo nombre de Dios aparece (o reaparece) con un sentido esencialmente liberador. Pronunciarlo se volvería una afirmación, en conciencia, de la libertad realizada por él:

La conciencia nacional y religiosa de Israel estuvo marcada originalmente por experiencias de opresión y sufrimiento y de liberación y gozo. Su lectura, desde una óptica de la fe, fue constituyendo un lenguaje religioso que se hizo tan central como esas mismas vivencias históricas. Por concomitancia, Israel fue afirmando una conciencia de libertad como parte de su ser y reclamó la liberación toda vez que se encontraba oprimido, lo que fue frecuente en su historia. Por otra parte, fue definiendo a su Dios, Yahvé, como “salvador” y liberador. Por eso en Ex 3.13-14 el texto explica la significación de Yahvé como “yo soy el que estoy (contigo). No hay en este relato ninguna revelación del nombre divino, ya conocido, sino la conexión teológica de éste (Yahvé) con el éxodo, ya que hay una asonancia entre el mismo y la fórmula de protección “yo estaré contigo” del v. 12. De modo que el nombre mismo del Dios de Israel está indisolublemente ligado a la experiencia de opresión/liberación del éxodo. Así podemos también reentender la expresión de Ex 20,2, “yo soy Yahvé, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”. Además de “memoria” del éxodo, nada menos que en un prólogo de alianza, es una definición de Yahvé como “el que sacó de Egipto”. Dicho entonces en otras palabras: el éxodo está incorporado no sólo en los grandes textos, reflejo de múltiples experiencias históricas, sino en el nombre mismo de “Yahvé”. Y por eso toda expresión de fe y de culto es un recuerdo implícito del éxodo.
[3]

Por todo ello, los procesos sociales posteriores, experimentados desde la óptica de la fe en el Dios del Éxodo y de Jesús de Nazaret, quien proclamó la continuidad entre la obra redentora antigua y la que él representó, son siempre una posibilidad de reactivar los motivos, valores y consecuencias del éxodo de Israel ejemplo descrito con minuciosidad por los textos, pero que al mismo tiempo es un estímulo para que siga contando, en clave liberadora, la manera en que Dios continúa guiando e inspirando nuevos procesos y movimientos que pugnan por la dignificación humana en todas sus formas y manifestaciones. En otras palabras, el Dios del éxodo antiguo sigue fomentando nuevos y sorprendentes éxodos.


Notas
[1] J.S. Croatto, “La relevancia sociohistórica y hermenéutica del éxodo”, en Concilium, núm. 209, 1987, p. 155, www.severinocroatto.com.ar/wp-content/uploads/2010/09/hermenutica_del_exodo.pdf.
[2] Idem.
[3] Ibid. Énfasis agregado.

Éxodo 5.1-9



Traducción en Lenguaje Actual

Después de hablar con los israelitas, Moisés y Aarón fueron a ver al rey de Egipto y le dijeron: El Dios de los israelitas, envía este mensaje a Su Majestad: “Deja que mi pueblo Israel vaya al desierto, para que haga allí una fiesta en mi honor”. Pero el rey contestó: “¿Y quién es ese Dios? ¿Por qué tendría yo que obedecerlo? ¡No conozco a ningún Dios de los israelitas, ni tampoco voy a dejar que ustedes se vayan!”.


Moisés y Aarón le dijeron: Pues él es nuestro Dios y ha venido a ayudarnos. Tenemos que ir al desierto, hasta donde lleguemos en tres días, y presentarle allí nuestras ofrendas. Si no lo hacemos así, tal vez nos castigue con alguna enfermedad, o nos haga morir en la guerra. Pero el rey les contestó: “¡Mejor vayan a trabajar! ¡Miren a cuánta gente están distrayendo!”.

Ese mismo día el rey les ordenó a los capataces y a los jefes de trabajo: “Ya no les den paja a los israelitas para los ladrillos que tienen que hacer. Déjenlos que vayan ellos a recogerla. […] Manténgalos tan ocupados que no tengan tiempo de creer en las mentiras de Moisés y de Aarón”.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Letra 235, 4 de septiembre de 2011



LA IGLESIA EN LA SOCIEDAD
Iglesia Evangélica Luterana de EU

La iglesia “en” pero no “del” mundo
A través de la fe en el evangelio, la iglesia ya toma parte en el reinado de Dios anunciado y encarnado en Jesús. Sin embargo, todavía espera la resurrección de los muertos y la realización plena de la creación entera en el futuro prometido por Dios. En este tiempo del "ya... pero todavía no," la iglesia vive en dos eras—la era presente y la era por venir. La iglesia está ‘en' el mundo, pero no es “del” mundo.
El evangelio no arranca a la iglesia del mundo sino que la llama a afirmarlo y a entrar más profundamente en él. A pesar de su cautiverio en el pecado y la muerte, el mundo es la creación agradable de Dios donde, debido a su amor, Dios en Jesucristo se hizo carne. La iglesia y el mundo tienen un destino común en el reinado de Dios. La iglesia actúa en favor del mundo en esperanza y oración: "Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo."
El evangelio no permite la acomodación de la iglesia a las maneras del mundo. La presencia y la promesa del reinado de Dios molesta e inquieta a la iglesia con respecto a la violencia y a las rupturas presentes en el globo. Actuar en favor del mundo de Dios requiere la resistencia y la lucha contra los males del mundo.
La iglesia es "una nueva creación... de Dios" (2 Corintios 5:17-18), pero aún es parte de la humanidad caída compartiendo plenamente la ruptura del mundo. Es una comunidad de santos, un pueblo justificado delante de Dios a causa de la entrega amorosa de Jesús, pero al mismo tiempo es una comunidad de pecadores. Arrepentimiento, perdón, y renovación, caracterizan a la iglesia que vive bajo la cruz con la esperanza de la llegada en plenitud del reinado de Dios.

La responsabilidad de la iglesia en la sociedad
En su testimonio de Jesucristo, la iglesia anuncia que el Dios que justifica espera que todos los seres humanos actúen en pos de la justicia. Las exigencias buenas y justas de Dios consignan a las personas en las obligaciones de sus relaciones y los desafíos del mundo. A través de la actividad divina de la ley, Dios preserva la creación, ordena a la sociedad, y promueve la justicia en un mundo quebrado.
Dios actúa a través de la familia, la educación, la economía, el estado, y de otras estructuras necesarias para la vida en la era presente. Dios instituye, por ejemplo, a las autoridades gobernantes para servir al bienestar de la sociedad.2 La iglesia respeta las autoridades gobernantes y otras estructuras seculares—cuya integridad y tareas son conferidas por Dios—considerándolas responsables ante El.
Esta iglesia tiene que participar en las estructuras sociales críticamente, dado que el pecado también actúa en el mundo. Las estructuras y procesos sociales compaginan dinámicas de vida y de muerte en combinaciones complejas y en grados diversos. Esta iglesia, por lo tanto, debe unir realismo y visión, sabiduría y coraje en su responsabilidad social. Necesita discernir constantemente cuándo debe apoyar y cuándo confrontar los modelos culturales, valores, y poderes de la sociedad.
Como presencia reconciliadora y sanadora, esta iglesia está llamada a ejercer su ministerio ante las necesidades humanas con compasión e imaginación. Procura encontrar nuevos caminos para enfrentar y tratar los problemas sociales emergentes, como asimismo la degradación del medio ambiente. Esta iglesia tiene la responsabilidad de mediar en los conflictos y de abogar por soluciones justas y pacíficas en las discordias globales. Debería apoyar instituciones y políticas que sirvan al bien común, y trabajar con y aprender de otros en el cuidado y la transformación de la sociedad global.
Como presencia profética, esta iglesia tiene la obligación de nombrar y denunciar los ídolos venerados por la gente, identificar el poder del pecado presente en las estructuras sociales, y apoyar con esperanza al pueblo pobre y desposeído de poder. Cuando estructuras, ideologías, o autoridades religiosas o seculares proclaman ser absolutas, la iglesia sostiene que, "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5:29).3 Junto a Martín Lutero, esta iglesia entiende que "reprender" a aquellos en autoridad "a través de la palabra de Dios proclamada pública y honestamente" no es "sedición," sino que es "una loable, noble, y ... particularmente, un gran servicio a Dios."4
Debido a que la iglesia es tanto humana como divina, tanto pecadora como santa, ella también vive tanto bajo la ley como el evangelio. Al igual que toda comunidad, la iglesia tiene una dimensión institucional. Esta iglesia debe asegurarse de que su propia vida institucional, sus relaciones con otras instituciones, y sus esfuerzos por influir en la sociedad, sean gobernadas por la ley de Dios, expresen su identidad, y sirvan a su misión.

La vocación bautismal de los cristianos
Una de las maneras por la cual la iglesia participa en la sociedad es a través de sus miembros. Muriendo al pecado y resucitando con Cristo en el bautismo, los cristianos son llamados a "caminar en una nueva vida" (Romanos 6:1-11). Cumplen su vocación bautismal en la vida diaria como miembros de familia, amigos, ciudadanos, trabajadores, y como participantes de asociaciones voluntarias. Siendo que "la vida diaria es el marco principal para el ejercicio del llamado cristiano,"5 es en esta instancia donde los cristianos sirven a Dios y al prójimo.
Esta iglesia sostiene a sus miembros bautizados en sus diversos llamados a través del ministerio de la Palabra y los Sacramentos. Los dones del Espíritu forman y transforman al pueblo de Dios para el discipulado en la vida diaria. En el cuerpo de Cristo, el carácter, la perspectiva, y las convicciones morales de los cristianos son moldeadas de maneras distintivas. Jesús libera a los cristianos para servir a los demás y para caminar con el pueblo hambriento, olvidado, oprimido y despreciado. El ejemplo de Jesús invita a los cristianos a reconocer como "prójimo" a gente cercana y lejana, pueblos de todas las razas, clases, y culturas, amigos y extraños, aliados y enemigos.
Los cristianos valoran la familia y el matrimonio, y perciben sus oficios y quehaceres como un medio por el cual pueden expresar su vocación bautismal. En estas instancias experimentan tanto gozo como sufrimiento, y descubren el poder sustentador de la fe. Este poder los capacita para subsanar relaciones, desafiar lo que deshumaniza, confrontar los obstáculos estructurales que impiden la justicia, y procurar gestiones y medidas más humanizantes en sus espacios de responsabilidad.
Los cristianos también ejercitan su llamado siendo ciudadanos sabios y activos. Para algunos, esto puede significar el servicio en un cargo público. Junto a todos los ciudadanos, los cristianos tienen la responsabilidad de defender los derechos humanos y de luchar por la libertad, la justicia, la paz, la protección del medio ambiente, y el buen orden en la vida pública.
Deben reconocer el rol vital de la ley en la protección de la vida y la libertad, como así también en el mantenimiento del bien común. Los cristianos deben interesarse en los métodos y contenidos de la deliberación pública. Deberían ser críticos cuando grupos o sectores de la población se encuentran inadecuadamente representados en los procesos y decisiones políticas que afectan sus vidas.
Un modo significativo por el cual los cristianos ejercen su ciudadanía es a través de la participación en asociaciones y movimientos voluntarios, tanto religiosos como seculares. En ciertas ocasiones estos grupos pueden servir una función profética cuando protestan en contra de ciertos males, cuestionan suposiciones asumidas, desafían prácticas inmorales e injustas, y cuando organizan y promueven cambios estructurales en el lugar de trabajo, la comunidad local y en el mundo en general.

Una comunidad de deliberación moral
Los cristianos cumplen su vocación de maneras diversas, y cuentan con una variedad de dones derramados por el Espíritu. Por lo tanto, en numerosas ocasiones pueden encontrarse en profundo desacuerdo sobre las maneras y formas de responder a las cuestiones sociales.
Unidos a Cristo y a todos los creyentes en el bautismo, los cristianos acogen y celebran su diversidad. Debido a que comparten convicciones comunes de fe, están libres, en realidad obligados, a deliberar de manera conjunta sobre los desafíos que enfrentan en el mundo.
La deliberación en esta iglesia presta atención tanto a la Palabra de Dios como al mundo de Dios, a la vez que a la relación entre ambas. Esta iglesia percibe al mundo a la luz de la Palabra de Dios, y comprende esta palabra desde su contexto en el mundo. Esta iglesia tiene que basarse en la revelación de Dios, el don de la razón otorgado por Dios, y la guía del Espíritu Santo.Las Escrituras son la fuente normativa en la deliberación de esta iglesia. A través del estudio de las Escrituras, los cristianos procuran discernir lo que Dios requiere en la iglesia y en el mundo. Debido a la diversidad en las Escrituras, y debido a la distancia del mundo contemporáneo con respecto al mundo bíblico, es necesario escudriñar cuidadosamente los textos en su propio contexto, e interpretarlos fielmente para el mundo de hoy. En su testimonio a la Palabra de Dios, los credos ecuménicos y las confesiones luteranas guían el enfoque de esta iglesia con respecto a las Escrituras. La historia de la iglesia y las diversas tradiciones la instruyen en su deliberación.
Transformada por la fe, esta iglesia en su deliberación cuenta con las aptitudes humanas otorgadas por Dios de querer, pensar y sentir. Esta iglesia se halla abierta para aprender de las experiencias, conocimientos, e imaginación de toda la humanidad, a fin de poseer la mejor posible información y conocimiento del mundo de hoy. Para actuar justa y efectivamente, esta iglesia necesita analizar críticamente los temas sociales y del medio ambiente, e indagar las razones por las cuales la situación se encuentra en su presente estado.
La deliberación en esta iglesia debería incluir gente—ya sea en persona o a través de sus obras u otras expresiones—con diversas experiencias de vida, perspectivas e intereses. En la medida de lo posible, personas como las siguientes deberían deliberar entre ellas y con otras:
· aquellas personas que son afectadas y sufren con el problema a tratar;
· aquellas personas cuyos intereses o seguridad estén en juego;
· pastores, obispos, teólogos, eticistas y otros maestros de esta iglesia;
· personal embarcado en tareas de abogacía;
· expertos en las ciencias sociales y naturales, las artes y las humanidades.
Como comunidad de deliberación moral, la iglesia busca “discernir cuál es la voluntad de Dios—que es lo bueno, lo aceptable y lo perfecto” (Romanos 12:2). Los cristianos se enfrentan juntos a los problemas sociales, a fin de discernir mejor cómo vivir fiel y responsablemente desde el ámbito de su vocación. Los procesos de deliberación deben informar y guiar el testimonio como cuerpo de esta iglesia en la sociedad. Al tratar abierta y creativamente con el desacuerdo y la controversia, esta iglesia espera contribuir a la búsqueda del bien individual y común en la vida pública.



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LA COMUNIDAD TEOLÓGICA DE MÉXICO SE SOLIDARIZA CON LAS MUJERES PRESBITERIANAS
ALC Noticias, 1 de septiembre de 2011

Ante la decisiones tomadas recientemente por la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM), negando el acceso femenino a los distintos ministerios ordenados de esta iglesia, así como la revocación de la ordenación para mujeres que ya han sido consagradas en algunas iglesias locales como en distintos presbiterios, la Comunidad Teológica de México, del Consejo Directivo de la misma y de cada una de las organizaciones que la componen, dio a conocer una carta donde manifiesta solidaridad con las mujeres presbiterianas.

“Desde nuestra perspectiva, fundada en las palabras del apóstol Pablo que reflejan la esencia del Evangelio de Jesucristo, estas son decisiones que contravienen los principios evangélicos de amor, justicia e igualdad”, dice. […]

Un Dios comprometido con la historia humana, L. Cervantes-O.

4 de septiembre de 2011


Desde este punto de vista no se puede menos de decir que la Encarnación de Jesucristo guarda analogía con la creación. Una vez más, Dios actúa como creador, pero ahora no crea de la nada, sino que entra en escena y crea dentro de la creación un nuevo comienzo, tanto de la la historia en general como de la historia de Israel en particular. Dentro de la continuidad de la historia humana, ahora se hace visible un punto en el que Dios mismo se apresura a socorrer a la criatura y se hace una sola cosa con ella. Dios se hace hombre. Así comienza esta historia.[1]
Karl Barth

1. Dios actúa en la historia, no fuera de ella
La gran premisa con que trabajaron los autores de los textos sagrados a la hora de plantarse frente al pueblo ante quien debían dar testimonio de la realidad del pacto de Dios con él era que éste mantenía una relación activa con la historia, porque si es verdad que desde el momento mismo de la creación de la humanidad otorgó la libertad para moverse en ella, el encuentro con él estaría marcado siempre por una dinámica de interacción entre ambas libertades, la humana y la divina. También es verdad que algunos niegan que la intervención Dios en la historia humana respete la libertad humana y hasta hay quienes, incluso desde el campo de la fe, se atreven a desligar las realidades humanas en general (sociales, económicas, políticas, culturales) de cualquier interés divino en influir sobre ellas. Como si la indiferencia hacia lo humano fuera una de las características predominantes del Dios cristiano. Tendríamos que estar hablando, en todo caso, de otro tipo de divinidad, no del Dios de la Biblia, quien en la encarnación humana de Jesucristo manifestó y sigue manifestando no solamente interés por lo que sucede en los procesos humanos sino una auténtica pasión, un celo, un acompañamiento hacia algunas causas y luchas que merecen alcanzar su plenitud dignificadora y anunciadora de la presencia de su Reino en el mundo.
De otra manera estaríamos, una vez más, ante la “proclamación negativa” de un “Dios a-pático”, es decir, de un Dios que se niega a padecer o a vivir intensamente los sucesos que acontecen en el devenir complejo y muchas veces contradictorio de la existencia humana. Y es que, para empezar, la misma doctrina bíblica de la creación es una muestra de cómo Dios quiso hacerse presente de otra manera en el comienzo mismo de la historia, porque no debemos olvidar que toda afirmación sobre los orígenes de un pueblo o de una cultura, mientras más universal sea, contiene un potencial más liberador para la comprensión del papel de esa comunidad en el mundo. De esta manera, la creencia en un Dios que creó todas las cosas, comenzando con el cosmos, coloca a la fe bíblica en un plano de acercamiento global a la humanidad sin olvidar que, en efecto, al centralizar en un pueblo la elección divina, este enfoque tendría que aterrizar en una mirada que abarcase a todos los seres humanos.
Dios actúa en la historia suscitándola en medio de las tendencias a focalizar o colocar la atención únicamente en los espacios comunitarios reducidos y a producir espiritualidades sectarias con escasa vocación de diálogo con todos los ambientes en donde Dios desea estar presente para que los valores de su Reino resulte visible y efectivamente transformador. Así, es posible, hablar de cómo desde el Antiguo Testamento se pugna por establecer una religión anti-fetichista que no se deje dominar por los impulsos del momento y que no idolatre a los poderosos de turno para seguir viendo a Dios como el autor, dueño y conductor de la historia.
[2] Esta visión advierte que Dios propicia los esfuerzos humanos para superar las espiritualidades desencarnadas y para hacer que la práctica derivada de esa religión liberadora tenga los resultados que Él desea.

2. Dios se compromete con los procesos sociales

…el Dios infraestructural conduce a la lucha, parte de la lucha, siempre con una finalidad concreta: la construcción del pueblo. Como exclamaba el párroco José María Morelos, el Espíritu Santo “sacó la venda de nuestros ojos y transformó la vergonzosa apatía en que yacíamos en una beligerante y terrible furor”.
[3]

Amós 9 da testimonio de cómo en un momento crítico de la historia de Israel, el siglo VIII a.C., cuando la asimetría entre clases sociales hacía mella en el pueblo, existió la conciencia de que Dios había dirigido, estimulado o acompañado (¿qué nos gusta más?) diversos procesos liberadores que no siempre fueron reconocidos como obra suya. La negativa a reconocer las acciones de Dios a favor de otros pueblos siempre fue un signo de incomprensión hacia la universalidad con que Dios se comportó en la historia. Con demasiada frecuencia, el interés de los dirigentes religiosos y políticos de Israel consistió en hacer creer al pueblo que su carácter de comunidad elegida los colocaba en un grado de superioridad en relación con las demás naciones y culturas. Dura es la forma en que el propio Yahvé deberá aclarar que su amor rebasa las fronteras nacionales y que va más allá de la mera contemplación de las necesidades de los demás pueblos y del, engreimiento de las comunidades que se sentían dueñas del favor divino para la eternidad y bajo cualquier circunstancia. Las palabras del profeta anuncian, simultáneamente, un juicio a la tendencia sentirse los únicos poseedores del apoyo sagrado (2.4-16) y la posibilidad de ser redimidos si hay arrepentimiento.
Por todo ello, la respuesta de la clase sacerdotal contra Amós fue brutal (7.10-17), pues atentó contra varias de las seguridades institucionales aceptadas por todos.
[4] ¿Cómo se comportó Yahvé ante los procesos populares del propio Israel? ¿Tomó partido alguna vez? Lo hizo, por ejemplo, cuando una fracción del pueblo decidió romper con la casa de David, al final de la vida de Salomón y cuando Roboam mostró una enorme insensibilidad. El grito popular de “¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡A tus tiendas Israel!” (I Reyes 12.16) fue respaldado por Yahvé en la figura de un profeta que acompañó la resistencia. A fin de cuentas, si Él ha tomado partido tantas veces, ¿quiénes somos nosotros para dejar de arriesgarnos en nombre de falsas premisas y conclusiones apresuradas?
¿Cómo estuvo y está presente el Dios de Jesús en los procesos y luchas populares de hoy? Es evidente que la apuesta divina ante los procesos históricos humanos está signada por el hecho de que “él nunca se equivoca” en sus preferencias, a diferencia de los actores humanos quienes, debido a la complejidad y las contradicciones inherentes a los procesos mismos y a la falta de visión y proyección cronológica de las coyunturas enfrentan los riesgos normales de fallar y responder de manera errónea, aunque con la posibilidad siempre latente de acertar y conectarse, así, con la voluntad divina de avance y consolidación de los cambios requeridos para mantener como verdaderamente humana la presencia de sus criaturas en el mundo (Paul Lehmann). Si el Dios predicado por Jesús se ha comprometido con las luchas humanas, también sus seguidores redimidos pueden hacerlo a partir de una comprensión mínima de las coyunturas entre las cuales se mueven. Somos llamados, en pocas palabras, al discernimiento espiritual de nuestra presencia social en el mundo y su papel ante los cambios provocados por el Señor de la historia.


Notas
[1] K. Barth, Esbozo de dogmática. Santander, Sal Terrae, 2000 (Presencia teológica, 108), p. 114.
[2] Cf. Rui Manuel Grácio das Neves, Dios resucita en la periferia. Salamanca, San Esteban, 1991, pp. 137-156.
[3] Ibid., p. 141
[4] Cf. H.W. Wolff, La hora de Amós. Salamanca., Sígueme, 1984.

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

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