sábado, 30 de julio de 2011

Programa de agosto de 2011

IGLESIA PRESBITERIANA AMMI-SHADDAY
PLAN DE PREDICACIONES Y TEMAS PARA AGOSTO DE 2011

1. Domingos, 10.30 hrs.
Tema general: Leer y retener el mensaje divino

7: “Bienaventurado el que lee”: el milagro de la lectura bíblica
Lectura bíblica: Apocalipsis 1.1-8
Expositor: LCO
Dirige: Hna. Angélica Chávez

14: “Ocúpate en la lectura”: revelación escrita y voluntad de Dios
Lectura bíblica: I Timoteo 4.11-16
Expositora: LCO
Dirige: D.I. electo Pablo F. Sandoval

21: ¿Entiendes los que lees?”: revelación escrita, lectura y cultura
Lecturas bíblicas: Hechos 8.26-40
Expositora: A.I. Vicente Orozco G.
Dirige: A.I. Sandra Salgado A.

28: “Comamos el libro”: actualidad de la palabra divina
Lecturas bíblicas: Ezequiel 2.8-3.3
Expositor: LCO
Dirige: Hno. Genaro Barnard

2. Domingos, 17.30 hrs.

7: Reunión de Consistorio
14: Reunión de evaluación y planeación
21: Capacitación y actualización de oficiales

3. Martes, 19.00 hrs.

Tema general: El amor humano en el Cantar de los Cantares (III)

2: El tormento de la separación (Cantares 5.1-8)
Moderadora: Hna. Andrea Naranjo

9: La mujer describe a su amado (Cantares 5.9-16)
Moderador: Hno. David Ábrego

16: Expresiones amorosas (I) (Cantares 6)
Moderadora: Hna. Lidia Martínez M.

23: Expresiones amorosas (II) (Cantares 7)
Moderador: A.I. Pablo Gil

30: Hermosura y grandeza del amor (Cantares 8)
Moderadora: Hna. Marena Ponce

viernes, 29 de julio de 2011

Letra 230, 31 de julio de 2011



CLAVES DE LA ESPIRITUALIDAD DE JESÚS
José Antonio Pagola
www.redescristianas.net



“Espiritualidad”» es una palabra desafortunada. Casi siempre se la vincula con la religión, y para muchos significa algo alejado de la vida real, algo inútil que no se sabe exactamente para qué puede servir. Lo que interesa es lo concreto, lo práctico, lo material, no lo “espiritual”.
Sin embargo, el “espíritu” de una persona es algo muy valorado incluso en la sociedad actual, pues indica lo más hondo de su propio ser: sus motivaciones últimas, su ideal, la pasión que lo anima, la mística por la que vive y trabaja, lo que contagia a los demás, lo que esa persona va poniendo en el mundo.
La “espiritualidad” en su sentido más amplio consiste en vivir realmente con espíritu, no de forma inconsciente, automática, vacía. Según sea el “espíritu” que inspira e impregna nuestros proyectos y compromisos, así será nuestra espiritualidad. Se puede vivir con “espíritu franciscano” o con “espíritu capitalista”.
La espiritualidad no es patrimonio de las religiones. Cualquier persona que vive con hondura y calidad humana su existencia, vive con una determinada espiritualidad que motiva su vida, inspira su comportamiento y configura sus valores y el horizonte de su ser.
Sin embargo, es cierto que la espiritualidad es algo muy propio de la experiencia religiosa. La religión sitúa al ser humano frente al misterio último de su existencia, invita a descubrir el verdadero sentido de la vida y a tomar opciones fundamentales; ¿cuál es nuestro Dios? ¿Cuál es el centro de nuestra vida? ¿Dónde ponemos nuestra última esperanza?
Los cristianos hablamos hoy de diferentes escuelas o corrientes de espiritualidad: espiritualidad luterana, calvinista o católica; espiritualidad monástica, laical, familiar, sacerdotal; espiritualidad benedictina, ignaciana, teresiana. Como es obvio, la espiritualidad cristiana consiste en seguir a Jesús de manera que su experiencia de Dios y su Espíritu sean los que configuren nuestra vida. Esto es lo que diferencia la espiritualidad cristiana de la budista, la judía o la islámica.
No hay un camino hecho en la espiritualidad. El itinerario espiritual de cada persona es una aventura inédita y original de cada uno. Si queremos vivir una espiritualidad viva y actualizada en nuestro tiempo, tendremos que estar muy atentos y muy abiertos al Espíritu que animó a Jesús.
Vamos a aproximarnos a la espiritualidad de Jesús. No es mi intención detenerme a estudiar cómo esa espiritualidad se arraigó en la experiencia religiosa de su pueblo, cómo se alimenta en el espíritu de los profetas de Israel y de los grandes orantes de los salmos; tampoco voy a hablar directamente de la oración de Jesús, sus rasgos principales, su búsqueda de silencio y recogimiento, su capacidad de conjugar la dimensión contemplativa y una intensa actividad.
Voy a hablar solamente de las claves de la espiritualidad de Jesús. Nos vamos a centrar en lo esencial. Las preguntas que están en el trasfondo de esta exposición son las decisivas: ¿qué experiencia de Dios tiene Jesús?, ¿quién es Dios para él?, ¿cómo se sitúa ante su misterio?, ¿cómo vive a Dios? y ¿cómo esa experiencia de Dios inspira y marca toda su vida?

Buscar el reino de Dios y su justicia
Jesús no es un hombre disperso, atraído por diferentes intereses, sino una persona profundamente unificada en torno a una experiencia nuclear: Dios, el Padre bueno de todos. Es él quien unifica su intensa actividad, inspira su mensaje y polariza todas sus energías. Captar las claves de la espiritualidad de Jesús exige captar cómo vive Jesús de esa experiencia de Dios.
Hay algo que se percibe enseguida. Para Jesús, Dios no es una teoría, sino una experiencia. Nunca propone una doctrina sobre Dios. Nunca se le ve explicando su idea de Dios. Para Jesús, Dios es una presencia cercana y amistosa que transforma todo su ser y le hace vivir buscando una vida más digna, amable y dichosa para todos, empezando por los últimos.
Jesús no pretende en ningún momento sustituir la doctrina tradicional de Dios por otra nueva. Su Dios es el Dios de Israel: el único Señor, creador de los cielos y de la tierra, el salvador de su pueblo querido. Nunca discute Jesús con ningún sector judío sobre Dios. Todos creen en el mismo Dios.
La diferencia está en que los dirigentes religiosos del pueblo asocian a Dios con su sistema religioso y no tanto con la vida y la felicidad de la gente. Lo primero y más importante para ellos es dar gloria a Dios observando la ley, respetando el sábado y asegurando el culto del templo. Jesús, por el contrario, asocia a Dios con la vida: lo primero y más importante para él es que los hijos e hijas de Dios gocen de una vida digna y justa. Esto es lo nuevo. Jesús implica a Dios no con la religión, sino con la vida. Lo más importante para Dios es la vida de las personas, no la religión. Los sectores más religiosos de Israel se sienten urgidos por Dios a cuidar la religión del templo y la observancia de la ley. Jesús, por el contrario, se siente enviado por Dios a promover su justicia y su misericordia.
Lucas ha captado muy bien la espiritualidad de Jesús cuando lo presenta en la sinagoga de Nazaret aplicándose a sí mismo estas palabras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me han ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Noticia, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” . A Jesús el Espíritu de Dios lo impulsa a introducir en el mundo la “Buena Noticia” para los pobres, “liberación” para los cautivos, “luz” a los ciegos, “libertad” a los oprimidos, “gracia” a los desgraciados.
La escena es probablemente una composición de Lucas, pero recoge muy bien el Espíritu que anima a Jesús. La espiritualidad cristiana empuja, antes que nada, a promover una vida más liberada, más sana, más dichosa. Es lo que más agrada a Dios.
Por eso, el centro de la espiritualidad de Jesús no lo ocupa Dios propiamente, sino el «reino de Dios». Jesús no separa nunca a Dios de su reino. No puede pensar en Dios sin pensar en su proyecto de trasformar el mundo. No invita a la gente a buscar a Dios simplemente, sino a “buscar el reino de Dios y su justicia”. No llama a “convertirse” a Dios sin más, sino que pide a todos a “entrar” en el reino de Dios.
Jesús no contempla a Dios encerrado en su propio mundo, aislado de los problemas de la gente; lo siente comprometido por un mundo más humano. Lo vive como la presencia buena de un Padre que se está introduciendo en el mundo para humanizar la vida. Por eso, para Jesús, el lugar privilegiado para vivir a Dios no es el culto, ni tampoco el desierto, sino allí donde se va haciendo realidad su reino de justicia.
Resumiendo. La espiritualidad de Jesús está centrada en el reino de Dios, es decir, se alimenta de un Dios que sólo busca una humanidad más justa y más feliz, y tiene como centro y tarea decisiva construir una vida más humana, tal como la quiere Dios. Cualquier espiritualidad que quiera llamarse y ser cristiana tendrá que seguir a Jesús por los caminos del reino de Dios.
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NORUEGA: PANORAMA RELIGIOSO
Prensa Ecuménica, 26 de julio de 2011

Hasta el presente Noruega es oficialmente un Estado de Iglesia Protestante expresado en la Iglesia Evangélica-Luterana. Alrededor del 88% de la población es miembro de la Iglesia oficial de Noruega. Alrededor del 6% practica otras religiones y otro 6% no pertenece a ninguna comunidad religiosa.
Otras expresiones religiosas son el Movimiento Humanista, representado por la Asociación Humanista Noruega; el Islam; el Movimiento Pentecostal; la Iglesia Católica Romana; la Iglesia Libre Evangélica-Luterana, la Iglesia Metodista y otras iglesias libres. Para la mayoría la asistencia a los cultos no es una actividad regular y en gran parte la práctica religiosa es privada. Existe amplia libertad religiosa desde la enmienda constitucional efectuada en 1964.
Aunque no hay separación entre la Iglesia y el Estado, todos los habitantes tienen el derecho a ejercer libremente su religión de acuerdo con una enmienda en 1964 a la Constitución. La práctica de la religión en Noruega es en gran parte privada. Noruega era parte de la Iglesia Católica Romana hasta 1537 que pasó a ser protestante. Época de las luchas religiosas, Noruega declaró prohibido el catolicismo romano en su tierra. Tal decisión fue revocada tres siglos después, en 1843.
Actualmente existe un acuerdo entre los partidos políticos, aprobado en la Legislatura de Noruega, para la separación de la Iglesia Evangélica Luterana del Estado El cambio, se implementará en 2012 dado que tal resolución necesita ser aprobada en dos legislaturas consecutivas. Si bien no será una ruptura total de los vínculos iglesia-estado se entiende que esa nueva relación dará mayor autonomía para ambas partes.
La práctica del islamismo tiene la misma libertad que cualquier otra religión. De hecho la mayor mezquita de Escandinavia se encuentra en el barrio de Grønland en Oslo. Sin embargo existe un interesante conflicto con Arabia Saudita que quiere financiar la construcción de mezquitas en Noruega. El gobierno noruego lo prohíbe porque Arabia Saudita no respeta la libertad religiosa. […]
La legislación noruega permite la construcción de cualquier templo religioso que quieran construir sus habitantes, pero debe ser la Administración central la encargada de aprobar el apoyo financiero de estos proyectos, evitando que se incurra en cualquier tipo de delito.
El ministro de Asuntos Exteriores Jonas Gahr Stor declaró que "Sería una paradoja, y antinatural aceptar las fuentes de financiación de un país donde no hay libertad religiosa" recordando que en Arabia Saudita está prohibida la construcción de iglesias.
El funcionario afirmó que "Noruega llevará el asunto ante el Consejo de Europa" donde defenderá esta decisión basada en la más estricta reciprocidad con los sauditas.
La reciente Matanza Noruega coloca en tela de juicio la relación entre la religión, en este caso de fuerte raigambre protestante, y el desarrollo de la vida ciudadana. El autor de la matanza es calificado como un “fundamentalista cristiano” Se puede alegar que no se sabe de su práctica religiosa activa, pero en una sociedad como la noruega, al igual que en otras, este no es argumento válido. La cuestión es cómo se formó su estructura de pensamiento y de prejuicios que lo obligó a actuar de esa forma.
Al respecto no se puede olvidar que la Alemania nazi tenía de trasfondo una fuerte religiosidad, también protestante, con una enseñanza sobre la obediencia (debida) instalada en sus dirigentes y población como una instancia esencial de la ética cristiana.
Por otra parte, matanzas similares se produjeron en el cristianísimo Estados Unidos con protagonistas de perfiles semejantes a los de Anders Breivik, sin olvidar las guerras religiosas, la despiadada colonización en América Latina, el Caribe, África, India ni la Inquisición. […].
De Behring Breivik también se comprobó, por sus propias declaraciones, que odia al Islam, quiere salvar la civilización y sabe que lo que hizo es atroz pero lo considera necesario. Ese coctel de especificaciones hace que sea clasificado como de ultra derecha por lo que es habitual que al mismo tiempo sea un fundamentalista religioso.
Esas características también corresponden a personajes como Bush, quien recibía órdenes directas desde Dios, como a los Ayatolas que sostienen la “guerra santa” y que pueden desatar guerras como a Irak, Afganistán y terrorismo de alta escuela que saben que son atroces pero que los considera necesario.
Que esta matanza haya ocurrido en Noruega es un dato más que importante para el análisis entre la religión y la ciudadanía. No son pocos los que exclamaron ¿Quién iba a pensar que esto ocurriría en Noruega? Es que una de las características del siglo XXI es el desnudamiento de situaciones que hasta ahora no la percibíamos adecuadamente.
Por cierto, el domingo24 un solemne y emotivo culto en la Catedral de la Iglesia de Noruega en Oslo recordó a las víctimas de la matanza.

Actividades

¡PREPARÉMONOS TODOS/AS PARA PARTICIPAR EN EL CONCURSO BÍBLICO SOBRE EL LIBRO DE LOS HECHOS PARA CELEBRAR EL MES DE LA BIBLIA!

***

CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 2 de agosto, 19 hrs.


EL TORMENTO DE LA SEPARACIÓN (Cantares 5.1-8)
Modera: Hna. Andrea Naranjo

CANTARES 5.1-8, REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA

Ya he entrado en mi jardín,
hermana y esposa mía;
recolecto ya la mirra y las especias,
libando estoy la miel del panal,
y ahora bebo el vino y la leche
que has reservado para mí.

Queridos amigos míos,
¡coman y beban hasta saciarse!
Yo dormía, pero mi corazón velaba,
y pude escuchar la voz de mi amado:
«Hermana y amiga mía;
mi palomita inmaculada,
¡déjame entrar!
Tengo la cabeza empapada de rocío;
¡escurre por mi pelo la lluvia de la noche!»
«¡Pero ya me he desnudado!
¿Cómo he de volver a vestirme?
¡Ya me he lavado los pies!
¿Cómo he de volver a ensuciarlos?»
Se conmovieron mis entrañas

cuando mi amado introdujo la mano
por la apertura del cerrojo.
Me levanté para abrirle a mi amado.
Por mis manos y mis dedos
corrían las gotas de mirra
hasta caer sobre la aldaba.
Le abrí a mi amado,
pero él se había marchado ya.
Con el alma salí en pos de su voz.
¡Lo busqué, y no lo encontré!


***


PRÓXIMAS ACTIVIDADES

AGOSTO: MES DE LA BIBLIA
LEER Y RETENER EL MENSAJE DIVINO
6 – Talleres
7 – Comunión/ Reunión de Consistorio
14 – Evaluación y planeación
18-19 – Concilio Teológico

21 – Capacitación y actualización de oficiales

Una humanidad orientada espiritualmente, Raúl Méndez Yáñez

31 de julio de 2011

Creer como Jesús: la espiritualidad del Reino, José María Vigil



"Creer hoy, nosotros, en nuestro mundo actual, como Jesús creyó en medio de aquel mundo de la imperial pax romana”: eso es ser cristiano, ser seguidor de Jesús. Y, por eso, porque se trata de creer como él, ha de hacerse con su mismo Espíritu, con aquella su “espiritualidad del Reino”. […]


Creer como Jesús implica tener una visión histórica de la realidad. Jesús tenía una concepción dinámica del tiempo, histórica, lineal, no cíclica ni encadenada a sí misma, sino abierta, lineal, con un alfa y una omega, con una percepción de Dios como el que camina delante de nosotros abriéndonos el futuro y encomendándonos construir la historia. […]

“Creer como Jesús” implica concebir la realidad como historia, como quehacer libre del ser humano, alentado por alguna utopía generadora de sentido. Desde cualquier otro esquema, desde cualquier otra lectura de la realidad se puede ser religioso, pero no se podrá "creer como Jesús".

sábado, 23 de julio de 2011

Letra 229, 24 de julio de 2011





JESÚS, APROXIMACIÓN HISTÓRICA, DE J.A. PAGOLA
José Antonio Sayés

Decía J. A. Pagola en una entrevista concedida al Diario Vasco (16-10-07) que a él le interesa Jesús porque es el hombre compasivo, que se acerca a los últimos, que busca la dignidad de la mujer. “Los rasgos más importantes de su perfil retratan a un hombre compasivo, un defensor de los últimos, que se interesó sobre todo por la salud de la gente (algunos dicen que fue un terapeuta religioso), y que frente a una visión legalista introduce la compasión como criterio de actuación”.
Esta es la búsqueda que hace Pagola de Jesús. A la verdad, que se trata de una obra ambiciosa, que conoce a la perfección el ambiente cultural, económico y religioso de la época de Jesús. No se puede negar que el autor en este sentido posee una enrome erudición. Su lenguaje es directo y sugerente. Su método le lleva a rehacer la experiencia de aquel mundo en el que vivía Jesús y a comunicarnos la experiencia misma que Jesús vivió. Jesús era un profeta itinerante que atrae por la fuerza de su persona y la originalidad de su mensaje. Y así trata de recuperar a Jesús en su atractivo personal. Dice en la misma entrevista mencionada que “una predicación que subraye lo doctrinal de una manera fría y encierre a Jesús en una doctrina muy sublime pero muy abstracta, impide llegar hasta el Jesús concreto. Jesús puede ser muy divinizado, pero entonces se nos queda muy lejos”.
[…]

La llegada del Reino
Nadie discute hoy en día que Jesucristo predicó como argumento central la llegada del Reino de Dios. Lo hacía en el campo y en las sinagogas. «El Reino de Dios ha llegado, convertíos» (Mc 1, 15).
En el mundo judío se esperaba un Reino que tendría como fin el sometimiento de todos los pueblos a la voluntad de Yahvé (el reinado de Dios), y al mismo tiempo el triunfo de Israel. Pero aquí el Reino no aparece de forma espectacular. Jesús tiene conciencia de que ha llegado el acontecimiento preparado por Dios en la historia de Israel: «el tiempo se ha cumplido». Lo dijo en su pueblo comentando a Is 61, 1-2; un texto que hablaba de la llegada del Reino. Y anotó: «esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy» (Lc 4, 21). Pero Jesús tiene conciencia de que con él ha llegado el Reino. El Reino de Dios se identifica personalmente con el mismo Jesús. Hay una equivalencia constante entre entregarlo todo por Cristo o por causa del Reino, entre seguir a Cristo o aceptar el Reino (Lc 18, 29; Mt 19, 29; Mc 10, 29). Con su llegada, predicación y milagros ha llegado definitivamente el Reino: «decid a Juan: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son curados, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados» (Lc 7, 22-23; Mt 11, 5). Hay una idea en Orígenes que expresa esto con exactitud: Cristo es la autobasileia es decir, él mismo es el Reino en persona. Quien le acoge a él, quien se convierte a él, ha recibido el Reino.
Cristo en persona es la salvación. El Reino se manifiesta en su predicación y en sus milagros. E implica una nueva noción de Dios: Dios es Padre. Y esto entra en contraposición con la idea que tienen los fariseos que pensaban que la justicia (salvación-santidad) la lograban ellos con el cumplimiento exacto de la ley y excluían de la salvación a los que no la cumplían como ellos, a los pecadores, recaudadores de impuestos y prostitutas. Viene Cristo y en la parábola del hijo pródigo nos habla del Padre que goza perdonando y que escandaliza al hermano mayor que representa al fariseo. Dios ama a las personas independientemente de sus méritos, porque es un Dios que goza perdonando: «hay más alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por noventa y nueve que no necesitan de arrepentimiento» (Lc 15, 7). Éste es el Padre de Cristo. Ahora bien, el castigo del infierno es para aquellos que desprecian el amor del Padre renunciando a la conversión y a la gracia que se les da (Mt 11, 20-29) porque los que se obstinan en no creer, los que se burlan de ese amor misericordioso de Dios, morirán en su pecado (Jn 8, 12.21-24). Se condenan aquellos que se cierran obstinadamente a la invitación misericordiosa de Dios (Jn 3, 16-21; 5, 24) y no quieren cambiar de vida.
Pero ha quedado rota la lógica del fariseo. El Padre ama independientemente de los méritos que uno tenga. También se salvan los recaudadores de impuestos (decían los fariseos que ni Dios mismo los podría salvar). Dios goza perdonando. En la parábola del fariseo y del publicano, el publicano no podía presentar méritos como el fariseo, pero pide perdón (Lc 18, 9-14) y por ello salió justificado del templo. Creo que habría que decir en consecuencia que el primer mandamiento es dejarse amar por Dios. Al Reino se entra por tanto por la conversión y la fe.
Y el Reino tiene dos dimensiones (como la gracia): por un lado nos hace hijos en Cristo y, por otro, nos libera del pecado, del sufrimiento y de la muerte. Y lógicamente, el Reino no puede limitarse a la dimensión interior de la gracia, sino que por su lógica interna ha de suprimir la injusticia y ha de preocuparse por la salud social de los hombres.
Pues bien, para Pagola, el Reino se reduce exclusivamente a última dimensión. Pagola se rebela contra los que hacen del Reino de Dios algo privado y espiritual que se produce en lo íntimo de la persona cuando se abre al amor de Dios (95). No, el Reino es una fuerza liberadora que trata de curar el sufrimiento, la enfermedad y la pobreza. El enemigo a combatir es el mal que reina en el mundo. Jesús proclama la salvación de Dios curando. Dios es amigo de la vida y quiere generar una sociedad más saludable: curar, liberar del mal, sacar del abatimiento, sanar la religión. Eso es el Reino (101). Dios viene para suprimir la miseria, para que los hombres recuperen su dignidad. Dios no tolera el sufrimiento de los pobres. Y las cosas tienen que cambiar. […]

El perdón de Dios
Pagola sigue explicando que Dios es bueno, que su bondad lo llena todo, que su misericordia ha irrumpido ya en la vida. Pero al meditar sobre la parábola del hijo pródigo (127 y ss.), la tergiversa al olvidar que el hijo vuelve arrepentido: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros» (Lc 15, 21). Y dice Pagola que el padre interrumpió la confesión de su hijo (130) cuando en realidad esa confesión de arrepentimiento el hijo la había dicho cuando estaba todavía lejos de casa. En la parábola hay conversión. Dios perdona sí, pero a un hijo que ha vuelto arrepentido. Se tergiversa el Evangelio cuando se dice que Dios perdona sin conversión; otra cosa es decir que el Padre goza perdonando: «hay más alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por noventa y nueve que no necesitan de arrepentimiento» (Lc 15,7). Ahí está también la parábola del fariseo y el publicano. El publicano salió justificado porque pidió perdón.
Recuerda Pagola que Dios acoge a publicanos y pecadores sin condición ninguna (199). Jesús comparte mesa con ellos y se sienten acogidos por Dios y así se va despertando en ellos el sentido de su propia dignidad. Dios es un amigo que ofrece su amistad, y así poco a poco se despierta en el pecador el sentido de su dignidad. Los pecadores pueden abrirse al perdón de Dios y cambiar, pero no se da ninguna declaración, no les absuelve de sus pecados, sencillamente los acoge como amigo. Jesús enseña que Dios sale hacia el pecador no como juez que dicta sentencia, sino como un padre que busca recuperar a sus hijos perdidos. En el Antiguo Testamento se perdona a los que previamente se han arrepentido; Jesús no exige un arrepentimiento previo. Jesús acoge a los pecadores tal como son, pecadores. Se trata de un perdón no condicionado al arrepentimiento:

Este perdón que ofrece Jesús no tiene condiciones. Su actuación terapéutica no sigue los caminos de la ley: definir la culpa, llamar al arrepentimiento, lograr el cambio y ofrecer un perdón condicionado a una respuesta posterior positiva. Jesús sigue los caminos del Reino: ofrece acogida y amistad, regala el perdón de Dios y confía en su misericordia, que sabrá recuperar a sus hijos e hijas perdidos. Se acerca, les acoge e inicia con ellos un camino hacia Dios que solo se sostiene en su compasión infinita. Nadie ha realizado en esta tierra un signo más cargado de esperanza, un signo más gratuito y más absoluto del perdón de Dios.
Jesús sitúa a todos, pecadores y justos, ante el abismo insondable del perdón de Dios. Ya no hay justos con derechos frente a pecadores sin derechos. Desde la compasión de Dios, Jesús plantea todo de manera diferente: a todos se les ofrece el Reino de Dios; sólo quedan excluidos quienes no se acogen a su misericordia. (208).
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MUJERES, MUJERES
Juan Gelman
Página 12, 14 de julio de 2011

Englobar a todas las mujeres en la palabra mujer o su plural sería un empeño fútil, como dijera Juan Carlos Onetti. […] La flamante entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Géneros y el Empoderamiento de la Mujer (UNW), que la Asamblea General, órgano máximo de la ONU, creó en julio de 2010 y que preside la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, acaba de dar a conocer su primer informe sobre la situación de la mujer en todo el mundo (progress.unwomen.org, junio de 2011). El estudio guarda objetividad, señala los progresos en la materia que se vienen dando desde comienzos del siglo XX y, a la vez, despliega un panorama en el que la desigualdad de géneros persiste tenazmente. […]
En 117 países rigen leyes que garantizan la igualdad de salario de los géneros por el mismo trabajo, pero el promedio global indica que la mujer recibe del 10 al 30% menos que el hombre en todas las regiones y sectores. Ese desnivel alcanza el 23% en EU, donde se acentúa para las afroamericanas (39%) y las latinas (48%). La discriminación racial agrava la económica.
El informe aborda la presencia de la mujer en las instituciones y anota avances: la presencia femenina en el Congreso de EU aumentó del 11% en 1997 al 17% en 2010, mientras que en Ruanda asciende al 51 % y en 6 países de América Latina y el Caribe –Argentina, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Ecuador y Guyana– cumple o excede el 30% fijado como meta mínima a nivel internacional. Las mujeres desempeñan un tercio de los cargos ministeriales estadunidenses, el doble del promedio mundial, y cuatro ocupan la presidencia (en Argentina, Brasil, Costa Rica y Trinidad Tobago).
Hay fenómenos nuevos, como la promulgación en Nepal de leyes que aseguran a la mujer la igualdad de derechos hereditarios, y otros que no cesan: la violencia hogareña, la violación dentro y fuera del matrimonio no cuenta con una verdadera protección legal y padece una condena social tácita. El informe de la UNW registra que las mujeres de todo el mundo denuncian más los robos que las violaciones: los resultados obtenidos en 57 países revelan que sólo el 11% del total acude a la Justicia en el primer caso, contra el 38% en el último. “La evidencia muestra –apunta– que en EU los jurados son especialmente proclives a cuestionar la credibilidad de las mujeres afroamericanas y latinas en los casos de violación.”
Esta lenidad o insolvencia judicial se repite en el Viejo Continente: un estudio de 2009 detectó que sólo un 14% de las denuncias por violación presentadas en países europeos desembocó en una condena del culpable y en alguno, apenas el 5%. En Sudáfrica únicamente uno de cada seis casos llega a los tribunales y el 94% de los acusados sale indemne. Las mujeres indígenas de varios países latinoamericanos sufren una triple discriminación en las cortes por razones étnicas, de pobreza y de género. Pocas hablan español o portugués y los servicios de traducción son casi inexistentes. El acceso igualitario de la mujer a la justicia está en veremos todavía.
El estudio de la UNW centra su atención en el tema de la violencia marital contra la mujer, es decir, el de “la mujer golpeada”. El ordenamiento interno de 125 naciones ilegaliza la violencia doméstica, pero según encuestas que se realizaron en 20 países de Europa, del 8 al 35% de las mujeres la sufría en el hogar. En EU, un 22%. Casi un 50% en Sri Lanka, 33% en Jordania y así de seguido. A la vez, se observa un suceso verdaderamente extraño: los niveles de consentimiento del maltrato.
Mentes occidentales prejuiciosas tal vez no se sorprendan de que el 30% de los interrogados y las interrogadas en Sri Lanka, más del 50% en Malasia y el 65% en Tailandia hayan manifestado que es aceptable a veces que un hombre le pegue a la mujer. Qué han de pensar cuando se enteren de que esa proporción es del 16% en EU. El mito del machismo latinoamericano parece en decadencia: el 85 % de los encuestados en siete países de la región opinó que es inadmisible pegarle a su mujer.

Los derechos de la mujer mucho adelantaron en el mundo desde que por primera vez se ejerció el voto femenino, en Nueva Jersey, en 1776, abolido 30 años después, y es evidente que ello se debe sobre todo a las luchas por la igualdad de las mujeres mismas. El informe de la UNW descubre hasta qué punto, dados los disímiles paisajes del mundo, hombres y mujeres no han llegado aún al cabo de la calle.

Actividades

HOY, A LAS 17.30 HRS., TENDREMOS LA MESA REDONDA: “IMÁGENES E IDEAS SOBRE JESÚS EN EL MUNDO ACTUAL”. TODOS/AS ESTÁN INVITADOS/AS

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 19 de julio, 19 hrs.


EL ESPOSO ALABA A LA ESPOSA (II) (Cantares 4.9-16)
Modera: D.I. Odilón Arellano

CANTARES 4.9-16, REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA
Hermana y esposa mía,
con una sola mirada tuya
y con un solo hilo de tu collar
me robaste el corazón.
Hermana y esposa mía,
¡cuán deliciosas son tus caricias!
¡Son más deliciosas que el vino!
¡Es más dulce el olor d
e tus perfumes
que el de todas las especias aromáticas!
De tus labios fluye miel, esposa mía;
leche y miel hay debajo de tu lengua.
La fragancia de tus vestidos
evoca la fragancia del monte Líbano.
Eres un jardín cercado,
hermana y esposa mía;
eres cerrada fuente, ¡sellado manantial!
Eres un jardín de granados,
donde crecen frutos exquisitos,
y flores de alheña y nardos;
nardo y azafrán, cálamo y canela,
toda clase de árboles de incienso,
y mirra y áloes, y las más finas especias.
Eres fuente de los jardines,
eres pozo de aguas vivas
que fluyen desde el Líbano.
Ven, amado mío, a tu jardín
y deléitate con sus dulces frutos!


***

PRÓXIMAS ACTIVIDADES
31 – Celebración de cumpleaños


AGOSTO: MES DE LA BIBLIA
LEER Y RETENER EL MENSAJE

6 – Talleres
7 – Comunión/ Reunión de Consistorio
14 – Evaluación y planeación
18-19 – Concilio Teológico: Xonacatlán, Edo. de México

Una humanidad basada en el amor, L. Cervantes-O.

24 de abril de 2011


Si sólo aman a la gente que los ama, no hacen nada extraordinario. ¡Hasta los pecadores hacen eso!
Lucas 6.31, Traducción en Lenguaje Actual

En un mundo sometido a los dictados del interés económico, la propuesta de Jesús de Nazaret de una humanidad basada en el amor parecería fuera de moda y de cualquier posibilidad real de llevarse a cabo. En la época de Jesús la situación no era muy diferente. Él se atrevió a reinterpretar la Ley del modo más profundo que pudiera imaginarse, algo impredecible para sus contemporáneos, especialmente los expertos en religión. Por ello, el “sermón de la llanura” (en Lucas), siguiendo a Mateo, lo muestra en un particular rechazo de la práctica del amor entre quienes representaban la supuesta obediencia a Dios. El punto álgido es el amor hacia los propios y hacia los extraños. Éstos estaban descartados para sentir algo por ellos, pero Jesús plantea un camino más amplio y exigente, la “revolución del amor”:

No podía haber nada más revolucionario y radical. […]
En el Antiguo Testamento, amar al prójimo como a sí mismo constituye la experiencia de la solidaridad de grupo. Pero sólo el pariente o el ser cercano ha de ser tratado como otro “yo”. La fraternidad para con unos implica siempre la enemistad para con otros.
Jesús amplía el concepto de prójimo hasta el punto de abarcar a los enemigos. No podía haber encontrado un medio más efectivo para hacer ver a sus oyentes que lo que él deseaba era que esta solidaridad se amor incluyera a todos los hombres. Sus palabras son casi intolerablemente paradójicas: la contradicción natural existente entre “prójimo” y “enemigo”, entre “íntimo” y “extraño”, ha de ser olvidada y superada de tal forma que los enemigos se conviertan en parientes, y los extraños en íntimos.
Jesús no duda en declarar abiertamente las consecuencias casi inconcebibles de semejante actitud: “Haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian” (Lucas 6.27-28).
[1]

Pero la instalación de esta actitud en el mundo enfrenta muchos problemas y la necesidad de aprender del ejemplo de Jesús en cuanto a la forma de tratar con quienes no aceptan esta posibilidad como algo efectivo. La presencia auténtica del reino de Dios en el mundo se caracteriza por una práctica del amor que es capaz de enfrentar la oposición, el ridículo y la persecución. Cuando Jesús empuñó el amor como el arma más revolucionaria jamás concebida enfrentó el cuestionamiento cínico y mordaz de los fariseos, es decir, aquellos que asumen la fe como un instrumento de engaño y simulación. Pero aun a ellos los amó a Jesús y enseñó a sus seguidores/as a practicar un amor radical, incluso hacia los enemigos, a quienes hay que denunciar con una vida transparente de buena voluntad permanente hacia todos sin transigir con la injusticia y la maldad:

Si el amor se entiende como solidaridad, entonces el amor no es incompatible con la indignación y la ira. Todo lo contrario: si uno está auténticamente interesado por las personas como personas y es dolorosamente consciente de sus sufrimientos, habrá de sentirse necesariamente indignado y airado contra cualquier hombre que cause sufrimiento a sí mismo y a los demás. Jesús se sentía enojado, muy enojado en ocasiones, contra quienes se arruinaban a sí mismos y a los demás, contra aquellos cuyo orgullo e hipocresía no les permitía prestar oídos a las advertencias del mismo Jesús en el sentido de que estaban encaminándose a su propia destrucción y arrastrando a todos consigo. Su enojo contra ellos era por causa de todo el pueblo, incluidos ellos mismos. De hecho, la prueba más evidente de que Jesús amaba a todos los hombres la constituye esta misma y explícita indignación contra los enemigos de la condición humana de todo el mundo, incluida la suya propia.
[2]


De todo esto debe brotar una actitud crítica, militante y creativa hacia lo que se entiende por amor en el mundo.


Notas
[1] Albert Nolan, ¿Quién es este hombre? Jesús antes del cristianismo. Santander, Sal Terrae, 1981 (Presencia teológica, 9), pp. 101, 102.
[2] Ibid., p. 107.

El Reino y la solidaridad, Albert Nolan




En el Antiguo Testamento, amar al prójimo como a sí mismo constituye la experiencia de la solidaridad de grupo. Pero sólo el pariente o sel ser cercano ha de ser tratado como otro “yo”. La fraternidad para con unos implica siempre la enemistad para con otros.
Jesús amplía el concepto de prójimo hasta el punto de abarcar a los enemigos. No podía haber encontrado un medio más efectivo para hacer ver a sus oyentes que lo que él deseaba era que esta solidaridad se amor incluyera a todos los hombres. Sus palabras son casi intolerablemente paradójicas: la contradicción natural existente entre “prójimo” y “enemigo”, entre “íntimo” y “extraño”, ha de ser olvidada y superada de tal forma que los enemigos se conviertan en parientes, y los extraños en íntimos.Jesús no duda en declarar abiertamente las consecuencias casi inconcebibles de semejante actitud: “Haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian” (Lucas 6.27-28). […]

sábado, 16 de julio de 2011

Letra 228, 17 de julio de 2011



EL JESÚS HISTÓRICO: CONSIDERACIONES PASTORALES
Luigi Schiavo y Lorenzo Lago
RIBLA, núm. 47

Jesús, símbolo de la fe
Aunque haya discontinuidad entre el Jesús histórico y el Jesús de la fe, no podemos todavía separarlos. El Jesús post-pascual (de la fe), depende y está, de cierta forma, en continuidad con el Jesús pre-pascual. Ambos son verdaderos: uno por referirse a una persona y a unos acontecimientos concretos: el hombre Jesús de Nazaret y su trayectoria existencial; el otro por constituir la referencia de la fe, de quien en él acredita. Sin embargo, cuanto más nos distanciamos de la historia, tanto más el Jesús de la fe, expresado en múltiples imágenes, se enriquece de elementos culturales y se vuelve revelante. Para las comunidades, no importa el Jesús real, quién fue él, en la realidad de su tiempo, su humanidad hecha de deseos, sueños, expectativas, sufrimientos, frustraciones, relaciones, etc. Vale el Jesús del gesto, que es imaginado y en el cual se confía. Tales imágenes son el resultado de la memoria y de la tradición que atravesarán los siglos, y que en cada generación fueron reinterpretadas y re-significadas: de esta manera, Jesús se volvió un símbolo aglutinador de ansias y expectativas.
El símbolo, en su etimología (sym-ballo, literalmente ‘es situar junto’), busca unir dos cosas. Una, podemos considerar “empírica”: un objeto, una persona, un acontecimiento. Otra, tiene que ver con el significado que atraviesa y trasciende la primera. Es lo simbólico que trans-significa el sentido primario, “remitiendo para otra realidad que es la que importa existencialmente” (Croatto, 2001, p.87). Entre las características más importantes del símbolo están su polisemia, que sugiere y evoca varias significaciones al mismo tiempo y en épocas diferentes; la relación: el símbolo se vuelve un patrimonio social; y el hecho de ser permanente y universal (Croatto, 2001, p.102-110). Jesús, en este sentido, es un símbolo, que se transfigura y re-significa en las innumerables imágenes de él surgidas en la historia de la humanidad y que son expresión de la fe en él. Jesús como símbolo es algo vivo, abierto siempre a nuevas significaciones, ecuménico, plural, y no dogmático. Aquí está su fuerza y su encanto que lo hacen siempre actual. Cualquier persona, de cualquier lugar y época histórica, mirando hacia él, podrá reconocerse y depositar en él sus ansias, y volviéndose creyente y seguidor.

El peligro de un Jesús mágico y desencarnado
La búsqueda por el Jesús de la historia, permite cimentar la fe en el proyecto histórico de Jesús, el cual, más allá de la dimensión religiosa, envolvía lo social, lo económico y la política. De este modo, creer en Jesús significa comprometerse con su proyecto de transformación de la realidad humana y social.
La reconstrucción del contexto histórico es condición para la reconstrucción de la presencia, de la acción y de la predicación históricas de Jesús en su ambiente vital: el contexto del judaísmo del I siglo, de los movimientos sociales y de reforma religiosa y política, la situación de dominación del imperio romano, lo cotidiano del pueblo, sus esperanzas y sufrimientos. Se vuelve indispensable el preguntar: ¿Cuál es el impacto de la figura de Jesús en este contexto? ¿Qué esperanzas y actitudes provocaban sus palabras y acciones? ¿Era Jesús solamente un reformador religioso? ¿Cuál fue su apertura: era también político-social?
Esta reconstrucción, todavía sujeta a las limitaciones de la investigación histórica, aleja un poco el peligro de un Jesús mágico y desencarnado. En el símbolo, las dos realidades, la histórica y la trascendente, se fundamentan la una en la otra, en una dialéctica de reciprocidad. Si, con el pasar del tiempo, la figura de Jesús se fue enriqueciendo con trazos míticos y culturales, que enfatizan su dimensión divino-salvífica, el proceso de búsqueda del Jesús histórico ondeará su dimensión humana y su inserción crítica en la historia y en la realidad.
En tiempos de post-modernidad y de crisis de los grandes proyectos, la búsqueda es por la satisfacción inmediata de necesidades y deseos particulares. La individualidad sobresale por encima de la colectividad. El bien estar del individuo es el imperativo ético de toda persona. Sin embargo, en el mismo instante en que la globalización se abre a lo universal, paradójicamente dirige sus atenciones por encima del individuo: eso porque su objetivo es una felicidad parcial y siempre nueva, cuya satisfacción pasa por el consumo material. Es la lógica del mercado y de la economía. En este contexto, se favorece la imagen de un Jesús desencarnado y mágico: una especie de “deus ex machina” el cual resuelve nuestros problemas particulares y momentáneos. Es el “Jesús poderoso”, el “milagrero”, el “Jesús-solución”: nada más que un símbolo desencarnado, y muchas veces, alienante, una solución “barata”, de nuestras inquietudes y búsquedas, un manual personalizado de auto-ayuda.
Con “un mínimo de historicidad” (Zuurmond, 1998, p.118) será posible mantener la referencia al proyecto histórico de Jesús, indispensable en la transformación de la realidad como un todo, sin olvidar los problemas particulares de los individuos.

Jesús histórico y pastoral – El problema del método
La discusión sobre el Jesús histórico, en cuanto inserta en el contexto de una acción formadora pastoral, suscita específicos problemas metodológicos. Presenta una doble problematización: de Jesús y de su historia, de un lado; de nuestras concepciones y tradiciones acerca de Jesús y de su historia, de otro.
No podemos suponer que las personas y las comunidades que ofrecen momentos específicos de formación, puedan cuestionar con facilidad estos elementos, es decir, problematizarlos, sobre todo por tratarse de cuestiones centrales, aquellas que definen la identidad asumida por las personas y las comunidades. A lo largo de nuestra experiencia quedó claro que –inicialmente- el Jesús histórico, en la mayoría de los casos, no representa un problema. El Jesús conocido y reconocido en las experiencias catequéticas, litúrgicas o hasta de formación teológica, es percibido como siendo el Jesús de la historia y no hay espacio significativo para preguntas, a no ser en lo que toca respecto a los milagros. De cierta manera, ésta es la situación normal, en los dos sentidos positivos del término.
En un primer sentido, normal es lo que no es cuestionado. Ésta parece ser la característica de todas las concepciones de los orígenes. La figura de Jesús, está en el origen de la fe, de la esperanza, de la vida y de la concepción de la vida, tanto individual como comunitaria, de las personas que participan en los cursos bíblicos y de acción pastoral de formación.
Las concepciones que construimos en nuestras relaciones culturales originarias –‘de cuna’, por decir así- son el aire que respiramos ‘normalmente’, es decir, sin pensar: es lo normal. Y, como en el caso del aire o del agua, percibimos lo normal precisamente cuando se transforma en su contrario, cuando se vuelve problema. El sentido de una presencia se impone en la ausencia. Este es el mecanismo de añoranza, que es una forma de problematización de lo normal.
Volviendo al caso de Jesús, normalmente no sentimos nostalgia de un Jesús ‘diferente’, no experimentamos todavía su ausencia. O lo creemos, al contrario, super-presente, evidente, en las concepciones que tenemos de él.
En un segundo sentido, normal es lo que es incuestionable. Es aquello que debe ser, no apenas porque se impone su presencia, como el aire, sino explicita una voluntad, una determinación que aceptamos como superior a nuestra propia percepción. La figura de Jesús, por ser una concepción originaria para todas las tradiciones cristianas, atrae la atención de las fuerzas normalizadotas que estructuran estas mismas tradiciones. Las eclesiologías, antropologías, teorías morales o jurídicas que construimos y escogemos, definen –al mismo tiempo que las suponen- una lectura normal, es decir, regulada, del fenómeno Jesús. Esta lectura tiende a mantenerse incuestionada e incuestionable en cuanto sobreviven las opciones que la generaron.

Primer paso - La percepción del problema
El primer requisito de una acción de formación pastoral, centrada en la problemática reflexiva del Jesús de la historia, es la conciencia responsable de estos mecanismos de normalidad y normalización. Es evidente que los dos niveles de problematización,
el de Jesús y el de nuestras concepciones, están visceralmente implicados, por tratarse de la discusión de cuestiones originarias. Investigar a Jesús y su historia, redunda en cuestionamientos radicales, es decir, originarios, de nuestras concepciones normales. Es un caso importante de “efecto dominó”. La problematización histórica acerca de Jesús, induce a la discusión de las reglas que normalizan nuestras concepciones acerca de Jesús y de las concepciones derivadas, que a su vez, implican una revisión de las opciones eclesiológicas, antropológicas, morales o institucionales que ya hicimos y asumimos. En el campo de la formación, más que en cualquier otro campo, es vital intentar imaginar los efectos a medio y a largo plazo, de nuestras intervenciones cuando éstas tienen como objetivo concepciones originarias, cuestiones –en cierta forma- vitales.
Por esto el primer paso de nuestro método de trabajo, consiste en una estrategia de condivisión de la responsabilidad. Comenzamos con una dinámica de visualización y discusión de las concepciones de Jesús que heredamos y asumimos. Invitando al grupo a explicitar su imagen ‘espontánea’ de Jesús, construimos un cuadro de referencia. Todas las imágenes son aceptadas y valorizadas, lo que origina alguna sorpresa. Existe la expectativa de recibir criterios claros de discernimiento, orientaciones explícitas sobre cómo juzgar las diferentes imágenes. La discusión surge naturalmente, por el simple hecho de colocar lado a lado, en un único panel, las imágenes de Jesús. El panel hace aparecer de forma clara y visible un significativo pluralismo cristológico.

Segundo paso - La búsqueda de los criterios
La pregunta por la legitimidad del pluralismo detectado, lleva al problema de los orígenes y al cuestionamiento de su singularidad. A esta altura de la discusión, el Jesús de la historia ya es un problema percibido por el grupo y no apenas un ‘grillo’ de unos pocos. A partir de este punto en adelante, la responsabilidad y el interés por las preguntas a ser formuladas y por las respuestas que deberán ser buscadas es de todos. Llevar a las personas a tener conciencia de los problemas (problematizar las concepciones de cuna) es una manera de pedir el consentimiento informado para intervenir. Como la intervención tendrá consecuencias importantes, el problema tiene que ser percibido con claridad, a fin de que la intervención no sea totalitaria y violenta, una verdadera invasión. Todo proceso de formación consciente y participativo –perfil esperado de cualquier acción pastoral- debe ser asumido en primera persona por los actores.
Por el hecho de que todas las imágenes tienen que haber sido aceptadas para integrar el panel, se puede concluir que ninguna tiene el privilegio de estructurar las respuestas. Criterios de evaluación deben ser buscados fuera del cuadro de referencia construido a partir de las imágenes ‘espontáneas’ de Jesús y también fuera de sus fuentes tradicionales, o mejor, fuera de las interpretaciones tradicionales de las fuentes. Las fuentes canónicas y sus tradiciones hermenéuticas necesitan ser sometidas a una seria discusión, lo que no es habitual en el contexto pastoral.

Actividades

HOY, A LAS 17.30 HRS., SE EXPONDRÁ Y DISCUTIRÁ EL PLAN DE TRABAJO PARA EL PERIODO 2011-2016. TODOS ESTÁN INVITADOS/AS.


***


CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 19 de julio, 19 hrs.

EL ESPOSO ALABA A LA ESPOSA (Cantares 4.1-8)
Modera: Hna. Lidia Martínez M.

CANTARES 4.1-8, REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA

¡Qué hermosa eres, amiga mía!
¡Qué hermosa eres!
Son tus ojos dos palomas
que se asoman tras el velo,
y tus cabellos, un rebaño de cabritos
que desciende de los montes de Galaad.
Comparables son tus dientes
a un rebaño de blancas ovejas
recién bañadas y trasquiladas.
Todas ellas tienen su pareja;
ningún espacio dejan vacío.
Tus labios son un hilo carmesí,
y tus palabras son cautivadoras.
Tus mejillas son dos gajos de granada
que se asoman tras el velo.
Tu cuello, cual la torre de David,
es de elegante estructura;
de esa torre penden mil escudos,
¡todos ellos escudos de valientes!
Son tus pechos dos cervatos gemelos,
que reposan entre los lirios.
Hasta que llegue el día
y las sombras se disipen,
quiero ir al monte de la mirra;
quiero ir a la colina del incienso.
Toda tú eres hermosa, amiga mía;
no tienes ningún defecto.
Acompáñame desde el Líbano, esposa mía;
acompáñame desde el Líbano.


***


PRÓXIMAS ACTIVIDADES

18-22 – Escuela Bíblica de Vacaciones
24 – Clausura de la E.B.V./ Mesa redonda: “Imágenes de Jesús en el mundo actual”
31 – Celebración de cumpleaños

Una humanidad solidaria hacia los/as débiles, L. Cervantes-O.

17 de julio de 2011




Cuando Jesús salió de la barca y vio a tanta gente, tuvo compasión (esplagjnisze) de ellos, porque parecían ovejas sin pastor, y comenzó entonces a enseñarles muchas cosas.
Marcos 6.34, RVC

1. Razón de ser de la solidaridad de Jesús
Si algo se puede decir con toda seguridad acerca de la vida y obra de Jesús de Nazaret, es que fue solidario con las personas más débiles todo el tiempo que vivió en el mundo. Y es que, sin ánimo de polemizar una vez más con la idea, tan frecuente (y sus correspondientes prácticas derivadas) en la historia de la Iglesia acerca de que Jesús asumió la humanidad tramposamente, dada su divinidad, la manera en que experimentó lo humano fue totalmente auténtica y sin fingimiento. Antes incluso de subir a la cruz, encarnó, literalmente, lo expresado por Isaías en el sentido de que conoció directamente los dolores de su pueblo y padeció junto con él las imposiciones de los poderes de su tiempo, políticos y religiosos (“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores…”, Is 53.4a). El concepto de vicariato (“ocupar el lugar de…” o “estar en los zapatos de alguien”) es bastante claro para que, desde una perspectiva teológica y eclesial, se comprenda bien de qué tipo de solidaridad estamos hablando, pues ésa fue la actitud humana básica de Jesús.
Podría decirse, entonces, que según lo evidencia el texto evangélico, una de las motivaciones más fuertes que tuvo Jesús para el servicio solidario hacia los débiles fue política, tal como lo asienta la observación de Marcos: “Sintió compasión por ellos, porque los vio que eran como ovejas sin pastor” (Mr 6.34). Esta acotación del texto subraya la manera en que Jesús se sintió desafiado a ofrecer un mesianismo diferente al que esperaban sus contemporáneos, basado no ya en el acceso al poder y su ejercicio, incluso de la manera justa, sino que, desde abajo, en el acompañamiento, el apoyo y., sobre todo, desde una renovada crítica profética y una adecuada “reorganización espiritual” de la vida y el sentido de la misma, fue capaz de encontrarse a sí mismo como un Mesías solidario y útil para las necesidades de su pueblo. Marcos acuñó la frase: “le dolió, le golpeó en el vientre, en las vísceras; le dolieron las entrañas” (esplagjnizopmai) para describir el grado de indignación con que reaccionó al verlos en su condición de abandono y debilidad, inermes ante los abusos del poder e incapaces de encontrar directrices para marcar el rumbo de su vida y su historia. Él y sus discípulos se disponían a comer, cuando la gente lo buscó (6.33), intuyendo que con él podrían lograr algo favorable en medio de la crisis y precariedad en las que vivían, pero la gente le hizo “cambiar de agenda”. Así comenta Eliseo Pérez:

Este es un término culinario que viene del verbo griego (esplagjnizomai) el cual señala hacia los intestinos, entrañas, el vientre, es decir, las emociones más viscerales que nos encienden ante la necesidad de las ovejas que no tienen un pastor a su lado para alimentarlas, cargarlas y acariciarlas. Los líderes religiosos sólo se preocupan por alimentarse a sí mismos (Ez 34.4-5) y de hacer negocio con sus ovejas (Zac 11.5). En el siglo XIII el místico Antonio de Padua informaba sobre el mismo abandono al comentar cómo el mandato de Jesús a Pedro de “alimenta mis ovejas”, lo cambiaron los papas por “trasquila y ordeña a mis ovejas”.
Con el sustantivo esplagjnon, compasión o menudencias, Jesús deja ver aquí la imagen de un Dios harto diferente del Dios de nuestros credos, confesiones y catecismos, tan apático, frío e impertinente, porque no es pertinente para nuestro contexto de sufrimiento causado por los ricos: “La entrañable [splagjna] misericordia de Dios” (Lc 1.78), “los amo… con el amor entrañable [splagjnois] de Jesucristo” (Flp 1.8).
[1]

Y cita a Berdiaev: “Si yo estoy hambriento, es un problema físico, si mi vecino lo está, es un problema espiritual”.


2. Solidaridad en acto: servicio, apoyo, dignificación
“Enseñar muchas cosas” para responder a la indefensión, falta de liderazgo y anomia social (v. 34c) y dar de comer a una multitud en respuesta a la magnífica atención prestada a sus palabras (6.35-44) es presentado por el evangelio de Marcos como parte de un proyecto de servicio desinteresado y humanizante que Jesús desarrolló antes de ser sometido y asesinado por el sistema político-religioso de su tiempo. La misma primera acción derivada de la observación muestra la opción pedagógica que Jesús consideró prioritaria: enseñar. Primero, quizá, enseñar a pensar, luego a observar los signos de los tiempos y, finalmente, acaso, la parte doctrinal, teológica: la intervención comprometida de Dios a través de su persona, de la formación y manifestación de un Mesías auténtico, que lucharía codo a codo con ellos/as para superar todas las formas de opresión.
El contenido de la enseñanza de Jesús, que en el pasaje no se explica con detalle, se advierte en el resto del texto de Marcos: se trata de releer las Escrituras antiguas y la coyuntura presente para poder apreciar los signos de la acción divina. El maestro explicita el proyecto divino, inconcluso aún, de introducir el Reino de paz y justicia a pesar de las circunstancias desfavorables. Alimentar la esperanza (el tan trillado “pan espiritual”) precede a la alimentación física y la coloca como un factor ineludible a la hora de relanzar la fe como el motor de la existencia entera. La conversión a ese proyecto implicaba, según Jesús, una profunda revisión de los principios que le otorgan significado a la vida social y colectiva, al mismo tiempo que replantear las prioridades que la sociedad debe tener para la conducción de su presente.
[2] Luego entonces, enseñar, educar, para Jesús, no consistió solamente en transmitir conocimientos vacíos, huecos o inservibles, sino en compartir una visión amplia de la voluntad de Dios para la humanidad necesitada y para desarrollar caminos viables de cambio que modificaran la situación de los más débiles, más en la línea de lo que haría más tarde Paulo Freire como promotor de una educación liberadora y des-alienante, es decir, una contra-educación al servicio de la dignificación y la humanización integrales. Leer la Biblia y el mundo desde la óptica de la renovación divina.
Alimentar era la labor principal de un pastor y Jesús la realiza en medio de circunstancias poco favorables, contra toda posibilidad de lograrlo. Así, la multiplicación de los planes es un milagro de organización, esperanza y proyección humana. La solidaridad de Jesús va directamente al corazón del problema: “Pero ojo con confundir solidaridad con caridad. La persona y las instituciones solidarias ayudan como un acto de justicia y movidas por la compasión combaten el sistema perverso tan disparejo. La caridad, por otro lado, bendice el presente desorden de cosas, ofende la dignidad de la persona con la transmisión de todas esas imágenes televisivas de niños raquíticos, ocultando la raíz de su mal”.
[3] Educar y alimentar son las respuestas solidarias de Jesús para atender pastoral, ideológica y políticamente a los débiles y contribuir sólidamente a su empoderamiento, en medio de una situación que los condenaba a la indigencia perpetua para beneficio de unos cuantos, los mismos de siempre.


Notas


[1] E. Pérez Álvarez, Marcos. Minneapolis, Augsburg-Fortress, 2007 (Conozca su Biblia), p. 63.
[2] Cf. la nota sobre la petición de Barack Obama de recortar las exenciones fiscales a los ricos estadunidenses a fin de sanear las finanzas públicas. Destacó también que las clases medias no disfrutan de esas ventajas. “Pide Obama corresponsabilidad a los partidos para solucionar crisis de deuda”, en La Jornada, 17 de julio de 2011, p. 25, www.jornada.unam.mx/2011/07/17/economia/025n1eco.
[3] E. Pérez Álvarez, op. cit.

Solidario de los mortales, Jesús Espeja



Desde los primeros pasos la Iglesia naciente confesó a Jesús como Mesías: Dios mismo se ha inclinado definitivamente a favor de la humanidad, haciendo suya la causa del hombre. Pero enseguida viene la pregunta: ¿en qué momento se dio esta inclinación? ¿Cuándo Jesús fue constituido Mesías y Salvador?
La predicación más antigua sugiere que a partir de la resurrección. En una segunda etapa se afirma que fue proclamado Mesías en el bautismo. Pero hacia el 80, en los evangelios de la Infancia, se confiesa que ya es Salvador desde su nacimiento. Concluiremos que cuando la Palabra se hace carne, solidaria del hombre, no deja espacios vacíos; como fruto de amor gratuito e incondicional, toda la existencia de Jesús, desde su aparición como alguien de nuestra raza, es auto-comunicación de un Dios solidario, que corre la suerte de los mortales.

domingo, 10 de julio de 2011

Letra 227, 10 de julio de 2011



LA FUERZA ESPIRITUAL DEL JESÚS DE LA HISTORIA
Pablo Richard
Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 47.




El Jesús de historia es el Jesús antes de su muerte, pero nosotros ampliamos esta concepción haciendo referencia al "Jesús antes de la Cristiandad", al "movimiento de Jesús antes de la Iglesia" y al movimiento de Jesús en las iglesias apostólicas "antes" de la Cristiandad de Constantino.




1. Punto de partida: cuatro definiciones necesarias de Jesús
Tomemos como punto de partida para nuestra reflexión cuatro definiciones, reconstrucciones o representaciones, de Jesús. Estas definiciones las tomamos de los exegetas modernos, especialmente de John P. Meier, pero desde ahí hacemos nuestra reflexión propia.
El Jesús real: es el Jesús tal cual existió. Especialmente el Jesús antes de iniciar su ministerio, pero también Jesús durante su ministerio. Todo lo que él pensó, hizo y dijo realmente. Sus mismísimas palabras. Este Jesús en su totalidad es definitivamente inalcanzable. Como dice Jn 21, 25: "si se escribieran todas las cosas que hizo Jesús, no cabrían en el mundo todos los libros escritos sobre él".
El Jesús histórico: es el Jesús que podemos re-construir a partir de los datos bíblicos, utilizando todos los métodos histórico-críticos disponibles y los criterios de historicidad. Este Jesús es históricamente existente, aunque no se identifique con el Jesús real en su totalidad histórica. El Jesús histórico no es sólo una reconstrucción intelectual, sino que lo encontramos efectivamente al interior del Jesús real. En la reconstrucción del Jesús de la historia se acentúa fundamentalmente la plena humanidad de Jesús. El Jesús histórico tiene realmente rostro humano, tiene conciencia humana, corazón y sentimientos humanos. Hablamos históricamente de la fe de Jesús. Además se habla de preferencia del "movimiento de Jesús", pues Jesús no es solo él, sino el con sus discípulos y discípulas. En la afirmación del Jesús histórico se combate no tanto contra la herejía que niega la divinidad de Jesús, sino contra la herejía dominante en toda la Iglesia actual que niega su humanidad. El problema actual no es el arrianismo, sino el gnosticismo. Los exegetas de la tercera etapa sólo reconstruyen el Jesús histórico antes de su muerte y dejan explícitamente de lado, toda consideración de fe o teológica de la Iglesia posterior a la muerte de Jesús.
El Jesús teológico: es el Jesús definido básicamente en los cuatro primeros concilios: Nicea (325 dc.), Constantinopla (381 d.C.), Éfeso (431 dc.) y Calcedonia (451 d.C.). Estos concilios fueron necesarios para definir el dogma cristológico frente a la
fragmentación de las herejías, que amenazaban seriamente la unidad de la Iglesia y del imperio romano en aquella época. Algunos Padres de la Iglesia compararon los cuatro Concilios con los cuatro Evangelios, pero el problema es que los cuatro primeros Concilios llegaron a sustituir a los cuatro Evangelios, y más aún, anularon o sustituyeron al Jesús histórico presente en los Evangelios. El credo, el catecismo y la teología posteriores se construyeron sobre los cuatro Concilios, donde el Jesús teológico también sustituyó al Jesús de la historia.
El Jesús de la fe: es la respuesta de fe de los primeros discípulos a su encuentro con el Jesús histórico. El Jesús de la fe es la aceptación del Jesús histórico en la práctica de fe de los primeros cristianos. Esta vivencia de fe está ya en los mismos cuatro Evangelios. El método histórico-crítico nos permite distinguir en el texto mismo de los cuatro Evangelios el Jesús de la historia y el Jesús de la fe. […]




2. La fuerza espiritual del Jesús de la historia
Nuestro desafío fundamental es recuperar la prioridad fundamental del Jesús histórico sobre el Jesús teológico y cómo interpretar los cuatro evangelios fundamentalmente desde el Jesús de la historia y no desde el Jesús teológico. No se trata de negar el Jesús teológico. Este estará siempre ahí como referencia fundamental para no apartarnos del camino de la ortodoxia, y para no caer en las herejías históricas del cristianismo (arrianismo, nestorianismo, gnosticismo). La reflexión teológica enraizada y fundada en el Jesús de la historia, es ciertamente necesaria para profundizar sistemáticamente en la relevancia y significado del Jesús histórico, en la Iglesia y en el mundo actual. Pero una cristología que ignora al Jesús histórico es una cristología sin Jesús, que no tiene sentido y que, aun más, es un obstáculo para la interpretación de los Evangelios. Muchas veces la cristología "usa" los cuatro Evangelios como fuente para simplemente "probar" tesis teológicas ya elaboradas. Lo que es peor, se usa versículos desconectados como textos de apoyo, sin tomar los Evangelios como una totalidad, con su propia teología histórica y redaccional. El problema es que se usan los cuatro Evangelios sin asumir una interpretación de los mismos, hecha desde el Jesús histórico. Los Evangelios así usados no tienen un fundamento serio en la historia y en la tradición oral de los cuatro Evangelios.
El credo niceno-constantinopolitano, que recitamos todos los domingos, define a Jesús en términos filosóficos y teológicos. Definición ciertamente necesaria en el siglo IV, pero constatamos en ese Credo la ausencia casi total del Jesús de la historia. Decimos de Jesús: "Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero del Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza que el Padre", luego confesamos que Jesús "se hizo hombre, y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos: padeció y fue sepultado". Los dos datos históricos que aquí aparecen son que Jesús "nació y murió", pero nada se dice sobre qué pasó entre su nacimiento y su muerte, para qué nació y porque lo mataron. El Jesús confesado en la Iglesia en un Jesús sin rostro y sin personalidad humana, un Jesús sin palabra, sin hechos, sin proyecto histórico. Lo trágico es que el catecismo de la Iglesia y la teología se construyeron sobre el credo niceno-constantinopolitano, marcando así profundamente la fe de la Iglesia y la tradición teológica sobre Jesús.
Desde otro punto de vista es importante también ampliar el horizonte del Jesús histórico. En la exégesis del Primer Mundo se reduce el Jesús de la historia al Jesús antes de su muerte. Este punto de vista es necesario para una reconstrucción estrictamente histórica de Jesús. Pero creo que el Jesús de la historia hay que verlo también globalmente como el "Jesús antes del Cristianismo" (como sugestivamente titula su libro Albert Nolan). También debemos ver el Jesús de la historia dentro de lo que en América Latina hemos llamado el "movimiento de Jesús", antes y después de su muerte. También debemos situar al Jesús de la historia en el horizonte de "el movimiento de Jesús antes de la Iglesia" (así titulé mi libro sobre los Hechos de los Apóstoles), y, en forma análoga, el movimiento de Jesús en las iglesias apostólicas antes de la cristiandad constantiniana. Todos estos "antes" nos permiten una visión histórica más amplia del Jesús de la historia, aunque sigue siendo siempre necesario considerar el Jesús histórico como el Jesús antes de su muerte, por lo menos desde un punto de vista metodológico que ilumine la historicidad del movimiento de Jesús después de su resurrección, antes de la Iglesia y sobre todo antes de la Cristiandad. […]





3. La fuerza espiritual de los cuatro evangelios
Dijimos que la exégesis del Primer Mundo insiste mucho, y con razón, en el Jesús histórico, pero deja de lado las consecuencias de esta búsqueda para la vivencia de Jesús en la actualidad. En esta búsqueda del Jesús histórico la exégesis de los cuatro Evangelios insiste correctamente en el sentido literal e histórico de los textos. Nosotros también insistimos en éste sentido literal e histórico de los textos, pero sobre todo destacamos su sentido espiritual.
La exégesis del Primer Mundo en los últimos 40 años ha hecho avances realmente extraordinarios en los estudios bíblicos, que nosotros apreciamos y utilizamos, pero estos estudios se mueven en un mundo cerrado, marcado por un cientificismo y un historicismo, donde constatamos la ausencia de la fuerza espiritual de los textos bíblicos. La exégesis dominante evita la dimensión espiritual de las Sagradas Escrituras, para poder dialogar con la modernidad y post-modernidad. Nuestra exégesis por el contrario, no tiene como horizonte la modernidad, sino que se enfrenta fundamentalmente con los desafíos de los procesos de liberación, al interior de los cuales la dimensión religiosa y espiritual es fundamental.
El movimiento bíblico en América Latina, sin dejar de lado el estudio exegético del sentido literal e histórico de los textos, desarrolla al máximo su sentido espiritual, pastoral y comunitario. Debemos, sin embargo, también reconocer, que en nuestro trabajo bíblico se da muchas veces una espiritualidad sin fundamento exegético, que termina siendo una interpretación puramente espiritualista y subjetiva de las Sagradas Escrituras. Dijimos al comienzo que es importante para nosotros el estudio exegético y científico del Jesús histórico y de los Evangelios realizado en la academia del primer mundo, pero nosotros recogemos ese material con otro espíritu y con otra dimensión.
Detrás de un exégeta del Primer Mundo hay una biblioteca, pero detrás de nosotros hay un pueblo. Por eso la responsabilidad espiritual y pastoral del exégeta latino-americano con el Pueblo de Dios y en especial con el movimiento bíblico popular. Todo esto nos exige desarrollar al máximo la fuerza espiritual de los Evangelios. La llamada Lectura Orante de la Biblia es la práctica donde descubrimos este sentido espiritual de los Evangelios. Este sentido es como el huracán y el fuego de Pentecostés, por eso también debe estar siempre "controlado" por el sentido literal e histórico de los textos. […]




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EL PROTESTANTISMO DE MONSIVÁIS
Sergio Antonio Corona Pérez*
Milenio Torreón, 8 de julio de 2011




Uno de los aspectos más interesantes de la personalidad de Carlos Monsiváis, era su fe protestante. Esta fe no la adquirió como ex católico, sino que le venía de familia, por su madre doña Esther Monsiváis.
Monsiváis fue coautor del libro Protestantismo, diversidad y tolerancia (Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2002) y desde luego, también fue un intelectual que defendió los derechos de las minorías religiosas, particularmente de adeptos e instituciones protestantes.
La "enciclopedia" de Monsiváis, es decir, su acervo cultural, incluía en primerísimo lugar, la Biblia, en la versión castellana de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera (1569-1602), muy conocida como Biblia Reina-Valera, de la cual hay revisiones actualizadas de 1960 y 1990.
De ahí que Monsiváis diera gran relevancia, en su imaginario, a estos castellanos "heterodoxos" y a muchos otros íconos, hechos y movimientos centrales en la historia de las Iglesias Reformadas, como Jan Hus, Lutero, Calvino, Teodoro de Beza, Zwinglio, John Bunyan, John Milton, los puritanos, los cuáqueros, la Escuela Dominical, los hugonotes, el almirante de Coligny, la Noche de San Bartolomé, Aggripa D’Aubigné, John Wesley, John Brown, Karl Barth, Martin Luther King, Desmond Tutu.
No debe de extrañar, pues, que un personaje como Carlos Monsiváis, destacara por su voz profética. Hay una relación de causa-efecto entre el bagaje cultural de Monsiváis y su actitud crítica hacia el poder. Ya que abordamos este artículo en un contexto bíblico, entendamos que en la Biblia, el profeta no es el que predice el futuro. En el uso cotidiano de Israel, "profeta" significaba más bien "intérprete de la voluntad divina para la humanidad" o "el que mira y declara las cosas desde el punto de vista de Dios".
Los profetas jamás fueron miembros del clero, siempre fueron promotores del cambio social, al denunciar la injusticia, la falsedad y la opresión. Un buen ejemplo del presente lo tenemos en el poeta Javier Sicilia. A raíz de su terrible pérdida, la desaparición de su hijo en circunstancias poco claras, se ha desarrollado en el poeta una percepción muy particular de la realidad social, que le ha llevado a ver con claridad meridiana, y por ende, a denunciar, los aspectos más negativos y abusivos del poder. Ha cobrado liderazgo y poder de convocatoria a nivel nacional. Por razones como éstas, los profetas siempre fueron perseguidos por los poderosos.
Monsiváis fue distinguido con señalados reconocimientos y premios, entre ellos el Príncipe Claus que otorga Holanda (1998), la medalla Gabriela Mistral de Chile (2001) y el Premio FIL de Literatura de Guadalajara (antes Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo) de 2006, así como con un Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Arizona (2006).
Aunque este Cronista Oficial no es afecto a calificar con epítetos ni calidades, debe reconocer que en Monsiváis, México tuvo a uno de sus protestantes más notorios.





* Doctor en Historia, cronista oficial de Torreón desde 2005.

Actividades

EL MINISTERIO DE ACCIÓN SOCIAL PRESENTA LA CONFERENCIA SOBRE MENOPAUSIA HOY A LAS 1 7 . 30 HRS . LOS ESPERAMOS


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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO II
Martes 12 de julio, 19 hrs.

EL ENSUEÑO DE LA ESPOSA (Cantares 3.1-5)
Modera: D.I. Israel Núñez


CANTARES 3.1-8, REINA- VALERA CONTEMPORÁNEA


Por las noches, en mi lecho,
busco al que amo con toda el alma.
Lo busco, y no lo encuentro.
Me decido a levantarme
para rondar por la ciudad,
por las calles y avenidas,
en busca del que amo con toda el alma.
¡Lo busco, y no lo encuentro!
Los guardias, los que rondan la ciudad,
me encuentran, y les pregunto
si han visto al que amo con toda el alma.
¡Y al poco tiempo de hablar con ellos
encuentro al que amo con toda el alma!
¡Lo abrazo, y no lo suelto
hasta llevarlo a la casa de mi madre,
hasta la alcoba donde fui concebida.
Doncellas de Jerusalén, yo les ruego
por los corzos y por las ciervas del campo,
que no despierten a mi amada,
¡que no interrumpan su sueño,
mientras ella se complazca en dormir!
¿Quién es ésta que viene por el desierto
y asciende como columna de humo?
¡Viene envuelta en el suave aroma
de mirra, incienso y finos perfumes!

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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

14-15 – Conferencias sobre ministerios femeninos
17 – Acción de gracias por fin de cursos y ciclos escolares
18-22 – Escuela Bíblica de Vacaciones

Una humanidad justa en el marco de la salvación, L. Cervantes-O.

10 de julio de 2011


Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
I Juan 2.1

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios…
I Pedro 3.18

1. Jesús, la justicia y la justificación
Entre las actitudes más llamativas de Jesús, evidenciadas muy claramente en el Cuarto Evangelio, destacan su crítica y rechazo hacia el pecado personal y social, así como la afirmación de su propia justicia. En el cap. 8, luego del episodio de la mujer que fue sorprendida en adulterio y de la denuncia de la doble moral hacia ella, Jesús se auto-anuncia como “la luz del mundo” (v. 12) y propone su seguimiento como la posibilidad real para descubrir un camino de vida auténtico y verdadero. La respuesta farisea, muy puntual, fue que, él no podía dar testimonio de sí para legitimarse sino que alguien más tendría que hacerlo. Ante ello, el atrevimiento de Jesús fue mayúsculo: subrayó su propio testimonio con la fuerza de los hechos respaldados por Dios (vv. 14, 16, 18) y criticó la perspectiva farisea, basada en las apariencias y no en la profundidad (v. 15), a causa de su visión legalista de la vida. Con todo, Dios mismo también testificó a su favor: “el Padre da testimonio de mí”. Además, Jesús les advierte que morirán en sus pecados si no siguen su camino de justicia y verdad (v. 21) y se refiere a la congruencia total entre su mensaje y su vida: “yo hago siempre lo que le agrada al Padre” (v. 29b), manifestando con ello la razón de ser de su justicia y de su victoria, ya desde su vida terrenal, sobre el pecado, algo completamente inaudito. Gracias a esa congruencia muchos creyeron en él, destaca el texto (v. 30).
En el debate con los judíos, el tema de la libertad se enlaza con el de la justicia y el pecado y lo lleva a señalarles la nueva forma de esclavitud en la que viven (v. 34). Alejarse de la justicia de Dios los lleva a conocer formas de esclavitud que, aparentemente, habían superado. Jesús se complace en señalar su orgullo como hijos de Abraham y al mismo tiempo los lleva al terreno práctico en el que sus obras contradicen las maravillosas enseñanzas y testimonios que habían recibido: “Si fueran hijos de Abraham, harían lo que él hizo” (v. 39). Pero una muestra de que no comprenden los nuevos rumbos trazados por Dios es que se negaron a ver en su trabajo la obra de Dios y se convierten en asesinos potenciales al conspirar contra él para matarlo (40a).
“El lenguaje de Jesús” (v. 43a), un lenguaje basado en la más íntima comunión con Dios y en la práctica de la justicia, de ahí que la acusación que hace a los judíos es eminentemente ética, pues vincula sus acciones a otro origen, el opuesto al que dicen seguir y aunque la acusación es sumamente fuerte (“Ustedes son de su padre el diablo”, v. 44a), el énfasis práctico de la misma se orienta hacia la desobediencia radical hacia Dios. Lo que caracteriza a esta forma de injusticia es, sobre todo, el desapego hacia la verdad, propia del enemigo de Dios (v. 44b). Hoy hablaríamos, en términos socio-políticos, incluso, de “transparencia”, esto es, de una praxis consistente en forma y fondo, basada en presupuestos y valores dignos de confianza, en la línea de la manera de hablar de Jesús, como “venidos de Dios”. Por eso él hablaba con verdad todo el tiempo, pero su palabra no era aceptada (v. 45). Para el Cuarto Evangelio, este rechazo de la verdad es el mayor pecado y el alejamiento total de la justicia de Dios, lo cual no era poca cosa para quienes decían detentar el monopolio del conocimiento divino a través de la Ley. De ahí la gravedad de la acusación contra ellos.


2. Jesús, modelo de justicia en vida y obra
En conformidad con las enseñanzas del Antiguo Testamento, Jesús enseñó y practicó una obediencia activa de la voluntad de Dios, sin fisuras de ningún tipo. La congruencia entre enseñanza y vida lo hizo, como bien recordó Mateo, “un maestro con autoridad”. En Jn 8, Jesús no hace alarde de su ausencia de pecado (v. 46) como una pose, sino como la afirmación de que practicaba el designio de Dios en todo lo que hacía. Por ello, la justicia de Jesús es establecida en su vida humana como la fuente que posibilitaría la salvación y como la demostración palpable de que es posible hacer visible en el mundo el impacto de dicha justicia para transformar a las personas y contribuir a cambiar las estructuras que desean alejarlas de ella parta instaurar formas cada vez más sofisticadas de sometimiento y violencia:

Jesús describe como recto aquello que es conforme a la voluntad de Dios, revelado en el Antiguo Testamento y en sus enseñanzas. La fundamentación de las enseñanzas de Jesús sobre la recta conducta es que el Reino de Dios ha sido inaugurado en su propia persona y ministerio. Cuando Jesús inaugura el Reino, El trae rectitud para pasar y espera una conducta recta de sus seguidores. La participación en el Reino de Dios exige una obligación ética y la justa participación exige una obediencia a la religión veterotestamentaria.
La ley y los profetas se han cumplido en El (Mt 5.17), así revela una nueva forma de comportamiento, por ello la rectitud de sus seguidores no está en que ellos estén conformes con las leyes, sino el fruto necesario de una promesa a Jesús como Mesías y Señor. […]
Para Jesús la persecución de rectitud es obedecer la voluntad de Dios en todos los aspectos (personal, social, comunitario).
[1]

La justificación debe experimentarse no sólo como una doctrina en la cual creer, sino que sobre todo es necesario verificarla en los hechos cotidianos como pasión por la justicia en todos los terrenos. Así será posible vivir, en términos de salvación, en consonancia con la voluntad divina de redimir a quienes deseen consagrar sus miembros “al servicio de la justicia” (Ro 6.19), una labor titánica en medio de un mundo que vive sometido en las garras de la injusticia. Pero se trata de la lucha anunciada y vivida por Jesús para traer las bondades del reino divino al mundo.

En lógica con el ejemplo de Jesús, seguirle es comprometerse en la justicia, viviendo como El vivió (1 Jn 2.6) y por lo mismo toda espiritualidad vive de la justicia, regalo y praxis del Espíritu Santo.
El justo vive por la fe (Rom 1,17; Heb 10,38), así es en verdad, el justo se apoya en ella creyendo en Jesús (Rom 3,21) y por lo mismo su entrega a la justicia es fuerza de Dios y fuerza del Evangelio (Rom 1,16).
Quien cree trabajar por la justicia, ya que fe y justicia están íntimamente unidas no solo en cuanto gracia de justificación, sino también en la dinámica de las relaciones sociales. Igualmente se hallan unidas porque ambas se definen como praxis.
[2]

Notas

[1] Antonio Llamas, “Justicia”, en www.mercaba.org/DJN/J/justicia.htm.
[2] Santiago Ramírez, “La justicia, praxis esencial al Evangelio”, en Conferencia Ecuatoriana de Religiosos, www.vidadelacer.org/index.php?option=com_content&view=article&id=490:la-justicia-praxis-esencial-al-evangelio-santiago-ramirez&catid=112:justicia-y-paz&Itemid=124

¿Quién dicen ustedes que soy yo?, Néstor Míguez



Con la pregunta "¿quién dicen ustedes que yo soy?", Jesús acepta entrar en este juego de enigmas acerca de su identidad, y es para nosotros una invitación para avanzar en algunas comprensiones del Jesús histórico a la luz de las experiencias de sus discípulos. En lugar de decir quién es él desde sí (cosa que nunca afirma explícitamente en los relatos de los sinópticos), pregunta por su identidad en la percepción de sus seguidores más inmediatos. Pero esta pregunta vino después de una primera: "¿Quién dicen las gentes que yo soy?" (Lc 9.18). Esta otra pregunta del mismo Jesús marca que, en primer lugar, su historia ha de ser recobrada desde las formas en que impactó a sus contemporáneos, desde las percepciones del pueblo humilde, de los campesinos y habitantes de las aldeas y poblados de Galilea que lo conocían directamente. Esto es lo que a Jesús le interesa saber. […]

sábado, 2 de julio de 2011

Letra 226, 3 de julio de 2011






1. Jesucristo, hombre libre
La verdad es que esta fórmula no aparece nunca en el Nuevo estamento. Y quizás haya más todavía: el himno de la carta a los Filipenses (2,5-11) culmina todo el camino de Jesús con la gran profesión de fe de la Iglesia: «Jesús, el Mesías, es Señor». El hombre Jesús, el hombre como tal, ha llegado a la plena soberanía; a él, que había aceptado antes (no por obligación, sino voluntariamente) ser semejante a un esclavo, asumir los rasgos propios del esclavo, Dios, su Padre, le otorgó por gracia la plenitud de una libertad que nada tiene que ver con nuestras pequeñas contraposiciones terrenas: dueño-esclavo. El es el Soberano; El es el Señor. Esta es la herencia que recibió, la herencia de la que quiere hacernos partícipes. Confesar a Jesús como Señor no es anonadarse ante El; es reconocer, es proclamar que nosotros participaremos de su Soberanía de Hijo.


Atención: En lenguaje cristiano y en lenguaje bíblico, por tanto, enriquecido por todo el pasado del Antiguo Testamento, la libertad, la afirmación de que un hombre es libre, adquiere todo su sentido por su relación con el acontecimiento fundante del Pueblo. La primera figura de la liberación, la que esboza sus rasgos esenciales, es la liberación de Egipto. En la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación se hace una advertencia muy atinada: cuando leamos el Éxodo, podremos poner el acento, efectivamente, en la terminación de la servidumbre, de la opresión y de aquellos duros y forzosos trabajos a que estaba sometido Israel en tierra extraña. No se puede prescindir de esta dimensíón. Liberación es, en primer lugar, ser «liberado de». Pero los relatos del Éxodo, dentro de su misma diversidad, coinciden en un punto: la liberación no es sólo la salida de Egipto; es también la llegada de una partida de tribus, sin duda muy diversas, al pie del Monte: acuden allí a la llamada del Señor, a la convocatoria del Señor, que de aquel montón de fugitivos hace su Pueblo, un Pueblo libre. Y libre por su adhesión al Dios que le salva, por su adhesión al Dios que le convoca.

Así pues, toda liberación deberá considerarse siempre como ruptura y como apertura a la vez. Será siempre el fin de un régimen que acabaría conduciendo a la muerte. Y será también el nacimiento de una comunidad nueva, que en la adhesión al Dios único, al Dios vivo, encuentra la vida y la esperanza. En este sentido hablamos de Jesús como del hombre libre, en el sentido negativo y en el sentido positivo.



Volved a leer el testimonio, recogido en el Nuevo Testamento, de quienes convivieron con Él, de los que fueron sus compañeros de camino y llegaron a ser sus testigos y que, antes de convertirse en sus predicadores, fueron sus oyentes. ¿Qué nos dicen? Por una parte, hacen gran hincapié en el aspecto de la ruptura que yo llamaba antes negativo: es decir, que en Jesús no encontramos indicio alguno de esos apegos que la «carne y el mundo» originan en nosotros con demasiada frecuencia. La «carne» es ese campo de los impulsos interiores que pueden encadenarnos. Es curioso que los tres evangelistas sinópticos abran el relato de la vida pública de Jesús con la escena de la tentación o, más bien, de las tentaciones en el desierto.



1.1. Libre frente al tener: Mt 4.1-11

La primera tentación es moneda corriente. El hombre es un ser con naturaleza; por lo tanto, con necesidades. No puede vivir sin alimento, sin techo, sin vestidos, sin tiempo disponible, sin cultura. La lista va en aumento. Tanto crece que nunca tendremos bastante; y para satisfacer estas necesidades enormemente elásticas, no podremos por menos que desear cada vez más riquezas. La mayoría de los hombres están encadenados. Mammon, lo llama el Evangelio. Sí, nunca tenemos demasiado, pues siempre miramos sólo a los que son más que nosotros, a los que tienen más que nosotros; porque, en este mundo en que vivimos, la carrera del tener se ha convertido en el motor ordinario para poner en movimiento a las multitudes. Todos desearían prosperar mucho, pero en esa dinámica y en nuestras estructuras mundanas presentes se introduce una ruptura irreparable entre la extrema opulencia, por un lado, y la extrema miseria, por otro; entre la excesiva riqueza y la indigencia. Jesús hizo otra opción diferente. Venció en Sí mismo toda preocupación por poseer. No tuvo «dónde reclinar la cabeza».



1.2. Libre frente al valer

La segunda tentación no es menos clásica, menos corriente. Es verdad que la invitación a lanzarse sin paracaídas al vacío, desde lo alto del alero del templo, parece muy circunstancial. Sin embargo, lleva en sí la dimensión de un desafío: realizar un hecho milagroso... Porque todavía seguimos pensando que los milagros son hechos que escapan a las leyes de la naturaleza. Aquél habría violado la ley de la gravitación universal. Pero el gesto habría tenido la ventaja de concitar sobre Jesús las miradas y la admiración de todo el mundo. Con aquel gesto habría ganado Jesús prestigio y fácil renombre. Esta búsqueda de la consideración, de la admiración, esta voluntad de hacerse valer es, verdaderamente, uno de los impulsos fundamentales que explican la conducta de la mayor parte de los hombres. Jesús no claudica ante esta fascinación. Frente al deseo que nos lleva a nosotros a hacernos valer, a seducir a los demás, a despertar en nuestro provecho los deseos ajenos, Jesús es libre.



1.3. Libre frente al poder

Libre también ante la tercera tentación: el ansia de poder. Querrán hacerle rey. El se negará a semejante pretensión. En su pasión será únicamente un rey de mofa, a costa de una entronización bufonesca. La libertad con que vive le hace ser soberano, pero esa soberanía jamás se trocará en voluntad de dominación sobre otros hombres. Jesús sólo será terrible para los demonios. Después de haberlos expulsado, en la otra orilla del lago, se verá rechazado por los habitantes de aquel lugar. Aceptará su rechazo, sin intentar imponérseles en modo alguno.Tener, valer, poder... De estos tres impulsos, que son siempre una amenaza para la frágil libertad de los hombres, no hallamos en Jesús ningún rastro en los testimonios evangélicos. Incluso El mismo se atreverá a decir: «¡A ver, uno que pruebe que estoy en falta!». Está limpio de pecado. Su extremada indulgencia para con los pecadores es la de un hombre libre de todo compromiso; pero libre también de despreciar o menospreciar a nadie.

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LAS RELIGIONES PERDERÁN A LA MUJER POR ELPATRIARCADO

Juan G.. Bedoya

Prensa Ecuménica, 30 de junio de 2011



"Si Dios es hombre, entonces el hombre es Dios y la mujer le debe sumisión y obediencia". Esta idea de la filósofa estadounidense Mary Daly le sirvió a la teóloga Margarita Pintos para lamentar la imagen patriarcal de Dios y sus consecuencias para las mujeres en prácticamente todas las religiones.



Fue el tema de una jornada de debates en el Centro Cultural Nicolás Salmerón con el título “La mujer en las religiones”. La organizó la Asociación para el Diálogo Interreligioso de la Comunidad de Madrid (ADIM), que preside Pintos. "Las religiones nunca se han llevado bien con las mujeres, que son las grandes olvidadas y perdedoras", fue una de las conclusiones.San Agustín afirmó que la inferioridad de la mujer pertenece al orden natural; Tomás de Aquino la define como un "varón imperfecto"; Lutero habla de las mujeres como inferiores de mente y cuerpo por haber caído en la tentación, y el actual arzobispo de Granada ha argumentado que "el hombre está hecho para el altar y las mujeres para parir". Pese a todo, "las mujeres son las más fieles seguidoras de las religiones, las mejores transmisoras de las creencias y las que muchas veces reproducen el mismo patriarcado que las somete", concluyó la teóloga Pintos.



Estas citas, en boca de algunas ponentes, dibujaron una situación, aún inamovible, en la que solo los varones pueden ser sacerdotes en la Iglesia católica, imanes en el islam y rabinos en el judaísmo ortodoxo. Pero ni los textos sagrados ni algunas tradiciones justifican esa marginación, como demostraron Cristina Segura Graiño, catedrática de Historia Medieval en la Universidad Complutense, y las representantes de las confesiones bahái (María Jesús Rodríguez de la Fuente), budismo soka gakkai (Inés Vázquez) y de Brahma Kumaris (Marta Matarín), entre otras ponentes.



El teólogo Juan José Tamayo, que abrió la jornada, dibujó un panorama desolador sobre la relación mujer y religión, pero se mostró optimista porque, dijo, "ha surgido una nueva forma de pensar y de reformular las creencias y las prácticas religiosas". Se refería a la teología feminista. Según el director de la cátedra de Religiones de la Universidad Carlos III, en la teología feminista las religiones podrían encontrar una salida a una crisis que no cesa. "En el siglo XX las religiones perdieron a la clase obrera porque se colocaron del lado de los patrones y condenaron las revoluciones que luchaban por una sociedad más justa; en el siglo XX perdieron a los jóvenes y a los intelectuales por posiciones filosóficas y culturales integristas y antimodernas. Si continúan por la senda patriarcal, en este siglo XXI perderán a las mujeres", sentenció.
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CONFERENCIA INSTA A LAS IGLESIAS A UTILIZAR LA EDUCACIÓN PARA COMBATIR EL RACISMO


Al término de una conferencia que tuvo lugar la semana pasada en Managua, Nicaragua, dirigentes de iglesia de América y el Caribe hicieron un llamamiento a las iglesias de todo el mundo para que incluyan las cuestiones relacionadas con el racismo en la educación. Organizada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), la conferencia -la primera en reunir a dirigentes de iglesia de las comunidades afrodescendientes de América y el Caribe- se centró en la violencia del racismo contra las personas de ascendencia africana en la región.


En la declaración final, se alienta a las iglesias, que dirigen instituciones educativas, tales como universidades, facultades, colegios y escuelas dominicales, en todo el continente a revisar sus programas de estudios con objeto de incluir la educación sobre el racismo y la discriminación racial, un hecho tan común en América Latina.


"Parte del papel profético que las iglesias desempeñan consiste en denunciar todas las formas de injusticia, y en América Latina el racismo es una enorme injusticia a la que en gran parte no se presta atención", dijo el Dr. Jorge Ramírez Reyna, un participante peruano de la conferencia. "En América Latina y el Caribe, según la CEPAL [la Comisión Económica para América Latina y el Caribe] unos 150 millones de afro-descendientes viven en situaciones de exclusión, marginación y pobreza".


"Sabemos que en toda América Latina se practica la discriminación por el color de la piel", afirmó Ramírez. "La personas negras tienen mayores probabilidades de ser víctimas de la violencia y de ser pobres, y menos posibilidades de alcanzar puestos de responsabilidad o poder. La educación puede ayudar a resolver este problema".


Los participantes, en la declaración de la conferencia, instan a las iglesias relacionadas con el CMI y el CLAI a utilizar los recursos e infraestructuras de que disponen para educar a la gente. (CMI)

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...